La Democracia Ateniense
bea_frago24 de Abril de 2013
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Instituciones políticas y administrativas
Las instituciones griegas como base de las actuales
ÍNDICE
1. Introducción…………………………………………………………………………….…….3
2. La democracia ateniense…………………………………………………………….…..4
3. Las instituciones griegas como base de las actuales…………………..…...8
4. Conclusión……………………………………………………………………………..………11
5. Bibliografía…………………………………………………………………………………….12
1. INTRODUCCIÓN
“Que cada cual sea a su manera griego, pero que lo sea”, dijo Goethe. Ser griego supone ser pionero. Su mundo es fascinante porque fueron literalmente los primeros en todo. Su evolución trajo consigo la creación del arte, la política, la ciencia, la literatura, la educación… Pero lo más importante de su legado es la democracia. Como no había precedentes en los que buscar apoyo, quedaba un amplio espacio a la invención de los que pensaban cómo podría administrarse el Estado, distribuirse el poder, promulgarse las leyes y darles fuerza.
En su condición de obligada originalidad fueron capaces de crear un gobierno en el cual cada ciudadano pudiese participar. Bueno, hay que matizar esto, porque cierto es que no todo habitante de Atenas era ciudadano: el término solo englobaba a los hombres mayores de dieciocho años en condición de libertad civil. Por tanto, mujeres, esclavos y extranjeros quedaban excluidos –aunque los extranjeros tendrán algún tipo de participación casi hacia el final de la democracia– de la vida política. Esto aleja a la democracia ateniense del ideal actual de democracia que tenemos, pero nunca podemos olvidar de que se trataba de circunstancias diferentes. Por eso mismo surgen posturas que niegan que la democracia ateniense sea un modelo para la actual, ni que esté basada en ella. Personalmente, creo que los valores de esa democracia ateniense sí son los mismos, y que sí los hemos tenido en cuenta. De hecho, en la historia siempre se hace mención al pasado, y pasa esto en arte, en política… Sí creo en la democracia antigua como referente para la moderna, aunque luego veremos ambos argumentos con mayor profundidad.
Si he escogido este trabajo es porque me fascinan los griegos, por ser los primeros. Inventaron la escritura, lo cual debemos agradecerles. La lengua griega sigue siendo muy importante para nosotros porque nos aportan matices e ideas muy originales. Podría declararme amante del mundo griego, pero intentaré juzgarlo y realizar una crítica objetiva; pero en este principio no soy capaz más que de alabarlo.
La democracia es, hasta el momento, la única forma de gobierno mediante la cual se tenga en cuenta la opinión de quienes viven en ella cada día. Esto es muy importante porque durante la mayor parte de la historia ha habido sistemas políticos autoritarios que contentaban a muy pocos, a los que tenían el poder. A los españoles nos ha costado muchos cientos de años comprenderlo, y hasta hace treinta años no se consolidó. En Grecia, en el siglo V a.C. ya se puso en marcha. Es admirable, y al mismo tiempo da qué pensar. ¿Tan retrasados estamos política y socialmente?
Mi trabajo consta de cuatro partes: la primera y la última son las típicas introducción y la conclusión. El resto es el cuerpo del trabajo, la parte más teórica y para la que he necesitado documentación, que aparece en la bibliografía. La he dividido en dos, porque son dos temas distintos: primero, he explicado en qué contexto surgen las instituciones democráticas atenienses y cuáles son; y después he explicado por qué se las considera, o no, precursoras de las instituciones democráticas modernas.
Vamos allá.
2. LA DEMOCRACIA ATENIENSE Y SUS INSTITUCIONES
El pueblo de habla griega entra en la península que después se llamará Grecia antes de 1900 a.C. Los griegos nunca se llamaron a sí mismos griegos, esta denominación procede del término con que los romanos les designaron: “graeci”. En la época micénica eran conocidos como “aqueos”, y luego como “helenos”, porque llamaban a Grecia la “Hélade”.
Desde ese momento, podemos diferenciar cinco grandes periodos:
1. Época Micénica. (1600 – 1100 a.C.)
2. Edad Oscura (1100 – 800 a.C.)
3. Época Arcaica (800/750 – 500 a.C.)
4. Época Clásica (500 – 336 a.C.): Es el periodo de las ciudades-estado independientes.
5. Época Helenística: Se difunde la civilización griega (Alejandría, Antioquía). Gobierna una aristocracia grecomacedónica en régimen de monarquías absolutas desde la conquista de Alejandro Magno.
Pero vayamos poco a poco, porque aunque nos vamos a centrar en la época clásica, debemos mencionar algo de las anteriores para entender el transcurso de la historia.
Desde antes de la Edad Oscura, la sociedad estaba formada por reyes y nobles que poseían muchas propiedades (tierras y ganado) y que llevaban una vida de esplendor. La mansión del rey era el centro del poder, el cual era juez, legislador y caudillo guerrero. No estaba sujeto a ninguna censura y solo dependía de la sanción de su valentía, riqueza y relaciones. En ocasiones, la gente de los pueblos se reunía en asambleas, pero casi nunca contaban sus voces ni votos para tomar decisiones.
Durante la época arcaica surge un gran número de comunidades pequeñas e independientes (principalmente por causas geográficas), lo que precede y prepara a las ciudades-estado que han de venir. Los jefes y reyes de las tribus anteriores habían desaparecido tan pacíficamente que no quedó memoria de su desterramiento. El poder había pasado a unas pocas familias aristocráticas que monopolizaban el territorio valiéndose de instituciones formales y relaciones de parentesco (matrimonios de conveniencia).
Más adelante, estos reyes fueron evolucionando y surgió la institución específicamente griega de la tiranía. La palabra “tirano” no tenía el mismo significado peyorativo que ahora: servía para designar a quien se había hecho con el poder y lo retenía sin una autoridad constituida legalmente, pero no implicaba juicios sobre sus cualidades como gobernante o como persona. Hubo tiranos muy distintos unos de otros: varios gobernaron muy benévola y acertadamente, poniendo fin a los problemas internos, económicos, y haciendo que la ciudad progresara.
Solón fue un tirano elegido por acuerdo espontáneo entre los atenienses y se le confió la tarea de reformar el Estado, pero no tenía vocación ni se adueñó del poder, solo quiso “no tolerar la injusticia”. Fracasó, aunque fue considerado como el hombre que supo encauzar a Atenas por la ruta de la grandeza: logró abolir la esclavitud por deudas, crear una administración de justicia imparcial e impulsó el derecho a apelar al tribunal del pueblo. Todos estos objetivos estaban encaminados a hacer progresar la idea de comunidad y a proteger a la mayoría débil frente al poder de los nobles. Quiso encontrar una organización política civilizada e incluso la igualdad ante la ley. Por todo esto, Solón es considerado el padre de la democracia, aunque fuese un tirano y aún quedase trecho para alcanzarla.
La institución de la tiranía fue efímera porque los tiranos ejercían los procedimientos más brutales a veces sin causa alguna, debido a que se sentían seguros y se movían por la ambición del poder y el triunfo. Fueron los precursores de esa transición del gobierno aristócrata a la ciudad-estado clásica.
Recordemos que hablamos de Atenas, ya que en otros lugares, como Esparta o Corinto, el desarrollo político fue de otra manera. En gran parte de Grecia nunca se logró solucionar los conflictos entre aristócratas y ciudadanos humildes, aunque hacia finales del periodo arcaico predominaba la tiranía como forma de gobierno y se llegó a un equilibrio. Fue por entonces cuando los griegos descubrieron la noción de libertad.
INICIOS DE LA DEMOCRACIA
Aunque se considera a Solón y Pisístrato como los padres de la democracia, no fue su propósito inicial. En cambio sí lo fue para Clístenes: emprendió una mayor innovación y creó nuevas instituciones (aunque hasta Pericles no se perfecciona la estructura). Durante el gobierno de Clístenes, el mecanismo giraba en torno a la elección por suertes –que aseguraba la real igualdad de oportunidades– y el pago por desempeñar las funciones públicas.
En ese momento (s. V a.C.), Atenas era una polis. La palabra griega polis significaba “un estado autónomo que se gobierna a sí mismo” o, más simple: “ciudad-estado”, pero esta segunda acepción puede llevar a equívoco, puesto que la población era más bien rural y sugiere la idea de que la ciudad gobernaba al campo, lo cual es incierto. Al final, polis era cualquier comunidad griega independiente. La polis no era un sitio ni lugar determinado, sino el conjunto del pueblo actuando de común acuerdo, por lo que necesitaba un lugar para reunirse en asamblea: el ágora.
El vocablo “ciudadano”, tal y como lo entendemos hoy en día, no abarca todo lo que implicaba ser miembro de una polis griega. Si no se había nacido en su seno era casi imposible conseguir tal título, ya que la asamblea soberana tenía que ser quien emitiese una declaración formal, y era muy difícil persuadirlos. La mayoría de la población estaba formada por los no ciudadanos (extranjeros o “metecos”, esclavos y mujeres), los cuales sufrían incapacidades
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