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Influencia De La Modernidad En La Comunicacion


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2014  •  2.234 Palabras (9 Páginas)  •  309 Visitas

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INFLUENCIA DE LA MODERNIDAD EN LA COMUNICACIÓN

La prensa escrita, el más antiguo entre los medios modernos de comu- nicación, surge en el siglo pasado como expresión de ciertos grupos políticos que buscan influir en la conducción de la naciente república. La vinculación entre los medios escritos y el campo político se mantiene durante buena parte del presente siglo. De hecho, hasta 1973 cada partido relevante del sistema político chileno posee directamente un diario o una revista, o se vincula a alguno de ellos.

Lo anterior no fue obstáculo para la conformación de empresas perio- dísticas desde las primeras décadas de este siglo, las que logran una clara primacía en el mercado de la prensa escrita. En el caso de la prensa diaria, la empresa líder ha sido El Mercurio, que es también la empresa periodística más antigua del país. Propiedad de la familia Edwards desde su fundación a co- mienzos de siglo, edita en Santiago los diarios El Mercurio, La Segunda y Las Ultimas Noticias, y posee una red de diarios regionales. Su principal competidor lo constituye el Consorcio Periodístico S.A. (Copesa) que fundara la familia Pico-Canas en la década del cincuenta y que edita el diario La Tercera. Otra empresa de importancia fue la que editara el popular diario Clarín hasta su clausura en 1973.

Entre 1940 y fines de los años sesenta estas empresas periodísticas alcanzan un gran desarrollo, logrando un cierto predominio en el mercado. Pero no logran restarles significación a los medios más abiertamente vincula- dos a partidos políticos. De hecho, el peso de la "prensa política" es alto hasta 1973, con una fuerte presencia de la "prensa de izquierda" y de la "prensa democratacristiana". Es así como durante este período el Partido Comunista, por ejemplo, edita el diario El Siglo y la revista Principios; el Partido Socialis- ta edita la revista Arauco y el diario Las Noticias de Ultima Hora, y el Partido Demócrata Cristiano edita el diario La Tarde y la revista Política y Espíritu. Durante este período no se constata la existencia de una "prensa de derecha", puesto que este sector político mantiene una vinculación indirecta, pero estre- cha, con los diarios El Mercurio y El Diario Ilustrado.

Hacia fines de los años sesenta y, especialmente cuando asume el gobierno de la Unidad Popular en 1970, el peso de la "prensa política" aumen- ta de manera significativa. Junto a los medios ideológico-doctrinarios más tradicionales, comienza a editarse un conjunto de publicaciones claramente orientadas al enfrentamiento político. En la izquierda ello se expresa con el surgimiento de revistas tales como Punto Final y Chile Hoy y del diario Puro Chile, y en la Democracia Cristiana con la edición del diario La Prensa. Pero este proceso se aprecia también con la aparición de una "prensa de derecha", más orgánicamente vinculada a esos sectores políticos. Es así como comienzana editarse las revistas Sepa y Tizona y el diario Tribuna, los que se sitúan claramente en la línea del enfrentamiento político.

En definitiva, si bien el desarrollo de la prensa escrita ha tenido un fuerte impulso desde el sector privado es claro que la conformación de estemedio hasta 1973 se ve codeterminada por su estrecha relación con el campopolítico. A diferencia de ello, la radio asume desde sus primeras transmisiones en Chile (1922) una estructura de claro carácter empresarial-comercial. El gran impulsor de la radio en Chile fue el sector privado, el que detectó tempranamente las posibilidades publicitarias que ofrecía este medio, así como el mercado que se había abierto para la venta de los aparatos receptores. Esas razones serán

determinantes en la conformación de las primeras radios como empresas comerciales, las que irán agrupándose posteriormente en cadenas, con el fin de ampliar su cobertura en el territorio nacional. La radio será concebida principalmente como un medio destinado a la "entretención" y, en menor medida, a la información. Es por ello que, a diferencia de lo ocurrido con la prensa escrita, la vinculación de emisoras radiales con partidos políticos tendrá menor intensidad y estará acotada a aquellos momentos de agudización del conflicto político.

Cabe destacar, asimismo, que tanto en la radio como en la prensa, la presencia de otro tipo de estructuras de propiedad —como la universitaria o la estatal— fueron más bien marginales y no tuvieron gran influencia en la evolución general de ambos tipos de medios. En la década de los 50 se fundó un diario estatal —La Nación—, pero con escaso impacto de circulación e influencia, a pesar de los intentos de sucesivos gobiernos por revertir tal situación. Surgieron también un par de radios universitarias, destinadas princi- palmente a la difusión de la música docta, pero que no lograron mayor impacto a nivel de la cultura de masas. Posteriormente, en 1974, el gobierno militar creó Radio Nacional de Chile, que llegaría a convertirse en la cadena radial más grande del país, incluso con transmisiones internacionales en onda corta.

La evolución de la televisión en Chile presenta rasgos que la diferen- cian significativamente de lo ocurrido con la prensa escrita y la radio. Entre ellos, lo fundamental es que el sector privado no consigue autorización legal para operar canales de televisión sino hasta comienzos de los años 90. Así, fueron las universidades (y posteriormente el Estado) las grandes impulsoras del medio, jugando un papel pionero con las primeras transmisiones experimentales desde fines de los años 50. Hay que destacar que el rechazo a la posibilidad de una televisión privada fue consolidándose durante los años sesenta tras un debate que abarcó a los más diversos sectores políticos y que estuvo centrado principalmente en el resguardo de ciertos objetivos de bien común que se le asignaban al medio, que muchos pensaban estarían mejor cautelados en manos de las universidades y del Estado. Con la llegada del gobierno de la Democracia Cristiana en 1964, se establecería un consenso político más generalizado (incluía a la Democracia Cristiana, a la izquierda y una parte de la derecha) de rechazo a la televisión privada, la cual, se sostenía, no podría cumplir los objetivos de educación y cultura que sí podían desarro- llar las estaciones universitarias existentes y la red estatal de televisión.

Este consenso

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