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La articulación cultura-ambiente


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2012  •  Tutoriales  •  5.242 Palabras (21 Páginas)  •  599 Visitas

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[ BIBLIOTECA DE ECOLOGIA SOCIAL ]

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La articulación cultura-ambiente: claves para una visión alternativa del desarrollo

Francisco Javier Velasco Páez

Resumen

Recientes cuestionamientos han anunciado el fin del desarrollo como forma de pensamiento. Los discursos críticos no se han deslastrado de principios clave de las nociones clásicas de desarrollo. Esto plantea la necesidad de transformar y resemantizar la idea de desarrollo desde su matriz, apelando a otras racionalidades.

En el contexto de la globalización, el pensamiento único y la eliminación progresiva de la alteridad promueven una esterilidad creciente de la naturaleza y la cultura. Ante esta situación, una visión alternativa del desarrollo debe trascender las limitaciones ideológicas, conceptuales y prácticas del desarrollismo. En este sentido, las proposiciones que se hagan tienen en la articulación cultura-ambiente un basamento para convertir a las personas y los grupos en protagonistas de su propio desarrollo. Distanciada del economicismo, esta visión requiere, sin embargo, de una economía política capaz de reconocer la centralidad y complejidad de la ecología y la cultura.

Abstract

Recent disputes have announced the end of development as a way of thinking. Alternative discourses end up making a theoretical core with certain principles of the very scheme they have criticized. This raises the issue of the need for a thorough conceptual transformation of development on the basis of other rationalities.

Within the framework of globalization, a continuous sterilization of culture and nature is beeing promoted. In order to face this situation, an alternative vision of development must go beyond the ideological, conceptual and practical limitations of developmentalism. In this sense, proposals have a base in the articulation between culture and environment that allows people to become the protagonists of their own development. Although distant from the economic bias, this alternative vision requires a political economy able to recognize the centrality and complexity of ecology and culture.

Auge y caída de la noción de desarrollo

En 1949, Harry Truman, el entonces presidente de EE UU, en su discurso inaugural ante el Congreso, llamó la atención sobre las condiciones de las regiones más pobres del mundo, definiéndolas como «áreas subdesarrolladas». Desde ese momento una visión del mundo precisa y unidimensional comenzó a imponerse progresivamente en el planeta: todos los pueblos, países y sociedades se mueven, con distintas velocidades en una misma dirección: la dirección del desarrollo. Esta visión remitía a un escenario fundamentalmente económico en el que cada quien bregaba por un punto más alto en la escala del producto nacional bruto. También suponía, en términos prácticos, dar impulso a políticas y procesos que condujeran a los rezagados a la competencia y carrera por un desarrollo que podía ser universalizado en términos espaciales y perdurable en el plano temporal. En este contexto y como parte de la unificación del mundo asociada al ascenso experimentado por Occidente desde el siglo XV, al binomio desarrollo/subdesarrollo le correspondía el relevo de las antiguas dicotomías que, desde las ciencias sociales y con una perspectiva de evolución histórica unilineal, apuntalaron la empresa colonial: civilización/salvajismo, naciones civilizadas/naciones bárbaras, sociedades avanzadas/sociedades primitivas, etc.

Después de medio siglo de desarrollo el estado de los asuntos del mundo es francamente desolador: aun aceptando ciertos «logros» extendidos a todos los rincones del mundo, la dependencia política, la fragmentación social, la desventaja económica y el deterioro cultural campean en la mayor parte del mundo. La brecha entre la delantera de los «desarrollados» y el atraso de los «subdesarrollados» o en «vías de desarrollo» no ha sido colmada y, lo que es peor, aumenta cada vez más. La polarización extrema entre las naciones tiende a replicarse al interior de cada país: pequeñas élites en los países pobres comparten con las élites de los grandes centros de poder económico mundial una opulencia que contrasta creciente y ostensiblemente con vastos grupos de desempleados, jubilados y económicamente vulnerables en el mundo «desarrollado» y extensas áreas rurales e inmensos asentamientos urbanos del mundo pobre excluidos de los circuitos del sistema económico mundial. Por otro lado, el peso de la expansión económica y el crecimiento industrial encuentra ya límites evidentes en la naturaleza, la crisis ecológica amenaza, tanto al Norte como al Sur. Es así como los temas de la finitud del desarrollo y sus límites biofísicos han alimentado numerosos debates, desde la Conferencia de Naciones Unidas realizada en Estocolmo en 1972, pasando por la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992, hasta la reciente Cumbre sobre Desarrollo Sostenible en Johannesburgo. En este contexto han surgido serios cuestionamientos a la teoría y praxis del desarrollo y hay incluso quienes han señalado que el desarrollo como forma de pensamiento está pronto de desaparecer (Escobar, 1995; Mires, 1990; Sachs, 1996).

El desarrollo alternativo: aciertos y desaciertos

Desde hace algún tiempo, un variado conjunto de discursos que tienen en común la crítica de los fundamentos de las nociones clásicas de desarrollo se ha identificado con la promoción del desarrollo alternativo en América Latina. Se trata de un conjunto de posiciones y proposiciones coincidentes en la crítica de los fundamentos del statu quo, de los paradigmas tradicionales del desarrollo. Los exponentes del desarrollo alternativo han sido particularmente críticos del predominio de la ortodoxia neoliberal en América Latina y han señalado la existencia de una crisis general de civilización que abarca todos los órdenes (cultural, social, político, ecológico, económico) y genera enormes masas de excluidos. También han abogado por la necesidad de sentar las bases de una nueva economía y promover la solidaridad social, la participación, la autonomía y el acceso equitativo a los recursos naturales, orientando experiencias de desarrollo local en los medios urbano y rural (Escobar,

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