Hstoria De La Oroya

LA HISTORIA DE LA OROYA

La historia es un elemento esencial de la riqueza cultural y espiritual de un pueblo. Representa la memoria, la tradición milenaria y uno de los componentes de la identidad que es transmitida a través del tiempo. Estos valores de la cultura contribuyen a reafirmar la identidad de nuestros pueblos. La Oroya pertenece a un territorio, a una cultura que se desarrolló durante miles de años a orillas del Chinchaycocha, del Yauli y del Mantaro.

Los restos encontrados en los cerros de La Oroya, dan testimonio que sus primeros pobladores se dedicaron al pastoreo y a una rudimentaria agricultura. Se presume que eran descendientes de huancas y tarumás que luego de salir de su lugar de origen, se asentaron en este nudo geográfico de los andes.

Los primeros habitantes en un inicio poblaron las cimas de los cerros, aprovechando las concavidades naturales existentes en ellos, construyendo poco después rústicas posadas. Posteriormente, las pocas construcciones que existían fueron utilizadas por viajeros y arrieros como áreas de descanso. Con el paso del tiempo, los habitantes de este lugar se asentaron a las orillas del río Mantaro, en lo que hoy se conoce como La Oroya Antigua. Antes de la llegada de los españoles, a La Oroya se le denominaba Callampa por las cruces que hay en ella y la pampa que existía en medio. El paso de los conquistadores por estas tierras dejó profundas huellas al fundar ciudades, muchas de ellas con nombres de santos; tal es el caso de San Jerónimo de Callampa, el 20 de Julio de 1681.

La conformación geográfica de La Oroya exigía tener un medio de comunicación entre los habitantes de las márgenes derecha e izquierda del río. Esta necesidad empujó a los habitantes de ambas márgenes a construir un "huroya" (que tienen forma de canasta y que cruzaban el río de una orilla a la otra para transportar personas, animales y cosas de un lado a otro del río), pudiendo realizar sus intercambios de productos y proseguir el viaje entre la costa, la sierra y la selva. (Así lo calificaron los primeros españoles en la época de la conquista al ver la semejanza que tenía con las "uruyas" que ellos tenían en España), ahí el origen del nombre de La Oroya donde está el actual puente Cascabel,

La Oroya era un Tambo, donde la gente llegaba, por ejemplo si querían pasar para el Valle del Mantaro, Tarma; tenían que llegar a ese puente "Uruya", y tenía que pagar una suma, para que le hagan pasar sus pertenencias a las personas por esos famosos "Uruyas".

La llegada de los invasores españoles, forma parte de la frustración del desarrollo autónomo y la desaparición del Tahuantinsuyo por acción violenta de los invasores, quienes imponen una organización política, religiosa, económica y cultural de explotación, degradación y aniquilamiento de la población andina.

El ferrocarril central llega a La Oroya el año 1893, consolidando a La Oroya como una importante ciudad de tránsito en la región central del país y dándole un nuevo impulso a la actividad económica, los miembros originales

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