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Héroes Del Rompimiento Del Sitio De Huajuapan.


Enviado por   •  7 de Marzo de 2015  •  3.841 Palabras (16 Páginas)  •  458 Visitas

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“La historia es, ante todo, memoria del pasado en el presente. Es una recreación colectiva… es el hogar de la conciencia de un pueblo, el contexto objetivo de su modo de pensar, de sus creencias, de su visión de la realidad, de su ideología, incluso cuando es expresión individual… ”

-Arnaldo Córdova in memoriam-

ABSTRACT:

Durante la primera parte del presente ensayo, se pretende realizar un análisis reflexivo acerca de la importancia que tiene el conocimiento de nuestra historia sobre la vida de las y los huajuapeños, posteriormente, a manera se síntesis, se narrará la historia de nuestros orígenes hasta llegar a la época de Independencia, para entonces, mostrar la vida y obra del Coronel Valerio Trujano, y la destacada participación que el pueblo de Huajuapan tuvo durante el sitio impuesto por el ejército realista, y hasta su rompimiento. Finalmente, se nos invitará a hacer conciencia de honrar a nuestros héroes, a través de la conquista de los retos que hoy en día enfrentamos.

Historia ¿para qué?

Sobre la interrogante que se nos presenta, dice Octavio Paz, en su Laberinto de la Soledad, que “Despertar a la historia significa adquirir conciencia de nuestra singularidad, momento de reposo reflexivo antes de entregarnos al hacer”, y es por ello, que el despertar de nuestra historia, la historia de nuestros héroes, lo que nos permitirá, sin lugar a duda, lograr encontrarnos con nuestro pasado, conocerlo, y una vez conquistado, trascenderlo hasta la eternidad, porque conocer nuestra identidad, significa reconstruir nuestras propias vidas y reconocer que somos parte de una colectividad inmensa, producto de numerosas batallas y la incansable lucha de hombres y mujeres que le dieron a nuestra esencia, patria y libertad.

La historia, al explicar su origen, dice Luis Villoro, “permite al individuo comprender los lazos que lo unen a su comunidad…y al hacer comprensibles los lazos que lo unen a una colectividad, la historia promueve actitudes positivas hacia ella y ayuda a consolidarlas,” por tales motivos, considero, que al estar conscientes de nuestro pasado, es como lograremos cohesionarnos y justificar desde esa visión, aquellos fines y objetivos en común que perseguimos diariamente, en aras de hacer de nuestro municipio un lugar mejor.

Ahora bien, no es la intención principal de este ensayo, narrar la historia completa de la vida nacional, más bien, es resaltar la vida de los héroes provinciales; principalmente de aquellos que fueron partícipes de uno de los hechos más heroicos y trascendentales: el rompimiento del sitio más largo de la historia de la Independencia, es también finalidad, poner de relieve a aquellos acontecimientos que contribuyeron a la formación de nuestra propia historia dentro de la misma, porque precisamente, lo que se pretende, es mostrar a la historia desde una óptica descentralizada, dejar de mirar desde la lejanía lo que vivimos de cerca, y comprender que como pueblo, en la lucha y la conquista de nuestra Independencia, fuimos tan partícipes como el propio Padre de la Patria o el mismísimo José María Morelos y Pavón, motivos éstos, entre otros, por los cuales nuestra ciudad conquistó la más alta insignia de ser llamada Heroica, cuando por el Decreto Legislativo número 196, logró consumarse por completo el 26 de agosto de 1997.

Huajuapan, sus orígenes.

Hasta el día de hoy, los antecedentes más sobresalientes que se han registrado sobre nuestros orígenes, nos remontan a la época prehispánica, y específicamente a los albores de la cultura mixteca, considerando, principalmente, como fuente directa de nuestra historia, a la tradición oral y a algunos escritos, que nos relatan que los primeros asentamientos humanos tuvieron lugar en el Cerro de las Minas, el Cerro de la Soledad, el Cerro del Sombrerito, Acatlima y lo que actualmente es Santa Teresa, lugares en dónde se asentaron los mixtecos alrededor del año 400 a.C. aproximadamente.

Sobre la forma de vida que llevaban nuestros antepasados, podemos mencionar las investigaciones que realizó el arqueólogo Marcus Winter, quien concluye, que a la llegada de los españoles, el Cerro de las Minas tenía 700 años de haber sido abandonado. .” Luis de Guadalupe, narra que los habitantes de los Cerros del Sombrerito y de las Minas bajaron a poblar las llanuras ubicadas junto al río, y que fue en ese lugar donde los funcionarios virreinales encontraron un lugar propicio y estratégico para fundar la Congregación de Guajuapa, en el Decreto del 19 de diciembre de 1601, por el virrey Álvaro Manrique de Zúñiga Guzmán.

Sobre la integración y la importancia política que tuvo nuestro territorio durante las diversas etapas de su historia, Margarita Menegus, menciona que Huajuapan no tuvo importancia como señorío en la época precortesiana, pero si llegó a tenerla durante la etapa colonial. “La jurisdicción política de Huajuapan creció en importancia durante la época colonial debido a que era un cruce de caminos para las distintas rutas comerciales que unían a Puebla con Antequera y a esta con Veracruz, y, finalmente, en 1786 fue transformada en subdelegación a partir de la promulgación de la Real Ordenanza de Intendentes”

La independencia de México.

La compleja y crítica situación de la corona española en 1808, provocó el nacimiento de revueltas a intrigas en la sociedad novohispana, los ideales de independencia comenzaron a propagarse en diversos grupos y regiones, tanto en criollos como en mestizos. Desde entonces, hubo intensos golpes de estado, y conspiraciones que desembocaron en Querétaro. En 1810, en casa de los corregidores Miguel y Josefa Ortiz de Domínguez se organizaban “tertulias literarias” a las que asistían los capitanes Ignacio Allende y Juan Aldama, algunos comerciantes y sacerdotes, y entre ellos el cura de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla. Las conspiraciones sobre la libertad de la Nueva España planeaban iniciar una insurrección para el mes de diciembre, pero al ser descubiertos, Aldama, Allende e Hidalgo decidieron lanzarse a la lucha, de ese modo, el día domingo 16 de septiembre de 1810, el cura Hidalgo, llamó a misa, pero con la finalidad de dar el mensaje de libertad, unidad y lucha en contra del mal gobierno. Fue así como campesinos, artesanos, y peones tomaron entre sus manos hondas, palos, machetes, y siguieron al cura.

Poco a poco la insurrección continuó extendiéndose a lo largo y ancho del territorio novohispano. José María Morelos y Pavón, Cura de Carácuaro, se presentó ante Hidalgo y éste le encargó tomar Acapulco, y tiempo después al ser fusilado Don Miguel Hidalgo, Morelos decidió retomar el movimiento de Independencia realizando diversas acciones de batalla, entre ellas, una en dónde la participación especial del Coronel Valerio Trujano y los Huajuapeños fuimos partícipes.

La Insurgencia en la Mixteca.

La Mixteca no fue ajena a los abusos y sometimientos que los españoles ejercían de manera sistemática sobre los indios, el grito interno que exclamaba ardientemente por justicia se escuchaba entre mujeres y hombres, como lo menciona Luis de Guadalupe, en su destacada obra, Morelos en Oaxaca. La supresión de los señoríos decretada desde la Constitución de Cádiz en 1811, no trajo ningún beneficio a los indios, contrariamente, fomentó la avaricia y los cacicazgos, como el de Mariano Francisco Villagómez de Villagómez, quien fue dueño de Huajuapan y otros pueblos de la Mixteca Alta y Baja durante el sitio de Huajuapan en 1812.

En medio de esta etapa de conflictos constantes entre caciques e indígenas, los reclamos llegaron a ser escuchados por el generalísimo Morelos en 1811, y otras más durante su estancia en Huajuapan y a su paso por Tehuacán, durante agosto de 1812.

Valerio Trujano y la Independencia.

Nacido en el pueblo de Tepecoacuilco Guerrero, el 19 de mayo de 1767, Valeriano Antonio, como fuese su nombre de pila. Hijo de legítimo de Manuel Salvador y de Ana María. Creció en medio de la humildad y la carencia de muchos bienes, en el Rancho del Cerrito de las Cabras, su oficio de arriero le permitió desarrollar grandes habilidades y destrezas que lo prepararon para el llamado de Morelos, que lo integró a la causa insurgente a la edad de 44 años.

Nombrado jefe insurgente, inició sus intervenciones en su natal Tepecoacuilco, Iguala, Huitzuco y Taxco, y junto con Morelos pronto propiciaron una derrota a los realistas, y luego de tomar la importante plaza de Tlapa, mostrando su gran valentía en esos eventos, motivo por el cual, Morelos le confió la desocupación de los realistas que se encontraban fortificados en Silacayoapan, lugar desde donde ejercían dominio sobre la Mixteca Baja, lugar estratégico que era la entrada a la capital de Antequera, por tanto, era sumamente importante para Morelos conquistar ese lugar, y así lograr entrar en auxilio de los indios que adolecían de malos tratos.

Una vez que el Coronel logró apoderarse de Silacayoapan, ya estaba próximo a la Mixteca Baja, enterándose de esto los indios de la Mixteca de la Costa, les despertó el ánimo revelándose en contra de los realistas, no obstante, la noticia también llegó hasta la capital de la provincia de Antequera, y el Comandante Realista, don Bernardo Bonavía y Zapata, se inquietó por esto, y exigió el apoyo de los caciques para combatir a los insurgentes, intimidando éstos, a los indios para que resistieran la entrada del ejército insurgente a la capital.

A este llamado se sumaron los caciques, como Gabriel Esperón, Juan de la Vega, bajo las órdenes de José Régules Villasante, explotador de la grana cochinilla y de los indios en la región de Nochixtlan. Régules se fortificó en el ex convento que perteneció a los dominicos en Yanhuitlán, para desde ahí esperar la llegada de los insurgentes bajo las órdenes de Trujano que venían de la Costa, dónde gloriosamente ganaron batallas sangrientas contra los realistas Francisco Paris y Juan Antonio Caldelas. Régules se concentró en los muros del ex convento con 400 infantes y 100 caballos, y luego de presentarse los insurgentes atacaron la posición, pero fueron derrotados por Régules, tomando consigo a 300 prisioneros, y saliendo en persecución de los insurgentes que estaban al mando de Nicolás Bobadilla, quien se defendió pero fue derrotado.

Por tales motivos, se reunieron en la Tamazulapan, don Miguel y Don Nicolás Bravo, el padre Mendoza y Don Valerio Trujano para planear el abatimiento y la aniquilación de Régules, nos cuenta el historiador David Cardona que:

“Se acordó atacar a Yanhuitlán correspondiéndole a Trujano la parte norte de la población. Asaltando fosos y ganando trincheras cumplió la orden; los otros jefes haciendo alarde de audacia penetraron por diversos rumbos de la población y después de una lucha encarnizada, quedó reducido Régules a la Iglesia…”

No obstante, se pensó que Régules ya estaba pronto a ser derrotado, y los hermanos Bravo y la mayor parte de sus tropas partieron a Cuautla, siendo que Morelos los requería porque el realista Calleja le había impuesto sitio, dejando solo a Trujano, quien, debilitado también, no puedo evitar que Régules se recuperara, persiguiendo a Trujano quien se refugió en Huaxuapa.

El sitio…

“El año de 1812 –dice don Rafael Vidal-, al comenzar la estación de aguas, arribó a esta Cabecera, el coronel Insurgente DON VALERIO TRUJANO, procedente del rumbo de Tixtla, pero que llegó del rumbo de Yanhuitlán, cuya población incendió, traía a sus órdenes un número corto de soldados; luego que llegó encontró bien preparado el sentimiento de INDEPENDENCIA en el ánimo de este vecindario, por DON IGNACIO NAVARRO, quien luego que tuvo la noticia del grito de libertad iniciado en el pueblo de Dolores, infundió en el corazón de los huajuapeños, el amor a la patria, persuadiéndolos de que el plan de los independientes era el más justo y santo, y que por lo mismo todos debían recibirlo por bueno y que como hijos de México, todos estaban en el deber de cooperar en el deber de tan grandioso pensamiento, por lo que merecío la simpatía de los habitantes de la Baja Mixteca, y de que resultó, que a la llegada del señor Trujano a esta población, e informando de que el señor Navarro era el que daba impulso al partido de Independiente, lo honró con el nombramiento de SUBDELEGADO de todo el territorio que hoy comprende los distritos de Huajuapan, Silacayoapan y Juxtlahuaca, cuyo cargo lo desempeño con energía y rectitud hasta que fue fusilado… ”

Es importante, mencionar también, el enérgico papel que desempeñaron José “Chepito” Herrera, Ventura Rodríguez y el tezoateco Miguel Camacho, en el consentimiento y la difusión del movimiento liberador por estas tierras.

Una vez asentado y refugiado en Huajuapan, el Coronel Trujano, logró valerse de todos los indígenas que habían llegado de varios pueblos para reforzar sus filas, organizó sus tropas, y pudo prevenir con gran sabiduría el sitio que los realistas más tarde impondrían.

A su llegada a Huajuapan, los realistas con sed de venganza, que eran muy superiores en número, ya que eran casi mil hombres contra 300 de los insurgentes, valoraron las circunstancias geográficas del lugar, y conscientes de las múltiples salidas de escape para los insurgentes, decidieron poner en sitio a Huajuapan el 5 de abril de 1812, quedando la población cercada de la siguiente manera: Al norte con salida a Cuautla, por el rumbo del Calvario, quedó bajo el resguardo de Juan Antonio Caldelas, con los negros que traía de la Costa; al poniente, con salida a Silacayoapan y Tlapa, dándole la vuelta a la población, se quedó en espera el rico Gabriel Esperón; al sur, tapando la salida a la Costa, se colocó el rico hacendado, Juan de la Vega; y finalmente, al Oriente, se colocó Régules, muy bien fortificado, con la tropa reclutada por el obispo de Oaxaca, con armamento y cañones, controlando la salida a Yanhuitlán.

No obstante, a pesar de la gran ventaja que tenían los realistas al haber logrado incomunicar totalmente a los insurgentes, el obispo de Oaxaca decidió reforzar aún más la ofensiva realista, para sumar 1500 hombres, y de ese modo, tratar de intimidar y desmoralizar completamente al Coronel y a su gente, sin embargo, la valentía y el honor con la que los huajuapeños resistieron a esa guerra psicológica, es digna de gran estima y reconocimiento.

El Coronel Valerio Trujano, quien tenía grandes cualidades, animó a la gente, y mantuvo la confianza como principal estrategia para una buena resistencia, porque sabía que solo actuando de ese modo es como lograría la victoria. Menciona el historiador Cardona que, ni un solo día se dejó de combatir, que al iniciar y terminar cada ataque realista, Trujano animaba a sus soldados y les brindaba confianza, también lloraba y honraba a sus muertos; que el fuego de sus límites jamás traspasó los límites de la prudencia, y que inteligentemente calculaba los azares del combate.

Trujano sabía desde el principio, que no podía contar con el apoyo de Morelos, porque se encontraban en la misma situación en Cuautla, así que el Coronel, lleno de audacia, se alistó para resistir conjuntamente por varios días, mientras ideaba la forma de enviar el mensaje de auxilio al generalísimo, por tanto, era imprescindible, primeramente asegurar agua y alimentos, mandando a cavar pozos, y ordenando, también, a sacrificar todo el ganado existente y asegurar el abasto de carne; la cual fue puesta a salar al aire libre, para luego concentrarla en las bodegas. Del mismo modo, Trujano mandó a juntar el maíz, el frijol, calabazas y la panela que se producía en esta tierra por la siembra de caña. Se narra que fue el propio Coronel quien llevó el control de las raciones, para que estas fuesen bien aprovechadas.

Una vez que se tenía garantizado el alimento, el Coronel llamó al pueblo a la unidad, para que independientemente de sus inclinaciones sobre el movimiento, entendieran que ahora todos estaban expuestos a morir, y que era necesario luchar en conjunto para salir de tan infortunada situación, mandando también a fundir las campanas de la iglesia para hacer cañones; que con la piedra en forma de bola, extraída del río, lograron mantener a los realistas alejados de la plaza, con retumbantes truenos que simulaban gran armamento.

La vida dentro del sitio, comenzó a figurarse muy armoniosa, porque todas y todos comprendían que en ese momento, debían de mantenerse muy unidos, y aprendieron a respetar sus diferencias, con tal de salir airosos de aquella batalla, sin embargo, la estrategia de los realistas de sembrar consternación con los ruidos ensordecedores de sus grandes cañones, empezaban a tener efecto, y luego de la llegada de refuerzos de parte del ejército realista, se dieron enfrentamientos cuerpo a cuerpo, con piedras, cuchillos y palos, sin que se lograra vencer ni doblegar en ningún momento a la resistencia; quedando solamente cientos de cuerpos que yacían tirados por las lomas y barrancas del norte y poniente del pueblo, y a orillas del río, y fue solo la devoción religiosa de los sitiados, la que los orilló a elevar una ferviente oración todos los días, buscando consuelo en el Cristo Negro, que a pesar de no ser la imagen principal, encontraron el alivio espiritual que necesitaban, ante la afligida situación que sobrellevaban.

Luego de trascurridos casi 100 días del sitio, Trujano y los demás sitiados se percataron de que los ataques eran sumamente continuos, y de que era necesario solicitar urgentemente el auxilio de Morelos, y fue entonces, cuando un indígena de nombre José Remigio Sarabia (el indio “Nuyoó), perteneciente a la población de Santiago Nuyoó, se ganó la simpatía del Coronel y valientemente se ofreció a llevar el mensaje a Morelos, quien con gran hazaña logró eludir el cerco realista, por la parte norte del pueblo, llegando hasta Cuautla en busca de Morelos, en donde fue informado de que el generalísimo ya había salido librado de aquel sitio y se encontraba en Chilapa, hoy estado de Guerrero, por tal motivo, Remigio Sarabia se dirigió de inmediato hasta ese lugar, donde personalmente dio el mensaje de auxilio.

Inmediatamente, después de haber recibido el mensaje, Morelos ordenó enérgicamente a sus tropas, enfilarse con premura en socorro de los sitiados, ya que recientemente ellos se habían encontrado en la misma situación, y comprendieron perfectamente la situación, montaron sus caballos y se dirigieron rumbo a Huajuapan, recorrieron las montañas de Tlapa, y salieron por el lado norte de Silacayoapan, y luego de recorrer aquel largo trayecto, lograron llegar a Mariscala, en dónde mandaron a Remigio de nuevo a Huajuapan con las buenas nuevas de auxilio.

En primer momento, Miguel Bravo, tomó la delantera, para llegar primero y confundir al enemigo, ya que sabía que el generalísimo venía detrás de él con los refuerzos, sin embargo, Bravo fue derrotado por el general Caldelas, por el rumbo del calvario, pero su muerte no había sido en vano; porque los realistas quedaron muy debilitados, situación que los sitiados celebraban con gran júbilo. Régules auguraba que Bravo no había llegado solo, y que era mejor retirarse del sitio antes de la llegada de refuerzos insurgentes, a lo que Caldelas se opuso y entabló una larga discusión por el liderazgo del sitio.

El Rompimiento del Sitio…

Fue la tarde del 23 de julio, cuando el Generalísimo José María Morelos y Pavón, pisó suelo Huajuapeño, entrando de manera sorpresiva por 4 flancos: Los hermanos Galeana atacaron por el norte y le dieron muerte al general Caldelas, Vicente Guerrero entró por el sur y se enfrentó a Juan de la Vega destruyendo su división, por el poniente los hermanos Bravo atacaron a Juan Esperón, y por el oriente, el mismo Trujano salió con los sitiados huajuapeños a enfrentarse a Régules, para que finalmente, Morelos detrás de ellos, por el norte, diera el ataque final, en el cual resultaron más de cuatrocientos realistas muertos. Régules, herido y derrotado, huyó con rumbo a la capital, dejando un buen número de armas que fueron tomadas por los insurgentes.

Una vez que el sitio más largo de la Independencia, de 111 días, había sido roto con la ferviente lucha del Coronel Trujano al lado de los huajuapeños, el generalísimo Morelos pudo ser informado de los asuntos que se suscitaban entre los lugareños, reestructurando inmediatamente la vida social y política del pueblo, ordenando también se celebrara una misa en la catedral, en señal de agradecimiento.

Al día siguiente, el generalísimo ordenó una procesión por el centro de la población, llevando consigo al Cristo Salvador, del mismo modo hizo entrega de una imagen de la virgen de Guadalupe, y mandó a darle cristiana sepultura a los difuntos, colocando una cruz en medio del panteón.

Durante los días siguientes de su estancia en Huajuapan, Morelos recibió las quejas de los indígenas de los pueblos aledaños, y de cómo habían sido despojados de sus tierras y maltratados por los caciques, y luego de darles soluciones, Morelos, Trujano y demás, abandonaron el pueblo de Huajuapan a finales del mes de julio con rumbo a Tehuacán, en medio de una gran celebración y algarabía por parte de lo huajuapeños, eventos que hasta el día de hoy, celebramos y recordamos con gran entusiasmo todos los años.

El coronel Valerio trujano, murió tiempo después cuando se dirigía rumbo a Tepeaca, en una hacienda conocida como Rancho la Virgen, sorprendido por las fuerzas realistas del general Saturnino Samaniego, el 6 de octubre de 1812.

Fue así como nuestro pueblo y nuestra gente, fueron partícipes de uno de los acontecimientos más trascendentales dentro de la historia de nuestra Independencia, y para perpetuar este hecho en la memoria histórica, el 23 de julio de 1996, el ayuntamiento de Huajuapan logró reunir a los presidentes municipales de los 8 pueblos participantes de tan glorioso acontecimiento: Tepecoacuilco (Tierra de Valerio Trujano), Santiago Nuyoó (tierra del indio Remigio Sarabia), Tecpan (tierra de Hermenegildo Galeana), Tixtla (tierra de Vicente Guerrero) Chilpancingo (tierra de los hermanos Miguel y Nicolás Bravo), Morelia (Tierra de Morelos), Tehuacán (Escenario en el que murió Valerio Trujano) y Huajuapan (Escenario Principal y protagonista del acontecimiento).

Los retos de hoy en día…

Somos herederos de un gran legado histórico, de un pasado glorioso que nos persigue, y que a su vez, nos demanda continuar con este. La historia de nuestro pueblo, merece ser recordada y honrada todos los días. La valentía con la que nuestros antepasados lucharon y resistieron al ejército realista, nos dan muestra, de que vale la pena dar la vida, si fuese necesario, por alcanzar la libertad y la justicia. Es verdad que hoy en día, no es a través de las armas como le daremos solución a nuestros problemas, porque actualmente tenemos la oportunidad de encarar los nuevos retos a través de las instituciones y del diálogo; retos que consisten en fomentar desde las diferentes trincheras de nuestra vida diaria, la plena consolidación de la democracia y sus principios, recordando que, somos las y los huajuapeños, los principales protagonistas de nuestro presente; no olvidando tampoco la construcción de ciudadanía, y por supuesto, la promoción y el cumplimiento de los derechos humanos, porque solo así lograremos honrar la vida de cada hombre y mujer que dieron sus vidas en aras de alcanzar la libertad.

¡Que vivan los héroes del 23 de julio!

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