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LAS REVOLUCIONES RUSAS: ORIGEN, DESARROLLO, CRISIS DE LA URSS. REPERCUSIONES INTERNACIONALES.

maria14185 de Diciembre de 2012

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Introducción

El inicio de la revolución industrial supuso la aparición masiva de los obreros, sometidos a un

proceso de explotación laboral intenso: largas jornadas laborales, sueldos escasos, ausencia de

derechos sociales y laborales… en un marco político en el que sólo una parte de la población tenía

derecho a voto.

En este contexto surgirá el socialismo cuyos primeros pasos podemos situarlos durante la

Revolución Francesa con las reclamaciones de Babeuf sobre la igualdad fiscal y su defensa de los

principios revolucionarios. De mayor importancia será el surgimiento del llamado “socialismo

utópico” en Inglaterra de la mano de Robert Owen, que tiene su correlato en Francia con Henri de

Saint Simon, socialismo de carácter más paternalista que revolucionario, tremendamente

pragmático al propugnar reformar las condiciones morales y económicas de los obreros, a la par que

empezaban a diseñar una teoría social en torno a los trabajadores. Marx irá un paso más allá al

desarrollar toda una teoría histórica (“materialismo científico”) que explicaba la evolución de las

F. J. de la Cruz (2011). “Las revoluciones rusas: origen, desarrollo y crisis de la URSS.

Repercusiones internacionales” (Temario de oposiciones de Geografía e Historia), Clío 37.

http://clio.rediris.es

. ISSN: 1139-6237.

relaciones de producción a lo largo de la historia y el estado actual de sometimiento de los obreros.

De dicho análisis e interpretación la teoría marxista consideraba que el siguiente paso en la

evolución era que los obreros tomasen el poder para cambiar la situación (algo que según Marx se

produciría de forma natural por las contradicciones del capitalismo) surgiendo por toda Europa

diferentes movimientos socialistas e intentos revolucionarios.

Sin embargo será en Rusia donde la revolución consiga su objetivo de controlar el poder, acabando

con el Zarismo y con una incipiente experiencia liberal, dando origen a la URSS controlada por el

partido bolchevique, que se mantuvo hasta principios de los 90, cuando las contradicciones internas

del sistema comunista soviético hicieron que la antigua potencia se derrumbase.

1. La Rusia zarista a comienzos del siglo XX. Causas de la revolución.

Rusia, en época de los zares, era un enorme imperio que se extendía por los continentes europeo y

asiático. Estaba formado por un conglomerado de pueblos y nacionalidades sometidas al poder

imperial del Zar.

Contaba con una población no uniforme, compuesta por mayoría eslava, entra la que destacaban los

rusos, que imponen, su lengua, la religión ortodoxa y su administración, al resto de pueblos a los

que tienen sometidos. El resto de eslavos tenían un idioma, cultura y religión distintos, y entre ellos

destacaban los lituanos, polacos, estonios, ucranianos, etc. Además de los eslavos encontramos un

conglomerado de pueblos de distinta raza, religión y tradiciones, como judíos, musulmanes, tártaros

y fineses.

Sobre todos ellos los rusos practicaron una política que pretendió unificar y uniformar a la

población bajo el paraguas ruso.

La situación económica del imperio ruso a lo largo del siglo XIX mantenía más puntos en común,

con la economía del Antiguo Régimen, que con las naciones occidentales que habían iniciado ya su

despegue industrial y su revolución agrícola.

La agricultura seguía siendo el elemento principal, de forma que en 1914 el 80% de la población

seguía viviendo de la agricultura. Esta situación tenía bastante que ver con la pervivencia del

antiguo régimen en Rusia, donde la servidumbre se había abolido en 1861, aunque buena parte del

campesinado seguía aún ligado a la tierra que trabajaba.

La mayoría del campesinado vivía en la pobreza, siendo mayoritariamente jornaleros o pequeños

arrendatarios, lo que contrastaba con un reducido número de grandes terratenientes con inmensas

propiedades y un grupo algo más amplio de campesinos ricos (kulaks)

Por su parte el desarrollo industrial fue tardío y lento, no iniciándose un impulso del mismo hasta

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F. J. de la Cruz (2011). “Las revoluciones rusas: origen, desarrollo y crisis de la URSS.

Repercusiones internacionales” (Temario de oposiciones de Geografía e Historia), Clío 37.

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1880, momento en que empieza a construirse el ferrocarril, el cual actuó de motor del proceso

industrializador ante la elevada demanda que suponía de material, mano de obra e inversión.

Este proceso industrializador fue muy concentrado ya que se desarrolló en áreas muy localizadas,

en torno a grandes ciudades o importantes yacimientos minerales. Dio origen a la creación de

grandes fábricas que albergaban a multitud de trabajadores, desarrollándose, sobre todo, en tres

campos: minería, fundición y astilleros.

Políticamente el país se rige por un sistema de autocracia zarista. La soberanía recae de forma plena

en el zar, sin que éste tenga ninguna cortapisa a su poder, no existiendo ningún órgano

representativo ni asesor del Zar. Los partidos políticos estaban prohibidos y cualquier oposición era

duramente reprimida.

Este poder del Zar se basa en la obediencia que le profesan tanto la nobleza como la Iglesia

Ortodoxa, sometidas ambas a su poder. El Zar dispone, además, de un enorme ejército con el que

imponer sus decisiones, una burocracia muy centralizada para gestionar la administración y un

fuerte aparato represor mediante una “policía política”.

2. La revolución burguesa.

La oposición en Rusia sólo podía sobrevivir de forma clandestina ya que no estaba permitida. Esta

misma clandestinidad hacía que fuese minoritaria y débil, aunque no por ello estaba exenta de

organización, existiendo dos fuerzas políticas con cierta entidad.

Una de estas fuerzas eran los Socialrevolucionarios (SR, eseristas). Es un partido de corte liberal

con un gran apoyo dentro del mundo rural al ser defensores del reparto de tierras entre los

campesinos.

La otra gran fuerza son los socialdemócratas, los cuáles se escindirán, en 1903, en dos grupos:

a.- los bolcheviques

, que eran partidarios de hacer la revolución inmediatamente. Su planteamiento

conllevaba que el partido fuese dirigido por una minoría que movilizaría a las masas. Esta minoría

asumiría gran parte del poder mediante un elevado grado de centralización y una férrea disciplina.

b.- los mencheviques consideraban que antes de iniciar la revolución se debía producir un proceso

democratizador. Sólo después se podría realizar la revolución social. Concebían el partido como

algo muy abierto y mayoritario.

Esta incipiente oposición va a ser capaz de encauzar el descontento popular existente a principios

del siglo XX, dando origen a una revuelta, la de 1905 que supondrá un primer paso en el

derrocamiento del régimen zarista y en el cuestionamiento del sistema político, económico y social,

imperante en Rusia.

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F. J. de la Cruz (2011). “Las revoluciones rusas: origen, desarrollo y crisis de la URSS.

Repercusiones internacionales” (Temario de oposiciones de Geografía e Historia), Clío 37.

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La revuelta de 1905 tiene su origen en la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, una guerra en la que

una pequeña nación como la japonesa, que había estado anclada en el feudalismo hasta hacía poco

más de 50 años, derrotaba a un gran imperio como el ruso, al que ni Napoleón había sido capaz de

someter. La guerra, además de la humillación de la derrota, había provocado un aumento del

hambre en Rusia ante la falta de abastecimiento, dada la necesidad de derivar recursos para el

conflicto bélico. Fruto de esa situación fue una manifestación espontánea y pacífica de la población

que se concentró ante el palacio del Zar en San Petersburgo. El pueblo recurría a su Zar como su

protector, llamándole “Padrecito” y pidiéndole pan para vencer el hambre y la necesidad que

padecían.

Sin embargo el ejército reprimió duramente la manifestación por medio de la violencia, en lo que se

conoce como el “domingo sangriento”. Esta fuerte represión provocará multitud de protestas y

levantamientos en los diferentes sectores de la Sociedad.

El propio ejército formó parte de esta revolución, siendo abanderados de la misma los integrantes

del acorazado Potemkin tras negarse a atacar a los sublevados. Les siguieron los obreros que se

pusieron en huelga, a la vez que se creaban “soviets” en las fábricas nombrando a sus

representantes para que negociasen las mejoras necesarias.

La clase media tampoco fue ajena a este levantamiento, una clase fuertemente imbuida del

liberalismo occidental que, junto a los estudiantes, reclamaban la convocatoria de una asamblea

constituyente que organizase el tránsito del país hacia una monarquía parlamentaria al estilo del

occidente europeo.

El campesinado se

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