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Independencia Del Peru


Enviado por   •  16 de Julio de 2012  •  12.926 Palabras (52 Páginas)  •  1.566 Visitas

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¿La independencia peruana?

En 1972 los historiadores Heraclio Bonilla y Karen Spalding, al publicar

trabajo tan original ("La Independencia en el Perú: las palabras y los hechos") en la

obra colectiva publicada por el Instituto de Estudios Peruanos "La independencia en

el Perú" (Lima: I.E.P ediciones, 1972), que presenta trabajos tanto o más novedosos

y trascendentes como los de Pierre Chaunu, Tulio Halperin Donghi, E.J. Hobsbawm

y Pierre Vilar, causaron una gran conmoción en el ámbito intelectual vinculado al

campo histórico al sostener, como idea fundamental -herética para aquellos tiempos-

que el proceso de la independencia peruana estuvo determinado íntegramente por

intereses extrarregionales, básicamente por los intereses comerciales y financieros

de Inglaterra, de tal manera que la independencia no podía ser analizada ni

interpretada como un proceso interno, como producto de un largo proceso de lucha

por ella, sino que le fue impuesta a los peruanos, quienes realmente no la deseaban,

por no convenirles la separación con relación a España.

Según esta interpretación, los peruanos consideraban que permaneciendo

fieles a España tenían mucho más que ganar, o por lo menos mucho menos que

perder. Esta posición historiográfica analiza críticamente la participación de las

elites criollas en el proceso de la independencia y en los inicios de la etapa

republicana. En lo medular, planteaba que la independencia les fue concedida a los

peruanos por el ejército de San Martín, es decir que tuvo que llegar desde fuera

debido a que la sociedad peruana virreinal carecía de una clase dirigente consciente

de sus intereses y, por lo mismo, incapaz de formular un proyecto político

alternativo al colonial. Otra es la opinión, por ejemplo, de Jorge Bracamonte quien

en su ponencia "La formación del proyecto aristocrático: Hipólito Unanue y el Perú

en el ocaso colonial" (Lima, 1996), señala que la mencionada incapacidad de las

elites criollas para conducir los destinos del Perú no es del todo cierta. Ocurre, nos

dice Bracamonte, que la toma de conciencia y formulación de proyectos de estos

grupos no pasaba, en lo fundamental, por una ruptura abierta con la metrópoli. Por el

contrario, fueron los sucesos acontecidos durante la coyuntura de la independencia,

los que terminaron por frustrar el paciente proyecto que los criollos venían gestando

desde, por lo menos, las dos últimas décadas del siglo XVIII". Ya tendremos

oportunidad para analizar la concepción de Bracamonte.

Tratemos, por ahora, de comprender, en lo sustancial, los argumentos de la

posición de Bonilla, Spalding y otros. Heraclio Bonilla, en el tomo VI de la Historia

del Perú publicada por Mejía Baca, al igual que Virgilio Roel, reafirma sus puntos

de vista de 1972, aunque, como veremos, presenta ya algunos matices.

Es básico saber que en aquellos tiempos (siglo XVIII y comienzos del XIX)

el imperialismo inglés buscaba expandirse cada vez más, abrir nuevos mercados

para su pujante industria, tan necesitada de ellos. Hobsbawm nos dice que

"Inglaterra tenía buenos motivos para favorecer la independencia de Latinoamérica

y para «abrir» China". España era poseedora de un vasto imperio y, por supuesto,

los intereses económicos ingleses tenían que ambicionar esos potenciales mercados

para su producción manufacturera, cerrados en virtud del monopolio comercial, el

cual, como es lógico suponer, tenía que beneficiar no sólo a ciertos sectores sociales

de España sino también de Hispanoamérica, especialmente de Lima, pero, como

señala muy bien Nelson Manrique, "perjudicaba fuertemente a las burguesías de los

dominios del interior y de la vertiente oriental del virreinato". Esto explica porqué

era tan bien recibido el contrabando inglés por la costa atlántica.

Si, como se ha afirmado, cierto sector de nuestro grupo comercial se

beneficiaba con el monopolio, en cambio "las pujantes burguesías comerciales del

litoral Atlántico tenían mucho que perder con el mantenimiento del orden colonial y

en cambio tenían todo por ganar con su cancelación. Por decirlo de una vez: la

clase dominante limeña vivía en una condición de abierta dependencia estructural

de los privilegios coloniales; de allí su fidelismo a ultranza, que la llevaría a jugar

todas las cartas para mediatizar el proceso emancipador y terminaría finalmente

con su liquidación como clase, como consecuencia de la crisis originada por la

independencia".

Es innegable que las reformas político-administrativas y económicas llevadas

a cabo por la dinastía borbónica, sobre todo las de 1776 - 1778 (cancelación

definitiva

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