La acumulación del capital político del kirchnerismo en Argentina (2003-2015): Salida de la crisis y desafíos en la sostenibilidad de las mejoras en las condiciones de vida
flacosocioEnsayo5 de Agosto de 2023
6.010 Palabras (25 Páginas)103 Visitas
"La acumulación del capital político del kirchnerismo en Argentina (2003-2015): Salida de la crisis y desafíos en la sostenibilidad de las mejoras en las condiciones de vida"
Abel Orlando Diaz
Carmen Quintana
Gabie Sauvard
Juan Lautaro Lucarini
Julieta Carre
Sofía Bianchi
Victoria Panzarasa
Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales, Universidad Nacional de San Martín
Estudios Sociológicos de Argentina
Dr. Alejandro Gaggero
01 de julio de 2023
Durante la década de 1980 y 1990, Argentina atravesó una crisis económica y social marcada por el modelo de aperturismo económico y la convertibilidad. Estas políticas provocaron altas tasas de desempleo, pobreza estructural y desprotección de la industria nacional. Sin embargo, con la llegada del kirchnerismo al poder en 2003, se observó un cambio en las políticas económicas y una recuperación inicial de las condiciones de vida.
Durante los años kirchneristas, se implementaron medidas intervencionistas y distribucionistas que buscaron recuperar los derechos perdidos. Estas políticas permitieron una rápida salida de la crisis y una recomposición de las condiciones de vida de parte de la población. Sin embargo, a medida que avanzó el periodo, los problemas económicos se agravaron y el kirchnerismo mostró dificultades para sostener esas mejoras en el mediano plazo.
El presente trabajo se ordenará alrededor de la siguiente afirmación: “La acumulación del capital político del kirchnerismo se basó en su capacidad para salir rápidamente de la crisis y recomponer las condiciones de vida que habían sido afectadas durante los años previos. Su derrota en el 2015 se debió en parte a la incapacidad de sostener esas mejoras en el mediano plazo”. A partir del análisis del estado de situación en el que el kirchnerismo llega al poder, la evolución de la macroeconomía y los indicadores sociales en el periodo; y de la observación de dinámica de acumulación de capital político durante el período 2003-2015 se argumentará a favor de segmentos de la cita y se marcaran desacuerdos con otros. Para abordar esta temática nos apoyaremos en los conocimientos adquiridos en el curso, bibliografía -obligatoria y adicional- y cuadros con indicadores económicos, sociales y resultados electorales.
[a] Entre los años 2003 y 2015, la Argentina estuvo sumida en un ciclo de gobierno kirchnerista, durante el cual se sucedieron tres gestiones: la primera al mando de Néstor Kirchner (2003-2007), y las siguientes dos bajo la conducción de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2011 y 2011-2015). A pesar de corresponder a un mismo ciclo, cada uno de estas etapas presentó desafíos particulares que fueron abordados con políticas diversas, haciendo imposible pensar en el período como un conjunto homogéneo (Kulfas, 2016).
El gobierno de Néstor Kirchner presentó la particularidad de tener por delante el difícil desafío de lograr la salida y recuperación de la enorme crisis dejada por el neoliberalismo. Es en este punto que acordamos con el segmento de la cita que establece que: “La acumulación del capital político del kirchnerismo se basó en su capacidad para salir rápidamente de la crisis y recomponer las condiciones de vida que habían sido afectadas durante los años previos”, aunque consideramos necesario poner en cuestión algunos otros factores que la afirmación excluye. Para explicar nuestro argumento, desarrollaremos brevemente en qué consistió dicha crisis, y cómo se salió de ella.
La década del noventa se caracterizó por la implementación por parte del Estado de fuertes reformas liberalizadoras guiadas por el Consenso de Washington. Tal como explica Torrado, a finales del siglo XX en Argentina se promovió un modelo de acumulación aperturista que implicó no sólo la desregulación de mercados internos y la desprotección de las ramas industriales que al Estado tanto le había costado promover durante el periodo anterior (ISI), sino también la promoción de la concentración del capital en sectores altamente competitivos y la eliminación de empresas de menor productividad. (2010)
Durante este periodo se combinó un proceso de financiarización[b] de la economía junto con un proceso de desindustrialización, que terminó por dejar altas tasas de desempleo abierto, el crecimiento de un estrato marginal, la emergencia del fenómeno de la pobreza intermitente y el arraigamiento de la pobreza estructural a partir de la gran caída del salario real. Hubo además un importante ingreso de capitales extranjeros, impulsado por un favorable giro en los mercados financieros internacionales. Entre las principales reformas estructurales llevadas a cabo, se destacan las privatizaciones, la liberalización comercial y la reforma tributaria (Beltrán, 2006).
En el año 1991, con la llegada de Domingo Cavallo al gobierno de Menem como ministro de economía, se implementó el denominado régimen de convertibilidad. El mismo fue pensado inicialmente como un plan de estabilización que permitiera contener la incontrolable inflación que venía presentando la Argentina. Rápidamente logró una baja de la inflación, mejoras en la calidad de vida de los sectores medios y altos, y un consecuente aumento del consumo. Beltrán (2006) argumenta que esto confirió prestigio y confiabilidad al plan y a la conducción económica en general. Sin embargo, sus efectos fueron desiguales, no sólo entre sectores, sino también al interior de los mismos.
Este mismo autor explica que, entre el inicio de las reformas de 1989 y la crisis económica-política del 2001, un número creciente de empresarios locales (paradójicamente, los mismos que habían demandado las reformas en los años ochenta) se vieron duramente golpeados por los efectos del nuevo modelo de acumulación. A pesar de ello, explica, fueron escasos los cuestionamientos o acciones coordinadas frente al rumbo adoptado por la política económica (2006[c]). La convertibilidad terminó por convertirse en una aspecto prácticamente incuestionado, probablemente por la amenaza social que significaba la posibilidad de un retorno a los problemas de inestabilidad e inflación. En este sentido, Torre y Grechunof plantean que las crisis hiperinflacionarios habrían funcionado cómo coyunturas críticas que redefinieron las percepciones y las preferencias de los actores políticos y sociales, y cuyas secuelas continuaron actuando sobre las expectativas e imaginarios sociales en el mediano y largo plazo (1996).
La crisis del 2001 estalló cuando se evidenció la insostenibilidad del régimen de convertibilidad. La acumulación de reservas internacionales requerida para respaldar la paridad cambiaria se tornó insuficiente por una combinación de factores, entre ellos el déficit comercial, la disminución del ingreso de capitales externos y la creciente fuga de capitales. Esto obligó a contraer deuda en forma creciente, llevando a un problema de sobreendeudamiento.
Mediante el llamado corralito se buscó limitar el retiro de depósitos bancarios, pero la medida de urgencia impactó negativamente en la sociedad, iniciándose así un ciclo de protestas por parte de los sectores medios y bajos. De la Rúa se vio obligado a renunciar a su cargo, tras lo cual se sucedieron cuatro presidentes en pocos días, hasta que por decisión de la Asamblea Legislativa el ex-gobernador de la provincia de Buenos Aires y quien en ese momento era senador por la misma senador, Eduard Duhalde, asume como presidente interino el 2 de enero del 2002.
El año 2002 se caracterizó por ser una época de crecimiento económico negativo, con una inflación del 41% interanual, una caída del salario real del 25% en relación al 2001 y una gran devaluación que se dio de forma brusca y descontrolada; específicamente, de un 150% respecto al año anterior. Esto último refleja la inestabilidad económica y la espiral inflacionaria que se había desatado en el país y que parecía difícil de frenar en un contexto de crisis social y política.
En este contexto el gobierno definió un mecanismo de “pesificación” y buscó la reestructuración gradual del funcionamiento financiero. Estas medidas sumadas a una liberación del tipo de cambio, que fue exigida por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de una posible ayuda financiera, fueron sumamente efectivas, y rápidamente se observó una recuperación de la economía real, gracias a la recomposición de los márgenes de ganancia en el agro y la industria por los efectos de la devaluación y la débil reacción de los costos domésticos en un contexto de clima recesivo (Kulfas, 2016)
El malestar social que atravesaba la ciudadanía en este contexto económico se tradujo, asimismo, en una crisis política de hegemonía y de representación partidaria. Los históricos porcentajes de votos, nulos, en blanco y abstenciones alcanzados en las elecciones legislativas del 2001, así como el lema popular “que se vayan todos”, fueron considerados una manifestación contundente del rechazo ciudadano hacia los partidos políticos y sus dirigentes. Juan Carlos Torre (2003), sin embargo, considera esa interpretación errónea: se había producido, sí, un contundente rechazo pero, para el autor, este no afectó a todos los partidos por igual; el Partido Justicialista (PJ) habría soportado comparativamente mucho mejor que la UCR, y otros partidos el rechazo ciudadano, logrando esquivar el voto bronca. A lo largo del trabajo, para comprender cómo estos vaivenes económicos y sociales se reflejaron en la acumulación de capital político, nos apoyaremos en una serie de cuadros anexos a este trabajo que muestran los resultados electorales que se dieron a lo largo de los distintos periodos.
En el cuadro n°6 podremos ver los resultados de las elecciones presidenciales. En el cuadro n°7 veremos las elecciones intermedias, centrándonos solo en la elección de diputados y diputadas; lo veremos a través de un agregado que nos muestra el resultado de las alianzas a total país. Por último, en el cuadro n°8 podremos observar estas mismas elecciones pero enfocadas exclusivamente en la Provincia de Buenos Aires. Este recorte se justifica por el peso que el distrito posee a nivel electoral y por ser la elección en dónde se encuentra puesto el foco de los grandes medios de comunicación nacionales y dónde se desarrollan las batallas políticas más significativas en términos simbólicos.
Al observar el cuadro n° 4 entonces, podemos ver que en el año 2003 tuvo lugar una nueva elección presidencial que fue convocada por el presidente interino Eduardo Duhalde a fin de normalizar la situación institucional e instaurar un nuevo presidente electo.
A esta elección el peronismo llegó dividido, al igual que el electorado. La victoria en la primera vuelta fue obtenida por Menem con un escaso 24,45% de los votos. Kirchner obtuvo otro escueto 22,24% de los votos. Los resultados de esta primera vuelta hicieron necesario que por primera vez desde la introducción del balotaje en la constitución de 1994 el mismo tenga que ser convocado. Sin embargo, ante el riesgo de perder las elecciones Menem decide no participar de esta instancia, forzando a Néstor Kirchner a asumir la presidencia con un porcentaje de votos muy bajo.
Este paso fue fundamental para el ordenamiento institucional, pero aún existían grandísimas dificultades por resolver: altos índices de pobreza y desempleo, créditos bancarios morosos y cuasimonedas creadas durante la crisis aún en circulación.
El gobierno se propuso, en primer término, trazar un camino hacia la normalización de la economía. Para ello, se buscó recuperar la confianza en la moneda nacional y se definió un esquema de política monetaria. Se avanzó hacia un régimen más heterodoxo y centrado en la preservación de un tipo de cambio competitivo, antes que en uno basado en metas de inflación (Bastian & Sohiet, 2017). Otras de las medidas tomadas en materia de política económica fueron por ejemplo, el restablecimiento del cuadro tarifario de servicios públicos -el cual implicó un congelamiento de tarifas- y la renegociación con las empresas de servicios públicos o la renegociación de la deuda en default. Esta última cuestión fue un punto nodal tanto en lo económico como en lo político para Néstor Kircher, tal como se ve en discurso que brindó ante la 62º Asamblea General de las Naciones Unidas el 25 de septiembre de 2007:
...