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Investigacion De La Economia De Europa

12041983000156 de Octubre de 2014

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INDICE

INDICE_______________________________________________________ PAG-2

INTRODUCCION________________________________________________PAG-3

IDENTIFICACIÓN Y NOMBRE DEL TEMA A INVESTIGAR________________PAG-4

JUSTIFICACION________________________________________________ PAG-5

OBJETIVOS-GENERAL-ESPECIFICO___________________________________________________PAG-6

MARCO TEORICO________________________________________________PAG-7-12

CONCLUCIONES________________________________________________ PAG-13

ANEXOS_______________________________________________________PAG-14-15

BIBLIOGRAFIAS_________________________________________________PAG-16

INTRODUCCION

En el presente trabajo damos a conocer los procesos económicos y las revoluciones y guerras que surgieron en Europa. Entre 1763 y 1848 Europa y América se vieron envueltas en distintas revoluciones. En este periodo histórico pudo observarse como los dos continentes dejaban de lado el Feudalismo para entrar al nuevo sistema: El Capitalismo. Durante este periodo se sentaron las bases para la expansión de formas de propiedad, de la misma manera se superaba el estado Absolutista para asentar nuevos estados nacionales en términos de ciudadanía y mercado. Se impulsó el crecimiento económico a través de la libertad de contratación y de asociación de capitales, al mismo tiempo se restringía el derecho a asociación a la clase obrera.

IDENTIFICACION Y NOMBRE DEL TEMA A INVESTIGAR

EUROPA

 PROCESOS ECONOMICOS

 REVOLUCIONES Y GUERRAS

Justificación

En Europa las revoluciones revisten un carácter liberal y nacionalista. Adoptaron la forma de un pronunciamiento o golpe de estado militar, tras una conspiración contra el absolutismo realizada por individuos organizados de forma clandestina en sociedades secretas (masones y carbonarios).Los expertos aún debaten qué puede constituir una revolución y qué no. Estudios sobre revoluciones suelen analizar los eventos en la Historia de Occidente desde una perspectiva psicológica, pero también más análisis incluyen eventos globales e incorporar puntos de vista de las ciencias sociales, incluyendo la sociología y las ciencias políticas.

Sus orígenes pueden tener motivos de diversa índole, un cambio tecnológico, un cambio social o un nuevo paradigma basta para que una sociedad cambie radicalmente su estructura y gobierno. Las revoluciones pueden ser pacíficas aunque en general implican violencia, al enfrentarse grupos conservadores con el anterior régimen y aquellos que aspiran al cambio, o incluso entre los que aspiran a un nuevo sistema, varias facciones enfrentadas. En la actualidad las revoluciones son consideradas los puntos de inflexión de la historia, de los que parten la mayoría de sistemas políticos y sociales actuales. Se da en Europa mediterránea, en países restaurados, donde se había intentado eliminar la presencia francesa, aquellos grupos que habían aceptado y defendido las nuevas ideas son perseguidos y condenados, les hace estar en constante conspiración contra el régimen salido de la restauración.

OBJETIVOS

GENERAL

 Describir y analizar los principales procesos políticos, sociales y económicos que provocaron que durante el siglo XX tomaran lugar los conflictos internacionales más influyentes en la historia contemporánea de la humanidad.

ESPECIFICOS

 Conocer si La revolución presenta unas características comunes. Por una parte, su carácter liberal y nacionalista y su contenido democrático, ya que los revolucionarios luchaban por el sufragio universal y la soberaníapopular frente a la nacional.

 Establecer un marco de reflexión general que permita vincular los procesos bélicos del siglo XX con los procesos sociales de la época. Mostrar cuáles fueron las consecuencias de dichos procesos tanto a nivel contextual como en relación con la sociedad mundial

MARCO TEORICO

PROCESOS ECONOMICOS

A pesar del gran incremento de la capacidad de producción de bienes y servicios materiales en todo el mundo durante los dos últimos siglos, el crecimiento económico sigue siendo, hoy día, una necesidad imperiosa. Esto parece evidente en las regiones más pobres, donde vive la mayoría de la población del planeta. De acuerdo con las estimaciones del Banco Mundial, el número de personas en situación de "pobreza absoluta" que, en su mayor parte, se encuentran en los países menos avanzados, habría aumentado prácticamente al mismo ritmo que la población mundial, durante la última década del presente milenio (Jolly, Rosenthal y Tokman, 1994). Pero, incluso en los países más ricos, las tasas de paro y de subempleo, así como la inseguridad y la precariedad económicas continúan siendo muy elevados. Se observan también en muchos países, ricos y pobres, signos inquietantes de una creciente desigualdad en la distribución de las rentas y de la riqueza, que agrava los sentimientos de frustración económica y de injusticia social, incluso aunque la renta media continúe aumentando.

La expansión económica que siguió a la Segunda Guerra Mundial ha dado lugar a una era verdaderamente global, marcada por una aceleración de la interdependencia económica internacional, que toma la forma de flujos de intercambios comerciales, de inversiones de capitales y de tecnología a través de las fronteras. Este proceso de globalización se ha acentuado fuertemente en las últimas décadas, al tiempo que muchos gobiernos y han optado por liberalizar sus economías, tanto a nivel interior como exterior (o se han visto obligados a ello).

Pero los efectos de esta globalización y de esta liberalización no se limitan a los sectores económico y político, únicamente. La globalización de la economía ha favorecido en gran medida los intercambios internacionales de informaciones, ideas, creencias y valores. Aunque las repercusiones político-económicas son inmediatamente palpables (sobre los estados, las empresas, los trabajadores y los consumidores), la globalización puede también ejercer una influencia amplia y profunda sobre las culturas (entendidas como comunidad de creencias, actitudes modos de vida y valores). Pero la relación entre economía y cultura no es de sentido único. En un mundo caracterizado por una gran diversidad cultural, no es sorprendente que las culturas influyan también unas sobre otras, a través de los intercambios mundiales, y actúen sobre el proceso de cambio económico, a nivel local y a nivel mundial. Estos intercambios y estas interacciones pueden favorecer o dificultar el crecimiento económico; además, pueden ser fuente de asimilación o de conflicto, en el plano cultural. Y si, en un contexto de globalización, el crecimiento económico es capaz de transformar no sólo los modos de vida individuales y colectivos, sino también los fundamentos mismos de nuestra percepción de esos modos de vida, deberemos preguntarnos cómo promover el cambio económico sin rechazar elementos preciosos de la tradición de un país.

Ciertamente, los economistas ortodoxos defienden de modo casi incondicional, la globalización y la liberalización. El liberalismo económico, en particular, propugna un modelo rigurosamente uniforme de instituciones económicas y de políticas públicas para todos los países, ricos o pobres. Esta doctrina se apoya en la afirmación de que los beneficios económicos mutuos, para todos los estados activos en los mercados internacionales, serán máximos cuando dichos mercados estén libres de todo intervencionismo y de cualquier traba reglamentaria. Argumentos análogos se aducen a favor de la no intervención en los mercados interiores. Así, en ausencia de medidas proteccionistas y otros obstáculos para su buen funcionamiento, se espera que los mercados mundiales y nacionales nivelen la productividad, los precios y las rentas entre los países y en el interior de los mismos. Aunque sean defendidos urbi et orbi, estos argumentos, y los modelos económicos en los que se apoyan, no están universalmente aceptados. La principal objeción que se les puede presentar es que los mercados integrados a nivel mundial no pueden favorecer por igual a las economías fuertes y a las economías débiles. Hay fuerzas económicas poderosas que producen y mantienen desigualdades de desarrollo entre los países y en el interior de los mismos. Estas fuerzas influyen fuertemente en los enormes desequilibrios económicos que existen entre los países y que, en líneas generales, han aumentado claramente en los últimos cuarenta años. Asimismo, los países heredan de su historia una gran diversidad de problemas y de recursos (económicos y sociales). No es, pues, sorprendente, que sientan el deseo o la necesidad de gestionar sus asuntos de distintas maneras. En particular, los países pobres no podrán sacar partido de las posibilidades que ofrecen los mercados y las tecnologías más que si se dan las siguientes condiciones: a) intervenciones estratégicas del estado sobre los mercados, y una gestión económica a largo plazo, tanto en el plano

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