ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

LA ZAPATERA PRODIGIOSA

isabelalugo16 de Junio de 2012

10.528 Palabras (43 Páginas)662 Visitas

Página 1 de 43

LA ZAPATERA PRODIGIOSA

Personajes:

Zapatera

Vecina Roja

Vecina Morada

Vecina Negra

Vecina Verde

Vecina Amarilla

Beata Primera

Beata Segunda

Sacristana

El Autor

Zapatero

El niño

Alcalde

Don Mirlo

Mozo de la faja

Mozo del sombrero

Hijas de la Vecina Roja

Vecinas, Beatas, Curas y pueblo

ACTO PRIMERO

Casa del Zapatero. Banquillo y herramientas. Habitación completamente blanca. Gran ventana y puerta.

El foro es una calle también blanca con algunas puertecitas y ventanas en gris. A derecha a izquierda,

puertas. Toda la escena tendrá un aire de optimismo y alegría exaltada en los más pequeños detalles. Una

suave luz naranja de media tarde invade la escena.

Al levantarse el telón la Zapatera viene de la calle toda furiosa y se detiene en la puerta. Viste un traje

verde rabioso y lleva el pelo tirante, adornado con dos grandes rosas. Tiene un aire agreste y dulce al mismo tiempo.

Escena Primera

La Zapatera y luego un Niño

Zapatera:

Cállate, larga de lengua, penacho de catalineta, que si yo lo he hecho... si yo lo he hecho, ha sido

por mi propio gusto... Si no te metes dentro de tu casa lo hubiera arrastrado, viborilla empolvada; y esto lo

digo para que me oigan todas las que están detrás de las ventanas. Que más vale estar casada con un viejo,

que con un tuerto, como tú estás. Y no quiero más conversación, ni contigo ni con nadie, ni con nadie, ni

con nadie. (Entra dando un fuerte portazo.) Ya sabía yo que con esta clase de gente no se podía hablar ni

un segundo... pero la culpa la tengo yo, yo y yo... que debí estarme en mi casa con... casi no quiero creerlo,

con mi marido. Quién me hubiera dicho a mí, rubia con los ojos negros, que hay que ver el mérito que esto

tiene, con este talle y estos colores tan hermosísimos, que me iba a ver casada con... me tiraría del pelo.

(Llora. Llaman a la puerta.) ¿Quién es? (No responden y llaman otra vez.) ¿Quién es? (Enfurecida.)Escena II

La Zapatera y el Niño

Niño:

(Temerosamente) Gente de paz.

Zapatera:

(Abriendo) ¿Eres tú? (Melosa y conmovida)

Niño:

Sí, señora Zapaterita. ¿Estaba usted llorando?

Zapatera:

No, es que un mosco de esos que hacen piiiiii, me ha picado en este ojo.

Niño:

¿Quiere usted que le sople?

Zapatera:

No, hijo mío, ya se me ha pasado... (Le acaricia) ¿Y qué es lo que quieres?

Niño:

Vengo con estos zapatos de charol, costaron cinco duros, para que los arregle su marido. Son de

mi hermana la grande, la que tiene el cutis fino y se pone dos lazos, que tiene dos, un día uno y otro día

otro, en la cintura.

Zapatera:

Déjalos ahí, ya los arreglarán.

Niño:

Dice mi madre que tenga cuidado de no darles muchos martillazos, que el charol es muy delicado, para que no se estropee el charol.

Zapatera:

Dile a tu madre que ya sabe mi marido lo que tiene que hacer, y que así supiera ella aliñar con

laurel y pimienta un buen guiso como mi marido componer zapatos.

Niño:

(Haciendo pucheros) No se disguste usted conmigo, que yo no tengo la culpa y todos los días

estudio muy bien la gramática.

Zapatera:

(Dulce) ¡Hijo mío! ¡Prenda mía! ¡Si contigo no es nada! (Lo besa.) Toma este muñequito, ¿te

gusta? Pues llévatelo.

Niño:

Me lo llevaré, porque como yo sé que usted no tendrá nunca niños...

Zapatera:

¿Quién te dijo eso?

Niño:

Mi madre lo hablaba el otro día, diciendo: la zapatera no tendrá hijos, y se reían mis hermanas y la comadre Rafaela.

Zapatera:

(Nerviosísima) ¿Hijos? Puede que los tenga más hermosos que todas ellas y con más arranque y

más honra, porque tu madre... es menester que sepas...

Niño:

Tome usted el muñequito, ¡no lo quiero!

Zapatera:

(Reaccionando) No, no, guárdalo, hijo mío... ¡Si contigo no es nada!

Escena III

Aparece por la izquierda el Zapatero. Viste traje de terciopelo con botones de plata, pantalón corto y corbata roja. Se dirige al banquillo.

Zapatera:

¡Válgate Dios!

Niño:

(Asustado) ¡Ustedes se conserven bien! ¡Hasta la vista! ¡Que sea enhorabuena! ¡Deo gratias! (Sale

corriendo por la calle)Zapatera:

Adiós, hijito. Si hubiera reventado antes de nacer, no estaría pasando estos trabajos y estas tribulaciones. ¡Ay dinero, dinero!, sin manos y sin ojos debería haberse quedado el que te inventó.

Zapatero:

(En el banquillo) Mujer, ¿qué estás diciendo...?

Zapatera:

¡Lo que a ti no te importa!

A mí no me importa nada de nada. Ya sé que tengo que aguantarme.

Zapatera:

También me aguanto yo... piensa que tengo dieciocho años.

Zapatero:

Y yo... cincuenta y tres. Por eso me callo y no me disgusto contigo... ¡demasiado sé yo!... Trabajo para ti... y sea lo que Dios quiera...

Zapatera:

(Está de espaldas a su marido y se vuelve y avanza tierna y conmovida.) Eso no, hijo mío... ¡no

digas...!

Zapatero:

Pero, ¡ay, si tuviera cuarenta años o cuarenta y cinco, siquiera...! (Golpea furiosamente un zapato

con el martillo.)

Zapatera:

(Enardecida.) Entonces yo sería tu criada, ¿no es esto? Si una no puede ser buena... ¿Y yo?, ¿es

que no valgo nada?

Zapatero:

Mujer... repórtate.

Zapatera:

¿Es que mi frescura y mi cara no valen todos los dineros de este mundo?

Zapatero:

Mujer... ¡que te van a oír los vecinos!

Zapatera:

Maldita hora, maldita hora, en que le hice caso a mi compadre Manuel.

Zapatero:

¿Quieres que te eche un refresquito de limón?

Zapatera:

¡Ay, tonta, tonta, tonta! (Se golpea la frente.) Con tan buenos pretendientes como yo he tenido.

Zapatero:

(Queriendo suavizar) Eso dice la gente.

Zapatera:

¿La gente? Por todas partes se sabe. Lo mejor de estas vegas. Pero el que más me gustaba a mí

de todos era Emiliano... tú lo conociste... Emiliano, que venía montado en una jaca negra, llena de borlas y

espejitos, con una varilla de mimbre en su mano y las espuelas de cobre reluciente. ¡Y qué capa traía por el

invierno! ¡Qué vueltas de pana azul y qué agremanes de seda!

Zapatero:

Así tuve yo una también... son unas capas preciosísimas.

Zapatera:

¿Tú? ¡Tú qué ibas a tener!... Pero, ¿por qué te haces ilusiones? Un zapatero no se ha puesto en su

vida una prenda de esa clase...

Zapatero:

Pero, mujer, ¿no estás viendo?...

Zapatera:

(Interrumpiéndole) También tuve otro pretendiente... (El Zapatero golpea fuertemente el zapato) Aquél era medio señorito... tendría dieciocho años, ¡se dice muy pronto! ¡Dieciocho años! (El Zapatero se revuelve inquieto)

Zapatero:

También los tuve yo.

Zapatera:

Tú no has tenido en tu vida dieciocho años... Aquél sí que los tenía y me decía unas cosas...

Verás...Zapatero:

(Golpeando furioso) ¿Te quieres callar? Eres mi mujer, quieras o no quieras, y yo soy tu esposo. Estabas pereciendo, sin camisa, ni hogar. ¿Por qué me has querido? ¡Fantasiosa, fantasiosa, fantasiosa!

Zapatera:

(Levantándose) ¡Cállate! No me hagas hablar más de lo prudente y ponte a tu obligación.

¡Parece mentira! (Dos Vecinas con mantilla cruzan la ventana sonriendo) ¿Quién me lo iba a decir, viejo

pellejo, que me ibas a dar tal pago? ¡Pégame, si te parece, anda, tírame el martillo!

Zapatero:

Ay, mujer... no me des escándalos, ¡mira que viene la gente! ¡Ay, Dios mío! (Las dos Vecinas

vuelven a cruzar)

Zapatera:

Yo me he rebajado. ¡Tonta, tonta, tonta! Maldito sea mi compadre Manuel, malditos sean los

vecinos, tonta, tonta, tonta. (Sale golpeándose la cabexa)

Escena IV

Zapatero, Vecina Roja y Niño

Zapatero:

(Mirándose en un espejo y contándose las arrugas) Una, dos, tres, cuatro... y mil. (Guarda el

espejo) Pero me está muy bien empleado, sí señor. Porque vamos a ver: ¿por qué me habré casado? Yo debí haber comprendido, después de leer tantas novelas, que las mujeres les gustan a todos los hombres, pero

todos los hombres no les gustan a todas las mujeres. ¡Con lo bien que yo estaba! Mi hermana, mi hermana

tiene la culpa, mi hermana que se empeñó: ¡«que si te vas a quedar solo», que si qué sé yo! Y esto es mi

ruina. ¡Mal rayo parta a mi hermana, que en paz descanse! (Fuera se oyen voces) ¿Qué será?

Vecina Roja:

(En la ventana y con gran brío. La acompañan sus Hijas vestidas del mismo color) Buenas

tardes.

Zapatero:

(Rascándose la cabeza) Buenas tardes.

Vecina:

Dile a tu mujer que salga. Niñas, ¿queréis no llorar más? ¡Qué salga, a ver si por delante de mí

casca tanto como por detrás!

Zapatero:

¡Ay, vecina de mi alma, no me dé

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (64 Kb)
Leer 42 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com