La Cultura
Saamyrdz27 de Enero de 2014
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El panorama no es tan negro, hay colecciones que son accesibles y tienen en su acervo la mayoría de los clásicos. Por ejemplo, la colección Sepan Cuantos de editorial Porrúa, que últimamente en las librerías locales se encuentra incompleta. Esta colección sería la base para el nuevo lector, ya que cada tomo cuenta con un estudio introductorio sobre la obra, escrito por plumas muy preparadas. No solamente se encuentran novelas, también hay mucho material sobre historia y filosofía. En esa editorial, tengo a casi todos los cronistas de la Conquista y la mayoría de los clásicos. Antiguamente, por medio de los voceadores, sacaban libros semanales. Casi siempre eran colecciones de cien libros y estaban muy baratos. Allá en mi juventud, comencé a consumir los de editorial Salvat. Después, salieron otras; últimamente no las he visto y para promover la lectura en los jóvenes hace falta.
De repente, en las librerías se encuentra uno libros bonitos que contienen varias obras del mismo autor y que resultan muy baratos. Menciono algunas colecciones: Colección Rubí de Editoriales Mexicanos Unidos, El novelón de la ser, de Santillana ediciones generales, Obras selectas, de Edimat libros. No son muchos los tomos (como diez títulos en cada colección), pero ya es algo.
Hay libros que aparentemente son muy baratos y que están hechos para satisfacer el sistema educativo escolar. Hay que tener cuidado con ellos porque muchas veces las obras no están completas; son meras sinopsis, únicamente te dan la mitad de la obra, el suceso; se puede perder la forma.
Otras opciones que se tienen es visitar las librerías de viejo que a veces pueden ofrecerte sorpresas. En Torreón, conozco dos que más o menos cuentan con surtido, sobre todo para el lector novel.
Otro lugar al que se puede acudir son a las bibliotecas que también la ciudad cuenta con algunas que están bien surtidas, la de la Alameda y la de los centros culturales. El resto es buscar en los bazares, y en los tiraderos.
Lo malo con el libro es que lo compras caro y te lo compran muy barato. Los que se dedican a eso no te ofrecen más de cinco pesos por tomo cuando te compran bibliotecas. (El mismo tomo te lo venden en treinta o cuarenta pesos, dependiendo del libro, en eso estriba el negocio). Por otro lado, te pasas la vida juntando una buena biblioteca y cuando se muere el lector, si a los herederos no les gusta leer, los libros van a dar a la caridad pública. Cada vez son menos los que le tienen amor al libro.
De todos modos, no hay que tenerle mucho respeto. El libro es un medio de información, de recreación. Cuando haya necesidad, hay que subrayarlo (para eso hay que comprar libros que se puedan subrayar). El libro te abre las puertas a la historia, a la sociedad, al ser humano.
Una colección que se echa de menos es la de lecturas mexicanas que editaron como cuatrocientos títulos en todas sus series. Fue editada por el Fondo de Cultura Económica y sólo se vendía en las librerías Educal, que muchos ni siquiera saben en donde queda esta librería (en el Museo Arocena). Con sólo volverla a editar (los jóvenes de hace veinte años no son los mismos jóvenes de ahora), le harían un gran servicio al país. Si se hace una campaña sobre la lectura, hay que hacerla completa, ¿No les parece?
Otras colecciones, Leissste, y muchas más desaparecidas; tal vez antes no existían muchas campañas sobre la lectura, pero si libros accesibles hasta en los puestos de periódicos. Hoy, hay que leer, pero irremediablemente cuesta. Lo que no acabo de entender es, ¿por qué los libros mexicanos son más caros que los españoles?
No hay que ser negativo, la campaña sobre la lectura va viento en popa. Hay que preocuparse por las bibliotecas escolares, ponerlas al día, sobre todo, pensando en los jóvenes.
Sólo hay que pedirle a Dios que nos dé recursos para mantener el vicio de la lectura.
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