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La Columna De Hierro


Enviado por   •  20 de Mayo de 2012  •  6.810 Palabras (28 Páginas)  •  798 Visitas

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Marco Tulio, hijo, se encontraba enfermo de fiebre y al saber que su medico el Dr. Felón lo curaba con grasa de buitre, este pego el grito en el cielo, Tulio II se encontraba casado con Helvia. El médico le preguntó a Tulio que era lo que opinaba la señora, Helvia era una persona sumamente ahorrativa y no le gustaba tratar con comerciantes, le gustaba tener todo en orden y para todas las cosas dividía los gastos. Marco Tulio, padre, llego a visitar a su hijo Tulio, que se encontraba indispuesto ante su padre, a pesar de que ya se sentía un poco mejor, gracias a la grasa de buitre. Tulio quería a su padre pero le resultaba pesado aceptarlo por todas aquellas historias suyas de la grandeza de su familia. Marco Tulio (padre) preguntó que qué era ese olor tan desagradable que olía en la habitación y el doctor le respondió que era grasa de buitre, Marco Tulio (padre) dijo que era muy cara y eficaz. Marco Tulio le comentó al médico que Tulio (hijo) se metió a la cama, cada vez que Helvia se pone muy dominante. Marco (padre) era un hombre que ya había enviudado hace ya mucho tiempo. Marco (padre) levantó a Tulio (hijo) y le dijo que sabía no estaba dormido, y que Helvia ya estaba por dar a luz y en cualquier momento lo mandaría llamar la comadrona. En ese momento la comadrona interrumpió diciéndole a Tulio que Helvia ya iba a dar a luz, el médico ya se encontraba con Helvia. Tulio, no quería ir a donde se encontraba Helvia, no era que no la quisiera, pero el amaba la música, los libros, las voces melosas y la tranquilidad, él decía que no debió de haberse casado con ella, porque a pesar de habérsela impuesto, Helvia era todo lo contrario a él, era una mujer muy fuerte, sana y tenía un duro carácter capaz de dominar a cualquiera, organizada, demasiado ahorrativa y que era una mujer casi perfecta, pero a Marco no le gustaba la gente sana que amaba los inviernos y pensaba que debió de haber sido su padre quien debió de casarse con Helvia ya que ellos tenían muchas cosas en común. La nana de Helvia se sorprendió porque no se habían presentado junto a su niña, pero Tulio pensaba que Helvia no necesitaba consuelo, ni ayuda de nadie por era una mujer muy fuerte. La nana de Helvia dijo que nacería un varón. A pesar del dolor y del ambiente que se vivía en esa habitación, Helvia no dejaba de llevar la contabilidad, y le comentaba a Tulio que faltaban dos sestercios y le dijo que no descansaría hasta encontrarlos. Helvia tenía sus ojos grandes y de color cambiante, sus pestañas eran negras, su rostro redondo, su boca era grande, en su barbilla tenía un hoyuelo y su cuello era corto, gozaba de mucha salud, vitalidad y viveza, pero Helvia acababa de llegar a la pubertad pues solo tenía 16 años. Helvia comenzó a sentir los dolores cada vez más intensos y con un poco más de esfuerzo y confusión nació el niño. Así que Marco Tulio III nació el 3 de Enero del año 648 de la fundación de Roma. Después de la importancia del nombre, y para evitar confusiones dejaron de llamar al padre Marco Tulio II, pasando hacer simplemente Tulio y al papá de Marco Tulio II ya era solamente el abuelo. La familia Cicerón vivía en Arpinum, donde la mayoría de las personas eran esclavos y no libres, pero gozaban de las franquicias de Roma.

La Familia Cicerón era una familia libre y muy bien acomodada, y por esta razón veían a Marco Tulio como el gran salvador de los hombres ya que con su llegada ellos esperaban que las cosas cambiaran. El abuelo y Tulio habían nacido en la isla del río junto a Ampirum. Tulio mando ampliar la choza donde Vivian para darle a la choza más espacio.

Marco estaba fastidiado por las historias de amor; le preguntaba a Arquías el por que los hombres se dejaban arrastrar por la locura, hasta llegar a convertirse locos y en poco menos que en bestias, le comentaba Arquías que las poesías más grandiosas surgían de los corazones enamorados; pero Marco no le creía. En una ocasión Marco paseaba por el bosque pensando en Livia, había perdido las esperanzas de volver a verla. En una ocasión caminaba Marco y se la encontró, él no lo esperaba verla, mientras que ella le dice que porque no la había visto todas las ocasiones que visitaba el bosque ya que ella lo veía cada vez que pasaba por ahí, mientras tanto Marco pensaba que estaba dentro de un sueño, se encontraba tan enamorado que no que pensaba. Marco le decía a Livia que en esencia eran algo muy singular, no se daban cuenta que eran seres distintos, sino que se sentían uno solo. Marco en una ocasión junto con Livia se imaginaba que pasaba una hoja por su pecho cortándola, mientras que en otra ocasión se imaginaba a Quinto en una situación muy angustiosa y como Marco era Romano, le decían Arquías que aparentaba ser muy supersticioso y eso no podía pasarle a un romano como él. La edad promedio para casarse era a los 14 años, Livia Curio a esta edad ya estaba comprometida con Lucio el cruel, Marco le decía que no se casara con él porque era un patán y la iba hacer sufrir, que él la amaba y no le gustaría verla sufrir, pero Livia tenía sus tutotes que eran de familia renombrada en Roma, no podía dejar así a su prometido y eso era lo que a Marco lo desesperaba porque se sentía entre la espada y la pared, ya que su mamá le aconsejó que si ya se encontraba comprometida se olvidará de ella, que existían más mujeres en Roma, pero él decía que como Livia no había ninguna. Marco aferrado al amor que sentía por Livia decía que moriría de pena si no la conseguía. Los hombres no mueran de amor. Esos se dice en las poesías, pero la vida tiene poco de poética. Se juró a sí mismo que nunca olvidaría a Livia, ni se iba a resignar a perderla así de fácil. Por la isla Livia no se volvió a aparecer, porque su familia tuvo que regresar a la capital, pues corrían peligro perteneciendo en Arpino.

Después comenzaron a huir la familia a los pueblos lejos de Roma ya que comenzaba a ver problemas. Los pueblos dependientes de Roma estaban obligados a proporcionar soldados al ejército romano, en mayor proporción que las familias dominadoras. Y aunque los itálicos llegarán a ser oficiales, siempre eran menos, aunque a un simple soldado romano de infantería, a cuya palabra se le daba más valor. Hubo un tiempo en que la ciudadanía Romana se concedía a todos los itálicos de mérito, sin distinción; pero en provincia surgió una poderosa clase media, y los romanos se sintieron alarmados, ya que se consideraban nobles y patricios, gente de más categoría, no podían ser comparados con los habitantes de otras regiones de la península. Fue el odio y el temor hacia las virtudes de la clase media provinciana, lo que hizo que Roma hiciera muy difícil el obtener la ciudadanía romana a todo aquel que no tuviera antepasados ilustres, no hubiera nacido en Roma, no estuviera relacionado con los influyentes senadores, despreciara

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