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La Educacion


Enviado por   •  10 de Octubre de 2014  •  1.998 Palabras (8 Páginas)  •  234 Visitas

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PRIMEROS RESULTADOS EN LAS NEGOCIACIONES DEL TLC

Las negociaciones se desarrollaron en etapas.

La primera etapa puede ser la de "llegar a conocerse". Había que comprender los aspectos fundamentales de las posiciones que tomarían las otras partes y al mismo tiempo guardar y encubrir las propias lo más posible. El problema inicial era entender los conceptos, las condiciones, la cultura subyacente en las posiciones de los demás. No comprender los puntos de vista, las tradiciones y aun los matices del lenguaje podía llevar, como en efecto llevó, a malinterpretaciones. Esta fue la tarea de la primera etapa, que en ocasiones se vio obstaculizada por el uso de expresiones tanto en inglés como en español, las cuales son difíciles de traducir con el sabor y sentido original.

Habiendo superado las primeras barreras de comunicación y comprensión, cada una de las delegaciones inició la presentación de sus demandas y de las restricciones fundamentales a que estaban sujetas, éstas obviamente en respuesta a las solicitudes de las contrapartes. En muchos casos las demandas eran sumamente exigentes, mientras que las restricciones eran defensivas en extremo. Así comenzó una segunda etapa en la que quizá se generaron las situaciones más difíciles de las negociaciones en cuanto a relaciones humanas y confrontación de intereses. Sin embargo, éstas normalmente eran llevadas con seriedad profesional y con un toque de suave diplomacia.

Después de esa difícil y extremosa etapa, cada una de las delegaciones tuvo una idea clara del perfil de la problemática a la que se estaba enfrentando, y era oportuno que cada una revisara sus posiciones y tratara de vincularlas entre sí y de generar propuestas congruentes que tomaran en cuenta las interrelaciones entre los varios sectores que se negociaban. De esa forma se podrían identificar las posibles bases de acuerdos y las divergencias más notables que requerían compromisos o discusiones posteriores. A fin de conseguirlo, en octubre de 1991 se propuso que cada una de las delegaciones elaborara un borrador con el conjunto de sus posiciones. Las presentaciones iniciales se intercambiaron en noviembre. Pero hasta enero de 1992, se expusieron las propuestas. De esa forma, los problemas se podían enfocar con mayor facilidad a fin de evitar controversias inútiles o marginales. Esto constituyó la tercera etapa.

Habiendo establecido una base común que condujera las decisiones hacia un solo cauce y habiéndose aclarado asuntos intrincados en un texto común, aunque llenos de observaciones, se abrió la cuarta etapa que consistió básicamente en desmembrar ese texto; fue la más larga en duración y más complicada en discusión.

Por supuesto, los asuntos más difíciles de resolver permanecieron más tiempo en tratarse y resolverse; la intervención de los ministros fue necesaria con mayor frecuencia a fin de ir quitando piedras del camino. En cierto sentido, era engañoso que se hablara de un texto común, pues no existía como tal, pero ciertamente ayudó a que se realzaran los puntos conflictivos que requerían más atención y que habrían podido hacer fracasar las negociaciones. Se obtenía así claridad sobre la problemática y se obligaba a no soslayar difíciles decisiones políticas.

La personalidad de cada una de las delegaciones durante este periodo se definió con base en los diversos estiles de expresión propios, los antecedentes culturales, las posiciones estratégicas tomadas y los conflictos de intereses. México comenzó con la posición más débil; Canadá con la más fuerte. La delegación mexicana era la que tenía una menor experiencia en negociaciones comerciales dada la tradición aislacionista de la economía nacional. Además, representaba al país de la economía más débil, menos desarrollada y de muchos desequilibrios internos. Por otra parte, era la que tenía más que ganar desde el punto de vista político, porque México había iniciado una profunda reforma para su modernización y este tratado le daría un poderos impulso, pero también era el país que más tenía que perder con un fracaso.

La posición mexicana, en sus aspectos principales, era clara para la delegación. Con anterioridad se habían hecho investigaciones apoyadas por diferentes agrupaciones económicas y sociales y se había generado un detallado análisis sobre las fortalezas y debilidades de la economía mexicana, todo lo cual señalaba con exactitud lo que México debía obtener de un acuerdo. Dentro de este marco de referencia, México tenía el objetivo de maximizar el apoyo político en los Estados Unidos y minimizar el costo político en México. Se tendrían que hacer suficientes concesiones para crear una red de apoyo en el Congreso y en el sector privado estadounidenses tales que no pusieran en entredicho los objetivos del país.

El problema de llegar a un equilibrio en el acuerdo fue de primerísima importancia para la delegación mexicana. De alguna forma se cernía en todas las discusiones. Se trataba de u n equilibrio general, lo cual era muy difícil de lograr puesto que se trataba de países con una gran disparidad económica.

El problema del balance surgía por todas partes y entorpecía las negociaciones; por ello, se llegó a la decisión de analizar el problema del equilibrio hasta el final. De una forma u otra el problema estaría latente en las negociaciones, lo cual era inevitable tratándose de economías tan distintas. En realidad, el equilibrio que se buscaba, era un equilibrio político.

Había muchas inconsistencias en las posiciones de los países, pues cada uno aspiraba a un comercio menos restringido y a una liberación de los flujos de inversión, pero de la manera más proteccionista posible según sus propios intereses. En este proceso, los países hicieron uso de la facultad de los Estados de elaborar reservas, que protegieran sus objetivos e intereses.

Probablemente el asunto más crítico desde el punto de vista de los Estados Unidos y el que constituyó el mayor logro de México fue el de solución de controversias. En este campo, los intereses canadienses y mexicanos coincidían. Resultó muy difícil de tratar porque la sensibilidad estadounidense al respecto es como un nervio a flor de piel. Aunque en los EU ha persistido una tradición a favor del libre comercio, existe simultáneamente un principio nacionalista y proteccionista. En atención a su principio de "seguridad nacional", existe viva la amenaza de acudir a acciones unilaterales del gobierno de EU cuando lo juzgue conveniente. Los EU se reservan un amplio margen de maniobra para

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