La característica de las clases sociales
yanislaTutorial18 de Enero de 2014
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Las Clases Sociales
En la colonia las clases o grupos sociales estaban muy divididos, lamentablemente no se respetaban los derechos de las clases bajas, estaban los negros que eran traídos como esclavos desde África y en condiciones inhumanas, muchos morían durante el viaje en barco. Luego aquí eran vendidos en el mercado para realizar diversas tareas, se podían leer anuncios clasificados en el periódico de esa época como por ejemplo "Vendo esclavo negro, sabe cocinar y trabajar la tierra". También eran exhibidos en la plaza mayor, se realizaban subastas y eran vendidos al mejor postor, se hacía lo mismo que con los animales de carga.
Muchos de ellos llegaron al país como esclavos de los conquistadores. Resultaban servidores muy fieles debido a que despertaban el recelo de los indígenas y a que, por su color y la marca que tenían en la mejilla, eran fácilmente distinguibles.
Prácticamente no podían huir, pues rápidamente eran apresados y restituidos a sus amos. Más adelante, durante el período colonial, se convirtieron en sirvientes de las casas. Muchos de ellos eran diestros artesanos.
También se les asignaba trabajo en los lavaderos de oro y en las estancias, donde se desempeñaban como capataces, bodegueros o encargados del ganado. Las mujeres se dedicaban a las labores domésticas, la preparación de pan o a la confección de prendas.>
En general, los esclavos eran bien tratados ya que resultaban muy caros. Su alto precio se explicaba por la dificultad para traerlos a un país tan apartado.
En ocasiones los esclavos eran arrendados a otros españoles para que ejecutaran determinados trabajos. Algunos se empleaban en sus horas libres, recibiendo un salario por ello. Si lograban el dinero suficiente, podían comprar su libertad, al cabo de muchos años.
Los esclavos negros eran los que menos derechos tenían, sus tareas iban desde trabajar en el campo hasta las tareas domésticas. Muchas veces recibían latigazos de parte de sus amos. Los esclavos no gozaban de ningún tipo de libertad.
Sus amos los alimentaban y los proveían de ropa de acuerdo a su voluntad.
Los esclavos negros andaban muy mal vestidos con chaquetas de bayetón y pantalones de la misma tela, por lo general estaban descalzos o con ojotas hechas de cuero de vaca o cerdo. En algunas ocasiones se podía ver a algunos negros ataviados con las sobras de sus amos, pero vestidos ridículamente como por ejemplo con pantalones largos, ropa muy grande, galeras, etc. estas vestimentas eran sus mejores galas y las utilizaban por lo general en días domingos.
Otra clase social eran los indios, se los empleaban para realizar tareas en las minas de oro y plata, cultivar la tierra y criar ganado, tampoco gozaban de derechos pero no eran esclavos. Los indígenas eran vasallos del rey de España pero no gozaban de los beneficios de la ley. A estos se les tenía prohibido andar a caballo, se les pagaba por su trabajo pero sólo unas pocas monedas, se los empleaba para los trabajos más pesados de la colonia.
Los criollos o españoles americanos, que habían nacido en América, hijos de españoles no tenían los mismos derechos que los españoles de la península, muy pocos criollos llegaron a ocupar cargos políticos. Algunos llegaron a ser grandes comerciantes o profesionales. Vivían en casas amplias o quintas, también había criollos que vivían en la pobreza y subsistían de sus trabajos o pequeñas industrias caseras.
Los españoles ocupaban los mejores puestos, algunos se dedicaban a la política, otros al comercio y al monopolio. Eran de la clase social alta, tenían todos los derechos, podían estudiar libremente y aprendían latín y francés. Vivían en amplias y cómodas casas.
Los grupos sociales de a poco se fueron mezclando, naciendo así diferentes castas como por ejemplo:
• La unión entre un blanco y un negro: Mulato
• La unión de un blanco y un indio: Mestizo
• La unión de un negro y un indio: Zambo.
Además existían otras subastas que eran los nacidos de la unión de estas castas. Estas clases sociales eran las más despreciadas y consideradas inferiores.
ORIGEN DE LA RELIGIÓN
la religión cristiana y estudio científico arqueológico el origen del hombre empieza con la raza negra en África, luego la raza negra emigra a otras latitudes perdiendo después de varias generaciones el pigmento de la melanina que le da el típico color obscuro a dicha raza negra, pues después de varias generaciones la raza negra que emigraron hacia otros continente pierde la melanina convirtiendo en raza blanca de distintos matices zajones, anglosajones, caucásico , semíticos, arios ibéricos , itálicos etc. , ya los rubios y pelirrojos pierde la coloración obscura que es el pigmento de la melanina de los antepasados negros
Lo que ha hecho que varios sabios no lo acepten es el que les parecía «inverosímil a priori que salvajes desnudos, sin gobierno organizado, incapaces de contar hasta siete, hayan llegado a una concepción filosófica tan sublime». Esta frase de Hartland da fe de un torpe equívoco. Está claro que no podemos suponer que en el primitivo se dé ni una alta filosofía ni una civilización avanzada. Pero, ¿se sigue de aquí que nada en su espíritu pueda superar y trascender el círculo de las más groseras supersticiones? ¿Un pensamiento elevado no puede abrirse camino a través de expresiones --y no sólo expresiones verbales-- ingenuas, incluso groseras, cuya depuración será precisamente el papel del progreso intelectual y moral? Nada permite, para otra parte, reducir a priori el elemento religioso a un elemento intelectual, como tampoco a un elemento social. No es que este doble elemento no entre a formar parte de la religión; pero, ¿basta para especificarla? Cualesquiera que sean las condiciones de su despertar, ¿por qué la religión no puede comenzar por sí misma? En este caso, no tendríamos que preguntarnos si precede del animismo, o de la magia, o de alguna pre filosofía, de algún estado económico o social cualquiera. Más o menos disimulada, más o menos ignorante de sí misma, habría existido siempre... Por lo menos es una hipótesis que no puede ser excluida de antemano.
Aunque dependa estrechamente, en su expresión objetiva, de la doble analogía natural, por la que concebimos todas las cosas: mundo sensible y mundo social, la idea de Dios aparece en la humanidad como algo espontáneo, específico. Todos los ensayos de «génesis», como todos los ensayos de «reducción» intentados fallan en algo. Ciertamente, de ello no se sigue inmediatamente que esta idea tenga por término un Ser real y que la religión tenga valor absoluto. Tampoco queríamos demostrarlo aquí, sino definir solamente las fronteras entre «conocimiento natural» de Dios y «revelación» Para terminar, bastará indicar que aunque muy escasos y muy oscuros para satisfacer nuestra curiosidad científica, los datos ciertos de la historia religiosa se prestan naturalmente a una interpretación cristiana (no decimos que impongan tal interpretación), y que reciben de ello la más grande inteligibilidad de que son capaces.
En una humanidad hecha a imagen y semejanza de Dios, pero pecadora, constreñida a una elevación larga y difícil, pero trabajada desde su despertar por una llamada superior, es normal que la idea de Dios esté a la vez presta siempre a surgir y siempre amenazada de desaparición. Dos tendencias principales actúan, una que proviene de las condiciones en que debe esforzarse la inteligencia, y la otra, de la desviación moral original: tendencia a confundir al Autor de la Naturaleza con esta Naturaleza a través de la cual se revela oscuramente y a la que es necesario tomar los rasgos de su imagen; tendencia a abandonar al Dios demasiado exigente y demasiado incorruptible por subalternos o ficciones. Las analogías se endurecen, y hasta en los tiempos en que su conocimiento parece haber hecho progresos decisivos, Dios es concebido todavía como un individuo de pasiones humanas o como una abstracción sin resplandor eficaz. Lo mejor se cambia a veces en lo peor, y la gran fuerza de perfeccionamiento del hombre se relaja para fines profanos.
De aquí nace la necesidad de una purificación siempre renovada. A esta purificación, desde los lejanos tiempos de Jenófanes, contribuye la reflexión del ateo, y los más ateos no son siempre los que se creen y se dicen sin Dios. Pero es efecto de una clarividencia todavía ciega el rechazar a Dios a causa de sus deformaciones humanas o a la religión por el abuso que de ella hacen los hombres. Como la religión ha comenzado por sí misma, debe incesantemente purificarse a sí misma; también el monoteísmo, como hemos visto, se estableció por negación, pero esta negación fue fecunda. Por lo demás, bajo una forma u otra, después de las negaciones más desfiguradas, el hombre vuelve siempre a la adoración; ésta es, al mismo tiempo que su deber esencial, la necesidad más profunda de su ser. Dios es el polo que no cesa de atraer al hombre e incluso aquellos que creen negarlo, a pesar de sí mismos, dan aun testimonio de Él, refiriendo, según palabras del gran Orígenes, «a cualquier cosa antes que a Dios, su indestructible noción de Dios».
Clase de cultura de los negros:
Una importante mayoría de las personas de raza negra sudafricanas son residentes empobrecidos de áreas rurales. Sin embargo es en estos núcleos en los cuales las tradiciones culturales sobreviven con mayor intensidad; en la medida que los negros se han urbanizado y occidentalizado, se han ido perdiendo ciertos aspectos de la cultura tradicional. Los negros urbanos por lo general hablan inglés o afrikaans además de su idioma nativo. Existen pequeños
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