Invación. "Carricitos"

INTRODUCCIÓN

Uno de los acontecimientos más dramáticos en la historia de la nación mexicana es sin duda la guerra de 1846-1848 con los Estados Unidos y cuya consecuencia fue la intervención norteamericana y la pérdida por parte de México de más de la mitad de su territorio.

En el presente libro el coronel Leopoldo Martínez Caraza hace un cuidadoso estudio sobre la situación política y militar existente en ambos países en aquella época y de las causas que llevaron a los dos vecinos a dirimir sus diferencias por medio de las armas.

Para la elaboración del texto, el autor obtuvo una gran cantidad de datos de las historias particulares de los estados de la República Mexicana que tuvieron participación directa en las operaciones realizadas por los dos ejércitos.

La narración presenta algunos hechos no muy conocidos hasta ahora apoyándose en mapas, organigramas, planos de batallas y numerosas ilustraciones que dan al lector, en un relato ameno y objetivo, amplio conocimiento sobre este importante capítulo de la historia de México.

DESARROLLO

Durante los primeros años de la década de 1840-1850, México sufrió continuamente no sólo por las divergencias creadas por los partidos existentes, sino, sobre todo, por sus "políticos", quienes sin ningún escrúpulo y sin pensar en su país, se dedicaron a dar golpes de estado, cuartelazos y todos aquellos actos que directa o indirectamente les proporcionaban el poder, el cual detentaban por algún tiempo, luego lo perdían, para volver a conseguirlo mediante las armas. Mientras "gobernaban", obtenían préstamos forzosos de los particulares, del comercio, de la iglesia o de todo aquel con cuyo trabajo había podido reunir un pequeño capital para medio sobrevivir en tan difíciles circunstancias.

"México ha invadido territorio de los Estados Unidos y ha derramado sangre americana en territorio americano". Con estas patéticas palabras, Polk, el presidente de los Estados Unidos, expresó, en mayo de 1846, ante el Congreso de su país, un mensaje de guerra. Después de muchos debates y discusiones se votó la declaración de guerra contra el "agresor". El motivo principal para armar la discusión fue la derrota de una patrulla americana de Caballería que operaba dentro de territorio mexicano, la cual fue sorprendida por fuerzas mexicanas.

Dicha acción se denominó de "Carricitos"; y la Historia lo cuenta de la siguiente manera: el general Mariano Arista organizó una unidad al mando del general Torrejón a base de unidades de Infantería, Caballería y Zapadores, con el objeto de preparar el paso de la división por la orilla izquierda del río Bravo, para hostilizar al enemigo cortándole la comunicación entre el Fuerte Brown y el Frontón de Santa Isabel.

El General Taylor recibió de su gobierno instrucciones para avanzar hacia el río Bravo; salió de Corpus Christi rumbo a Matamoros por el camino de Arroyo Colorado, y al mismo tiempo desplazó la mayor parte de sus abastecimientos por mar.

El general mexicano Francisco Mejía, que se encontraba al mando de las fuerzas en Matamoros, destacó varias patrullas de Caballería para observar el movimiento de Taylor. Dichas patrullas tenían prohibido efectuar actos de hostilidad, por lo que sólo sirvieron de informadores del desplazamiento norteamericano.

El general Taylor llegó al Frontón de Santa Isabel el 25 de marzo de 1846; los habitantes de esa pobre villa no pudieron defenderse y tampoco quisieron vivir bajo el yugo extranjero, por lo cual incendiaron el pueblo y se retiraron hacia Mata- moros con lo poco que pudieron cargar.

La hacienda de San Antonio Coapa era uno de los puntos en donde se había pensado efectuar la defensa de la ciudad de México por el sur; pero ésta debía estar apoyada por fuerzas que se encontraran en San Ángel, para que verdaderamente fuera defendible; sin embargo, ante la derrota de las fuerzas mexicanas en Padierna, esta posición fue evacuada y sus tropas retiradas hacia Churubusco. Poco antes de llegar a este punto, quedaron atascados un carro de municiones y un cañón grueso, los cuales, con mucho trabajo, pudieron hacerse a un lado, pues se encontraban bajo los fuegos del enemigo que venía persiguiéndolos. En ese lugar se encontraron las columnas en retirada; una, que como ya dijimos, procedía de San Antonio y otra, procedente de Coyoacán. Es lógico pensar la confusión que sobrevino a ambas fuerzas cuando al llegar a un paso obligado, bajo el fuego enemigo, estaba obstruido por la pieza y carro ya mencionados.

El 6 de septiembre del mismo año de 1847, el Gral. Scott remitió al Gral. Santa Anna una nota en la que decía que el armisticio había sido violado por parte de México, por lo cual él tenía derecho a romper las hostilidades sin anunciarlas antes, concediendo el tiempo necesario para comenzarlas, que fueron las doce del día siguiente, es decir, el 7 de septiembre. Pero el mismo día 6, Santa Anna contestó que México no había vio- lado el armisticio, sino que la violación había sido de los americanos.

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