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La Generacion Del 37

Yohanna14ojeda30 de Noviembre de 2012

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La generación del 37

La denominación habitual de "Generación del ´37" para designar, en forma grupal, a escritores como Esteban Echeverría, Domingo Faustino Sarmiento, Juan Bautista Alberdi, José Mármol, entre otros. Sin embargo, es cierto que los escritores proyectaron una sólida imagen como generación, presentándose a sí mismos como ciudadanos, jóvenes y exiliados, tres figuras muy instaladas en el imaginario europeo de comienzos del siglo XIX (a través de asociaciones como la Joven Italia o la Joven Europa), o de los escritos de los diversos exiliados en el interior del continente europeo (los españoles liberales, los aristócratas franceses).

También llamada Generación de Mayo, Generación de 1837, o Generación de los Románticos o de los Proscriptos, pues muchos debieron abandonar su patria por la persecución ideológica.

CONTEXTO

El siglo XIX en Europa, estaba impregnado de ideas racionalistas y de derechos naturales, de movimientos nacionalistas tendientes a lograr la unidad política. Las ideas del romanticismo comenzaron a reclamar una nueva organización social acorde a los principios liberales surgidos de la Revolución Francesa. Rousseau con su idea del contrato social, estableció un pacto entre gobernantes y gobernados, donde el poder residía en la mayoría del pueblo. La Joven Italia, en 1831, fue fundada por Giuseppe Mazzini, de ideas democráticas y unitarias.

En Buenos Aires, el año 1837 estaba signado por la dictadura de Juan Manuel de Rosas, pero esto no impidió que el romanticismo europeo se hiciera presentes en las jóvenes generaciones, sobre todo en las manifestaciones literarias y artísticas, inspiradas primordialmente en la naturaleza.

Muchos de los integrantes de este movimiento sufrieron el exilio, al ser perseguidos por el régimen rosista. Entre ellos sobresalió Esteban Echeverría, que había arribado al país, luego de cinco años de permanencia en París, en 1830, trayendo las ideas que allí se habían gestado. Sostuvo que la poesía debía retratar la naturaleza pero a su vez por intermedio de ella, expresar las costumbres, los sentimientos, las ideologías y los distintos y contrapuestos intereses sociales.

Echeverría y los demás miembros del grupo, querían un país sumado al progreso donde las corrientes científicas, literarias y artísticas se adaptaran a la realidad nacional, a fin de enriquecerla

PRINCIPALES REPRESENTANTES:

La Generación del ’37 fue un grupo de intelectuales argentinos nacidos en torno a la Revolución de Mayo y a la Independencia. En general, se caracterizaron por adherirse a los principios del romanticismo, especialmente al francés, y los textos ingleses y alemanes traducidos en París.

Eran jóvenes intelectuales, hijos de comerciantes (de la burguesía) criollos con acceso a la educación universitaria y favorecidos por las reformas universitarias llevadas a cabo por la presidencia de Rivadavia, aunque muchos de ellos perfeccionaron sus estudios en las mejores universidades de Europa. Eran jóvenes provenientes de distintos rincones del país que se dieron cita en las aulas universitarias de Buenos Aires, creación de Rivadavia, particularmente la Facultad de Derecho (o Departamento de Jurisprudencia, según la denominación de la época), resultaba la de mayor atracción.

El 8 de julio de 1830, "La Gaceta Mercantil" publicó un poema ─El regreso─ de un joven argentino llegado recientemente desde Francia; era algo inesperadamente nuevo. El joven compatriota tardó muy poco en hacerse conocer: se llamaba Esteban Echeverría. Con él ingresaba, en nuestro país la sensibilidad romántica, que acababa de imponerse en Europa occidental.

Entre sus miembros se destacan Domingo Faustino Sarmiento, Juan Bautista Alberdi y Esteban Echeverría, como su líder formador. Podríamos considerar a Juan María Gutiérrez como el fundador de la crítica literaria, y a Bartolomé Mitre, como el primer historiador moderno del continente americano con sus Historia de San Martín e Historia de Belgrano.

Opuesto al criterio científico de Mitre fue el de Vicente Fidel López, cuya atractiva y colorida Historia de la República Argentina se vale de tradiciones y leyendas orales, y se lo considera el iniciador de la novela histórica con La novia del hereje y La loca de la guardia.

José Mármol fue poeta y novelista, rosista primero y antirrosista más tarde, diplomático y director de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires. Escribió versos y dramas, pero su novela Amalia (historia romántica y folletinesca durante la dictadura de Rosas) es la que sobresale.

Olegario V. Andrade, basó sus poesías en temas patrióticos como: La Libertad y La América, entre otras.

Florencio Varela, a los veinte años se graduó de doctor en la Facultad de Jurisprudencia y era de raíz fervorosamente unitaria. En 1829 fue desterrado y vivió en Montevideo, desde donde realizaba su campaña contra Rosas. Fundó "El Comercio del Plata", en 1845, periódico de gran influencia política y cultural.

Dalmacio Vélez Sársfield era el "sabio jurisconsulto", versado en Derecho y Ciencias Políticas. Cursó sus estudios en la Universidad de Córdoba. Sus creaciones orgánicas y fundamentales son el Código Civil Argentino, promulgado en 1871 y, anteriormente, el Código de Comercio de la República Argentina, en 1857.

Alberdi, Sarmiento y Mitre fueron los continuadores del pensamiento y sentimiento nacionalista que nació con la Revolución de Mayo. Las obras Civilización y Barbarie. Vida de Facundo Quiroga de Sarmiento; Bases y puntos de partida para la Organización política de la República Argentina, de Alberdi, y la Historia de Belgrano de Mitre, realizaron un importante aporte de Argentina a la cultura Latinoamericana.

Esteban Echeverría, sociólogo, historiador, poeta y escritor, representante de la escuela romántica y del liberalismo político, fue uno de los redactores del Dogma Socialista y autor de La cautiva y El Matadero, al que luego nos dedicaremos con mayor detenimiento.

El género novelístico tuvo, hasta la publicación de Amalia en 1851, algunos exponentes poco significativos, o bien porque la circulación de los textos fue muy acotada o porque su eficacia literaria resulta escasa: Apenas más atención merecieron las incursiones novelísticas de Juana Manso (Los misterios del Plata, 1851; y La familia del comendador, 1854), las novelas de Miguel Cané, padre (Esther, 1851; Una noche de bodas, y La familia Sconner, 1858) y las de los historiadores Bartolomé Mitre (Soledad, 1847) y Vicente Fidel López (La novia del hereje, 1846, y La loca de la guardia, concluida en 1890). Aunque pueden rastrearse muchos otros exponentes secundarios del género, habrá que esperar hasta la década del ochenta para encontrar un proyecto novelístico del relieve de la Amalia de José Mármol.

Tampoco, curiosamente, proliferan los relatos. Si la postulación de El Matadero de Esteban Echeverría como primer cuento argentino no es producto de una fatalidad cronológica sino de una operación crítica, apenas podrían citarse hacia esos años los cuentos de Juana Manuela Gorriti (1819-1892) recopilados en Sueños y realidades (1865) -hasta la década del ochenta, única escritora que perseveró en el género-; alguna incursión de Bartolomé Mitre (Memorias de un joven botón de rosa, 1848) o de Juan Bautista Alberdi (Tobías o La cárcel a la vela, 1851, y Peregrinación de Luz del día, 1878); y textos que encuadran mejor en el marco del género de costumbres como El hombre hormiga (1838), de Juan María Gutiérrez.

SURGIMIENTO DEL “SALÓN LITERARIO”

En 1837, en la librería porteña de Marcos Sastre, se constituyó el "Salón Literario". Espacio donde escritores como Echeverría, Alberdi Juan María Gutiérrez, Carlos Tejedor y Vicente Fidel López, entre otros. Realizaban lecturas de sus ensayos, debatían sobre literatura, arte y política.(las edades de estos jóvenes oscilaban entre los 25 y 30 años).

Cada uno de los trabajos apuntaba la mirada hacia la patria como objeto central de reflexión, y la convicción de que eran los escritores quienes debían asumir la tarea de pensar un destino para el país naciente. La modificación de las costumbres, la propuesta de un sistema legislativo y constitucional coherente, la búsqueda de una teoría política, la necesidad de crear una literatura nacional son algunas de las cuestiones que preocupan a estos intelectuales.

La posición frente al gobierno de Juan Manuel de Rosas, en cambio, resulta todavía vacilante en el "Salón Literario". Mientras algunos consideraban a su figura como la del “gran hombre”, destinado a pacificar y unificar a la Nación, otros, con reticencias, señalan que ese rol estaba aún vacante. El Salón Literario, si bien se desarrolló por pocos meses en un ámbito limitado ─el porteño─, resultó representativo de las discusiones que otros intelectuales, como el sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento, estaban llevando adelante en otras provincias argentinas. En los años posteriores, sobre todo después de 1840, los escritores de esta generación, proscriptos por Rosas, fueron partiendo, uno a uno, hacia el exilio, refugiándose en las ciudades de Montevideo (donde se congregará el mayor número de exiliados), Santiago de Chile o Río de Janeiro.

Si el exilio y la discusión en común de un destino para la nación agrupa a estos escritores como generación, el otro gran factor aglutinante será la adscripción

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