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La Ilustracion


Enviado por   •  16 de Febrero de 2012  •  1.767 Palabras (8 Páginas)  •  410 Visitas

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LA ILUSTRACIÓN

Después de la fuerte manifestación de orden y autoridad que dio la monarquía absoluta de Luis XIV en la segunda mitad del siglo XVII, un viento de renovación liberal golpeó a la cultura europea a comienzos del siglo siguiente. En este tránsito de siglos i esta crisis en la consciencia europea, es lo que va a dar paso a la cultura de la Ilustración.

Los pensadores de aquella época estaban convencidos de poder acabar con las tinieblas del oscurantismo y entendieron que su misión consistía en alumbrar al género humano con la luz del pensamiento racional. En Inglaterra se llamaban freethinker, en Francia philosophes y en Alemania Aufklärer, pero ya fueran librepensadores ingleses, filósofos franceses o ilustrados alemanes, todos ellos compartían la misma idea: confiaban en que con las luces de la razón podían combatir toda superstición y transformar el orden establecido «civilizando a la humanidad» .

Para conseguir lo que querían, los filósofos empezaron su campaña combatiendo el fraude y las tradiciones infundadas, criticando con ironía los vicios de la sociedad. En las Cartas persas el francés Montesquieu (1689-1755) inició un género que dejó convertido en clásico. A esta generación siguió otra que se la conoce con el nombre de enciclopedista, porque sus principales elementos publicaron la Enciclopedia Francesa, un conjunto de conocimientos de todo orden, inspirada en principios físicos, racionalistas y liberales. Los responsables fueron Diderot (1713-1784), filósofo naturalista, y D’Alembert (1717-1783), matemático materialista. La Enciclopedia creció bajo la sombra de Voltaire (1694-1778), escritor cáustico y demoledor, y en compañía de Rousseau (1712-1778), teorizador demócrata en el Contrato Social, pedagogo avanzado y escritor dotado ya de sentimentalidad romántica.

Cada país de Europa conoció a sus propios “enciclopedistas”: Wolff en la Alemania de la Auflärung (Ilustración); Beccaria (1738-1794) en la Italia del Illuminismo; Jovellanos (1744-1811) en la España de la Ilustración. El nivel más elevado del pensamiento del siglo XVIII se alcanza en el umbral de la Revolución francesa: Condillac (1715-1780) en Francia, Hume (1711-1776) en Escocia y Kant (1724-1804) en Prusia, resume toda una época y son puntos de partida de otro desarrollo.

Frente a los ilustrados de la reforma aparecen los hombres de la tradición, los defensores de lo antiguo. Ahora bien: del mismo modo que la crítica del orden vigente no siempre es total, tampoco los defensores del pasado salvan siempre todo el contenido de ese pasado. Los intelectuales del siglo pensaron que, en mayor o menor medida, eran necesarias las reformas. Reformas sin violencias, aunque radicales. Esta fue desde un principio, la idea del reformador tranquilo pero al finalizar el siglo, se dejó atrás al pacifista para ceder el paso al hombre romántico que hará la revolución. Así es como “el Siglo de las Luces ” dará paso al “siglo de las revoluciones”.

Así, en la cuna del movimiento, los pensadores necesitaban ese cambio. La idea de progresar significa el desprecio del pasado, pero también representa la confianza hacia un futuro mejor. Turgot, en el Discurso sobre el progreso del espíritu, Lessing en La educación del género humano, y Condorcet en su Bosquejo de un cuadro histórico del progreso humano, todos ellos, a través de sus obras repiten una y otra vez que la humanidad evoluciona hacia un estadio mayor.

Este optimismo implica una confianza ilimitada en el hombre, que con la ciencia y la técnica empezaba a dominar la naturaleza. Esta naturaleza dominada por el hombre, satisfaría las necesidades materiales de estos, mejoraría las condiciones económicas de su existencia y esto, a fin de cuentas consistía la felicidad. Señal de este optimismo se contemplaba en el “todo está bien”, de Alejandro Pope o en “el mejor de los mundos posibles”, de Leibniz.

Entonces, el objetivo de estos pensadores era acabar con el mundo antiguo y levantar un mundo ideal, pues bien, por suerte o por desgracia esto no fue así, ya que no consiguieron del todo sus expectativas. El siglo XVIII no hizo a los hombres más felices, pero si proporcionó a los individuos, mayor conciencia de su significación en la vida pública y de su responsabilidad.

Los filósofos creían que era posible reformar la sociedad mediante los instrumentos de acción de la monarquía absoluta, siempre que ésta aceptara sus principios ideológicos, religiosos y sociales. Así fue cómo surgió un tipo de monarquía ilustrada, cuyos principales representantes fueron Luis XV en Francia, Carlos III en España, el duque Leopoldo I de Toscana, Federico II de Prusia y José II de Austria. Todos ellos continuaban siendo monarcas omnipotentes, pero eligieron ministros que les guiaran en la urgente tarea de reformar sus Estados.

Así pues, en la crítica se llegará en ocasiones, no siempre, a los ataques extremos contra los pilares fundamentales de aquel orden: la religión revelada y la monarquía absoluta. Confiaban en la reforma de la sociedad, expurgándola de sus vicios y haciéndola definitivamente feliz. Para alcanzarlo, los hombres de la Ilustración creen conveniente, eliminar todos los obstáculos que se oponen al progresivo acercamiento de los hombres a la felicidad.

Un tema muy importante relacionado con este movimiento, son los ataques contra el Dios de los cristianos. Esta idea de cambiar el mundo que tenían los filósofos estaba vinculada con la sociedad cristiana. Lógicamente no es un objetivo fácil, este mundo cuenta con dieciocho siglos de existencia con unas costumbres establecidas

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