La Era de las Catastrofes

Hobsbawm nombra como “La Era de las Catástrofes” al periodo que abarca 1914 a 1945. Esta es la primera de las tres partes en la cual divide al Siglo XX Corto (1914-1991), las siguientes eras fueron denominadas: Edad de Oro (1945 a 1973) y Crisis y descomposición (1973 a 1989-1991). Este autor afirma que entre el 28 de julio de 1914 al 14 de agosto de 1945 se desarrollaron 31 años de conflicto mundial, debido a que sucedieron los siguientes hechos que marcaron esta era. Si bien no fueron literalmente 31 años de guerras, pusieron en jaque a la economía de las potencias mundiales, se produjo la pérdida del 10% de la población mundial en los conflictos bélicos, y se desarmaron grandes imperios coloniales:

• Gran Guerra (Primera Guerra Mundial): 28 de julio de 1914 a noviembre de 1918

• Revolución Rusa: febrero y octubre de 1917

• Guerra de Independencia turca: pos Gran Guerra hasta octubre de 1923

• Caída de la Bolsa de Wall Street y Gran Depresión: 1929

• Segunda Guerra Mundial: 1939 a 1945

Causas: Una vez finalizada la Gran Guerra se firmó el Tratado de Versalles (28 de junio de 1919), y Alemania resultó económicamente muy golpeada producto de las grandes multas que le fueron impuestas en la cláusula “culpabilidad de guerra”, además de perder un porcentaje de su territorio (le obligaron a ceder sus colonias). Debió reducir su ejército (perdió la fuerza aérea), entregar armamento militar y naval, y le fue prohibida la fabricación del mismo. El descontento en el pueblo alemán ante la arbitrariedad del tratado, fue la puerta de entrada a Adolf Hitler, un pintor frustrado pero orador muy carismático, que desde su participación en la Primera Guerra Mundial como “frontsoldat” había acrecentado un sentimiento de superioridad ultraderechista, hacia quienes no habían peleado durante la Primera Guerra Mundial y las mujeres.

Otra causal relacionada con la Gran Guerra fue la poca eficacia que obtuvo la Sociedad de Naciones, que no contó con la firma de EE.UU., en sus tibios intentos de lograr mantener la paz y el orden democrático, al no intervenir en 1931 cuando Japón invadió Manchuria o en 1935 contra Italia.

El descontento en Italia se debió al estar insatisfechos con los territorios que recibió por su participación en la Primer Guerra Mundial, el Fascismo acrecentó el sentimiento. Este movimiento ultranacionalista e imperialista surgió en el territorio italiano y tomó fuerza en 1922 en manos de Benito Mussolini. Sus ideas contrastaban con los ideales liberales del resto de Europa y las comunistas de la Unión Soviética.

Todo lo anteriormente mencionado sirvió de empuje, pero finalmente la agresión de Japón, Alemania e Italia, y en especial las dos últimas mencionadas con

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