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LA GLOBALIZACION CAPITALISTA

francobalz24 de Abril de 2013

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LA GLOBALIZACION CAPITALISTA

Y EL NEOLIBERALISMO POR SOBRE

LAS BANDERAS DE LOS PUEBLOS

Entre dos banderas

« La bandera con franja diagonal, que aparece en ambos flancos del escudo, es la que hoy conocemos como Bandera de Artigas, y que también la vemos flamear en el territorio de Entre Ríos, adoptada como la bandera oficial de esa provincia hermana ».

Invitado por la Universidad Nacional de Entre Ríos a un seminario de maestría (Educación, Comunicación, Democracia), me encontré entre dos banderas. Las dos eran mis banderas. En esa sala de numerosa concurrencia, en Ushuaia, era el único entre esas dos banderas. Pero en la misma sala otros también se encontraban entre dos banderas, aunque sólo compartían conmigo una de ellas. Sólo cada quién puede estar entre dos banderas, unas u otras, porque la duda flamea o la flama duda con espíritu de Tierra del Fuego. Allí la llama flamea en la flama que enciende encontrarse entre dos banderas.

Extrañarse en Tierra del Fuego

Una primera extrañeza de la situación proviene del suelo extranjero en que se instala. En una mesa de panel se encuentra una bandera patria uruguaya, que sin embargo ostenta también la nacionalidad de otros. Pero no se trata de una expropiación de enseña, sino de la contemplación de un emblema nativo que también es extranjero. Ante el extrañamiento de algo intransferible, tal como ocurre con la adopción de señales propias por ajenos, la alteridad dicta la índole de las cosas. Esta condición heteróclita aunque común, interpone los seres entre sí, bajo la forma de una contraposición de percepciones que se confunden y se separan en torno a lo mismo.

La extrañeza que siguió a esa situación provino del cruce de miradas que ven lo mismo como otra cosa (en este caso: los colores de la enseña de Artigas). Es una extrañeza ante la fragilidad del sí mismo en las cosas, ante la alteridad que marca en la divisa el paso del tiempo: quien mira -incluso la misma enseña- divide lo que ve, en principio y en particular, con otra mirada. La alteridad de la divisa proviene del propio acto de mirar que la configura en tanto que di-visa, este admirable divisar divide al mismo tiempo que divisa y en ese di-visar lo mismo, consagra el devenir-tiempo de la misma necesidad: necesidad es lo que no admite otra posibilidad, en este caso, que admitirlas todas. Para llegar a ser divisa y enseña que cada quién mira como propia, la bandera excluye la propia unidad de la necesidad –necesario es todo lo que no admite segunda posibilidad- para quedar perpetuamente raptada por el vuelo rasante que la fija a cada mirada.

Las dos banderas de Artigas

La necesidad de la misma bandera compartida entre dos nacionalidades es en sí misma nativa de un espectro. Su patria es la figura de un aparecido, que por detrás de la bandera de mayo, agita la propia bandera española.

"Buenos Aires sigue engañando al mundo entero con su falsa política. Disimulan la bandera azul y blanca y sigue flameando el pabellón español”.

Este espectro de la bandera española forma parte de la política de Buenos Aires, que por encima de la bandera de mayo, se disimula-embandera con España. Un espectro de bandera española en tanto que aparecido de la verdad de una política, expresa en el propósito de Artigas hasta que punto una bandera es efecto de mirada y artefacto de visión. Artigas advierte la verdad de la política porteña-argentina en tanto que retorno de la política española y denuncia el espectro de la bandera española enarbolado en bandera de mayo.

Esta visión espectral no sólo es negativa, sino que formula por contraposición un diseño de bandera, que a partir de la bandera de mayo descarta el espectro por medio de una tachadura de decisión y libertad:

“Yo he ordenado en todos los pueblos libres que se levante una bandera igual a la de mi cuartel general: blanca en medio, azul en los extremos y en medio de estos unos listones colorados, signo de distinción de nuestra grandeza, de nuestra decisión por la República y de la sangre derramada para sostener nuestra libertad e independencia".

La bandera de Artigas, restaurada en calidad de símbolo patrio por el Estado uruguayo, no expresa sin embargo tan sólo la divisa artiguista, sino que modifica el tono del azul-celeste al azul profundo, para diferenciarse de la enseña entrerriana que retenía como propio el diseño (político y emblemático) que se adoptara inicialmente. Sin embargo y como diferencia mayor, el diseño adoptado no modifica el color para disolver una espectralidad política y emblemática, sino para dar cabida en la insignia del pabellón patrio al pabellón de Estado:

“De la Liga Federal formaban parte la Provincia Oriental, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Córdoba y Misiones. Es por ello que el diseño coincide con la actual bandera de la provincia argentina de Entre Ríos, si bien varía el tono de azul por cuestiones políticas”.

Mientras Artigas superpone a los colores de mayo los de la decisión y la libertad, cruzando el campo azul y blanco con una franja roja, la reedición uruguaya del mismo distintivo oscurece el azul republicano, para convertirlo en sujeto de Estado. Este sujeto de Estado no admite los aparecidos de visión, sino que configura el fantasma de representación que sostiene la necesidad de una forma de derecho. Del espectro imperial de España al fantasma jurídico uruguayo transcurre el sentido que distingue entre sí dos banderas, que sin embargo son la misma, aunque luzcan diferentes a simple vista.

El diseño inicial de Artigas conjetura una visión del mundo por contraposición a la “disimulación” de la misma bandera española detrás de la bandera de mayo, por el contrario, el diseño uruguayo se esfuerza en seguir siendo el mismo y también otro, calcula el campo político de un sujeto de derecho por diferenciación ante la bandera artiguista-entrerriana. A través de una intención virtual de mirada, el diseño uruguayo-artiguista ya actúa como segunda intención (sobre intención), a partir de la primigenia virtualidad del espectro español que se le aparece a Artigas en la bandera porteña.

Desde aquella primera intención (virtual de otra condición) de mirada, Artigas vincula la decisión a la sangre y la libertad: “(...signo de distinción de nuestra grandeza, de nuestra decisión por la República y de la sangre derramada para sostener nuestra libertad e independencia”, de forma que la cuestión de la decisión es la misma cuestión que la libertad sostiene en la sangre.

“Une decisión qui ne ferait pas l’épreuve de l’indécidable ne serait pas une décision libre, elle ne serait que l’application programmable ou le déroulement continu d’un processus calculable. Elle serait peu-être légale, elle ne serait pas juste. Mais dans le moment de suspens de l’indécidable elle ne serait pas juste non plus, car seule une décision est juste”.

“Una decisión que no hiciera la experiencia de lo indecidible no sería una decisión libre, no sería sino la aplicación programable o el desarrollo continuo de un proceso calculable. Quizás fuera legal, no sería sin embargo justa. Ahora, en el momento de suspenso de lo indecidible tampoco sería justa, porque sólo una decisión es justa”. (traducción R.V.)

La bandera uruguaya de Artigas enarbola, desde su institucionalización en 1952 , el fantasma del estado de derecho que obnubila la visión uruguaya, incluso del trasfondo artiguista de la propia istoria. La bandera entrerriana de Artigas trasunta el espectro de la visión del mundo que asoma, por detrás de la bandera argentina, en su propia provincia. En las dos por igual la franja roja marca el linde en que la decisión y la libertad se dividen en las dos banderas de Artigas, al cortar dos azules republicanos distintos, pero sobre todo, marca la franja de decisión y sangre que inflama en tanto que fuego de bandera. Ese combustible de mirada condiciona el ser de la bandera en la visión que la pone en llamas.

Banderas al fuego

Se quema una bandera que se siente ajena, de tal forma que repudiarla es negar su enseña. El fuego llega a la bandera como mirada que la rechaza y se lleva todo lo que la enseña supone, la incendia en la destrucción por unos de lo propio de otros. Sin embargo, allí donde la bandera conlleva lealtad, también le llega el fuego, una vez que el desgaste del material mengua el brillo que debiera lucir . Por este gesto de quema institucional la corporación rinde tributo al emblema patrio, termina por el fuego el desgaste propio del ondear en los elementos, de manera que la llama consuma por

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