La Quemada o el mítico Chicomoztoc, Zacatecas
akuadInforme13 de Mayo de 2014
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La Quemada o el mítico Chicomoztoc, Zacatecas
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Foto: Rafael Doniz
La enigmática zona arqueológica de La Quemada, en Zacatecas.
• 1Por: Baudelina García
El sitio arqueológico de La Quemada, en Zacatecas, forma parte del imaginario mexicano que lo convirtió en el lugar mítico por donde habrían pasado los mexicas en su peregrinación hacia el centro de lo que hoy es México.
Situada en la frontera entre el norte de México y el occidente –las dos regiones culturales que han recibido menos atención en lo que a investigación se refiere–, La Quemada continúa siendo hasta hoy un espacio enigmático cuya historia completa está aún por conocerse.
Si bien es cierto que pudo haber sido ocupada ocasionalmente por grupos nómadas, dedicados mayormente a la caza y a la recolección, muchas de las evidencias que pudiéramos tener sobre la presencia de los chichimecas nos han sido negadas por el paso de los años y por la acción de la lluvia y del viento. Los embates de la naturaleza se llevaron el aplanado de barro y cal, además del mortero que servía para darle unidad a las piezas que formaban el conjunto de edificios y basamentos.
Pero no sólo la naturaleza se encargó de borrar los perfiles que le daban forma definitiva a La Quemada, también los colonizadores, a partir de la segunda mitad del siglo XVI, utilizaron los edificios como materia prima para construir las ciudades y los pueblos que conformaron la nueva geografía urbana de la región.
Debido a muchos factores ha sido difícil para los arqueólogos determinar el origen del sitio y su filiación cultural, por lo que muchos investigadores han especulado en cuanto a definir y caracterizar a La Quemada; los hay quienes la consideran una avanzada teotihuacana hacia el norte, un desarrollo tolteca, una fortaleza de los combativos tarascos, el famoso y legendario Chicomoztoc, un centro caxcán y, finalmente, como es lógico, un importante asentamiento defensivo que dio cobijo a grupos indígenas asentados al norte de la frontera marcada por el río grande de Santiago.
Sin embargo, gracias a los trabajos de Peter Jiménez, hoy sabemos que La Quemada estuvo ocupada entre los años 500 y 900 de nuestra era; los análisis de laboratorio permitieron concluir que se trata de un asentamiento que creció y se desarrolló en los mismos años que corresponden al apogeo y ocaso de Teotihuacan. Aparentemente el sitio fue abandonado cuando los toltecas fundaron la ciudad de Tollan.
Lo cierto es que La Quemada sigue ahí con sus estructuras sobre un cerro que alcanza los 250 metros sobre el nivel del valle. Quien observa su disposición arquitectónica tiene la sensación de que se trata de una fortaleza, en la que pueden identificarse más de cuarenta plataformas o terrazas de diferentes dimensiones. Pero aun cuando pudiera definirse como un enclave defensivo, una visión cuidadosa del conjunto nos permite distinguir también su carácter cívico-religioso. La mayor parte de lo que vemos hoy en La Quemada corresponde a la última etapa de ocupación; se trata de un conjunto ceremonial fortificado que guarda enorme similitud con los que se encuentran en Mesoamérica durante el Epiclásico (600-900 d.C.).
La existencia de un centro cívico-religioso como La Quemada sólo se explica a partir de la presencia de una actividad agrícola permanente, capaz de sostener la mano de obra necesaria para construirla. Todo hace pensar, y las evidencias así lo demuestran, que los habitantes del valle en el que está asentada La Quemada, el de Malpaso, cultivaban maíz, frijol, calabaza y maguey, además de recolectar productos silvestres, como semillas de amaranto, jitomate y nopal.
Atendiendo a su posición geográfica, que le permitiría establecer relaciones con otros asentamientos vecinos, La Quemada pudo haber sido parte de una red de intercambio en la que intervinieron
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