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La Democracia


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2014  •  3.399 Palabras (14 Páginas)  •  216 Visitas

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El arte de Japón (日本美術 Nippon bijutsu?) es una expresión de la cultura japonesa, desarrollado a lo largo del tiempo en diversos períodos y estilos que se han ido sucediendo de forma cronológica, en paralelo al devenir histórico, social y cultural del pueblo japonés. La evolución del arte nipón ha estado marcada por el desarrollo de su tecnología, siendo una de sus señas distintivas el uso de materiales autóctonos. Como en el arte occidental, las principales manifestaciones artísticas han tenido su origen en la religión y el poder político.1

Una de las principales características del arte japonés es su eclecticismo, proveniente de los diversos pueblos y culturas que han arribado a sus costas a lo largo del tiempo: los primeros pobladores instalados en Japón –conocidos como losAinu– pertenecían a una rama caucásica procedente del norte y este de Asia, llegados posiblemente cuando Japón aún estaba unido al continente. El origen de estos pobladores es incierto, barajando los historiadores diversas hipótesis, desde una raza uralo-altaica hasta un posible origen indonesio o mongol. En todo caso, su cultura parecía corresponder alpaleolítico superior o mesolítico. Posteriormente arribaron a las costas japonesas —al tiempo que a Corea y diversas zonas de China— varios grupos de raza malaya procedentes del sudeste asiático o islas del Pacífico, que se fueron introduciendo paulatinamente desde el sur, desplazando a los Ainu hacia el norte de Japón, mientras que en una posterior oleada llegaron a Japón varios grupos de la misma etnia procedentes de China y Corea.2 A esta mezcolanza racial se debe añadir la influencia de otras culturas: debido a su insularidad, Japón ha estado aislado buena parte de su historia, pero a intervalos ha ido recibiendo la influencia de las civilizaciones continentales, sobre todo de China y Corea, especialmente desde el siglo V.3 Así, a la cultura ancestral nipona derivada de las sucesivas oleadas inmigratorias se añadió la influencia foránea, forjando un arte ecléctico y abierto a la innovación y el progreso estilístico. También cabe destacar que gran parte del arte producido en Japón ha sido de tipo religioso: a la religión sintoísta, la más típicamente japonesa, formada alrededor del siglo I, se añadió el budismo en torno al siglo V, forjando un sincretismo religioso que aún hoy perdura, y que también ha dejado su reflejo en el arte.4

El arte japonés es pues reflejo de estas distintas culturas y tradiciones, interpretando a su manera los estilos artísticos importados de otros países, que asumen según su concepto de la vida y el arte, reinterpretando y simplificando sus características peculiares, como los elaborados templos budistas chinos, que en Japón sufrieron un proceso de reducción de sus elementos superfluos y decorativos. Ello da muestra del carácter sincrético del arte japonés, por lo que siempre ha asumido con naturalidad cualquier innovación procedente de otros países.5

El arte tiene en la cultura japonesa un gran sentido introspectivo y de interrelación entre el hombre y la naturaleza, representada igualmente en los objetos que le envuelven, desde el más ornado y enfático hasta el más simple y cotidiano. Esto se pone de manifiesto en el valor otorgado a la imperfección, al carácter efímero de las cosas, al sentido emocional que el japonés establece con su entorno. Así, por ejemplo, en la ceremonia del té los japoneses valoran la calma y la tranquilidad de ese estado de contemplación que consiguen con un sencillo ritual, basado en elementos simples y en una armonía proveniente de un espacio asimétrico e inacabado. Para los japoneses, la paz y la armonía están asociadas a la calidez y la comodidad, cualidades a su vez que son fiel reflejo de su concepto de la belleza. Incluso a la hora de comer, no importa la cantidad de alimentos o su presentación, sino la percepción sensorial de la comida y el sentido estético que otorgan a cualquier acto. De igual manera, los artistas y artesanos japoneses tienen un elevado grado de vinculación con su obra, sintiendo los materiales como parte esencial de su vida y de su comunicación con el ambiente que les rodea.6

Período Jōmon (11000 a.C.-500 a.C.)

Durante el mesolítico y el neolítico Japón se mantuvo aislado del continente, por lo que toda su producción fue autóctona, aunque de escasa relevancia. Eran sociedades semisedentarias, que habitaban en pequeñas aldeas con casas excavadas en la tierra, obteniendo sus recursos alimentarios principalmente del bosque (ciervos, jabalís, frutos secos) y del mar (peces, crustáceos, mamíferos marinos). Estas sociedades tenían una elaborada organización del trabajo, y estaban preocupadas en la medición del tiempo, como lo demuestran diversos restos de disposiciones circulares de piedras en Oyu y Komakino, que actuaban como relojes solares. Al parecer, tenían unidades de medida estandarizadas, como dan fe diversos edificios construidos según determinados patrones.

Período Yayoi (500 a.C.-300 d.C.)

Esta época supuso la implantación definitiva de la sociedad agrícola, que comportó la deforestación de amplias zonas del territorio. Esta transformación conllevó una evolución de la sociedad nipona en los terrenos tecnológico, cultural y social, con una mayor estratificación social y especialización del trabajo, y supuso el aumento de los conflictos bélicos. El archipiélago nipón estaba jalonado de pequeños estados formados en torno a clanes (uji), entre los que prevaleció el de Yamato, que dio origen a la familia imperial. Apareció entonces el sintoísmo, religión de corte mitológico que hacía descender al emperador de Amaterasu, la diosa del sol. Esta religión propició el sentido original de pureza y frescura del arte japonés, con predilección por los materiales puros, sin decorar, con un sentido de integración con la naturaleza (kami o supraconciencia). Desde el siglo I a. C. empezó a introducirse la civilización del continente, a causa de las relaciones con China y Corea.20

Período Kofun (300-552)

Esta era supuso la consolidación del estado central imperial, que controlaba los principales recursos, como el hierro y el oro. La arquitectura se desarrolló preferentemente en el terreno funerario, con unas características tumbas de cámara y de corredor llamadas kofun («tumba antigua»), sobre las que se elevaban túmulos de tierra de grandes proporciones. Destacan las grandes sepulturas de los emperadores Ōjin (346-395) y Nintoku (395-427), donde aparecieron diversas joyas, armas, sarcófagos de piedra o terracota, cerámica y unas figuras antropomórficas de terracota llamadas haniwa, formadas por un pedestal cilíndrico y un medio busto. Estas estatuillas eran de unos 60

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