La Revisión Empresarial. A. Gordon,

La revisión empresarial, (Resumen) A. Gordon

La ocupación americana de Japón supuso un cambio en el clima político y económico del país y marcó un camino hacia un nuevo renacimiento empresarial. La Ley de Reforma Sindical y las restrictivas políticas del Plan Dodge proporcionaron una oportunidad y un estímulo.

Entre 1949-53 se desarrolló un periodo de conflicto debido a la revisión de los convenios colectivos, la reforma de los consejos de debate trabajo-dirección y el quebrantamiento de los sindicatos radicales; tras solucionarse estos problemas, los empresarios pudieron ocuparse de las remuneraciones y de los puestos de trabajo. Pero es cierto que se negaron a subir los salarios y se olvidaron de las promesas pasadas.

A finales de la década, las empresas japonesas habían ganado en esos tres frentes de luchas y se había implantado el sistema de empleo japonés. En este la presencia sindical aseguraba a los trabajadores un sistema más previsible y favorable al de los años de preguerra.

Los norteamericanos reconocieron el derecho del trabajo a organizarse, pero trataron de restringir el poder de los sindicatos. A pesar de ello, los sindicatos ganaron fuerza en las direcciones de las empresas lo que desató la lucha por el control entre los empresarios-Gobierno y los sindicatos. Así, entre 1946-47 se desató la “Purga Roja” y se comenzó a sustituir a los sindicatos radicales por sindicatos cooperadores. La táctica utilizada para destruir los sindicatos fue animar a trabajadores moderados y descontentos con la intransigencia comunista a crear sus propios sindicatos que los empresarios reconocerían como interlocutores legítimos de los trabajadores.

De este modo, entre 1948-50 los empresarios habían recuperado la iniciativa en relaciones laborales por medio de los conflictos sobre los convenios y una dura estrategia de quebrantamiento de los sindicatos. Los sindicatos se mantuvieron como una fuerza a la que había que respetar, pero no consiguieron transformar la laxa coordinación existente en una negociación colectiva real.

Alentados por los primeros signos de éxito, al apoyo oficial a la nueva redacción de contratos y por a la recuperación de la “autoridad directiva”, los empresarios trataron de alejarse del modelo dominante de incrementos salariales. Se empezó a llevar a cabo el desplazamiento del salario vital y se implantó un modelo que produjo la denominada “subida de las bases” (base-up) y de las subidas periódicas. La lógica del ca¬pital, un salario que reflejara la capacidad de pago prevaleció sobre la lógica del movimiento obrero que defendía un salario acorde con las necesidades.

Sobre los puestos de trabajo, las promesas sobre seguridad en el empleo arrancadas a algunas em¬presas se mantenían sobre los fundamentos de las presiones sindicales, que desaparecieron en 1949. El tercer frente en la ofensiva empresarial de 1949 a 1954 fue el «impulso de consolidación» (kigyo seibi), destinado a disminuir el excedente de personal y a mantener unas fuerzas de trabajo reducidas,

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