La Gran Matanza de Gatos

Pasada la primera impresión,  este texto de Robert Darnton, resulta interesante en varios aspectos. En primer lugar,  el autor se vale de la narración de un episodio repulsivo y repudiable para el lector contemporáneo para acercarnos a la realidad de cierto sector de la sociedad de la Francia del siglo XVIII. Dicho episodio es contado por uno de sus protagonistas, el obrero Nicolás Contat

Dos aprendices de una imprenta,  cansados de los malos tratos,  mala alimentación e indiferencia de sus patrones,  deciden vengarse llevando adelante un plan que recaería sobre los gatos que tuvieran a su alcance,  entre ellos, la adorada gata de la esposa del patrón; Grise.

Urdiendo una estrategia que les permitiría burlarse de sus patrones al tiempo que se deshacían de los molestos gatos que perturbaban su escaso sueño; los aprendices aprovecharon el talento que uno de ellos ( Leveillé) tenia para las imitaciones y llevaron adelante el horrible plan. Contat se subió al techo y torturó a sus patrones imitando los gritos de los gatos, logrando que éstos le pidieran que los maten a todos,  excepto a Grise, la gata de la patrona, que fue asesinada en primer lugar. 

Los gatos que no fueron muertos a palazos durante la cacería, sí lo serían en unos juicios improvisados que contaron con jueces y veredictos, a los que llegaron embolsados y maltrechos

El autor propone un punto de reflexión en La diversión que encontraron los aprendices en la matanza y en las posteriores e hilarantes puestas en escena con sus la recordaban, incluye en su análisis el gusto que esta sociedad mostraba por los ritos y las ceremonias ( como las de carnaval) que se llevaban a cabo incluso para celebrar distintas etapas en la trayectoria laboral y el gusto que sentían por la tortura de animales, en especial, de gatos, a quienes la creencia popular relacionaba con la brujería y la superstición.  Ambas pasiones solían juntarse y se desarrollaban entre risas, gritos y los aullidos de los felinos incendiados

Sin embargo, Darnton va más allá,  los aprendices entraron en estas parodias de juicios una forma de juzgar a los patrones sin verse expuestos al peligro de ser despedidos. Incluso de juzgar a toda la sociedad y cuestionar a todo el sistema en el que se encontraban inmersos. Matando a los gatos, castigaban a los dueños. Se apropiaban del.simbolismo que les era familiar para manifestar su protesta en una forma que les permitía sentirse protegidos. Y que no estaba lejos de resultar tan peligrosa como una protesta abierta. 

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