La diplomacia
poppEnsayo19 de Febrero de 2013
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De acuerdo a sus acepciones griega y romana, “diplomacia” proviene de la palabra diploma, que era un documento público doblado, para preservar su contenido, que acreditaba a un funcionario de un Estado, llamado enviado diplomático, por contar en su poder con dicho diploma, como representante de su Estado ante otro. Fue muy usada por los pueblos antiguos, entre egipcios, hindúes, chinos, griegos y romanos. En la Edad Media la poca comunicación, y generalmente violenta, entre los reinos, que fragmentaron el mapa europeo, hizo escasa la función diplomática. También se denomina diplomacia a la ciencia que tiene por objeto de estudio las relaciones internacionales entre estados.
Es una institución que cobró gran importancia con el surgimiento de los Estados modernos, para resolver los conflictos entre Estados de manera pacífica. La diplomacia utiliza como elementos de solución, el diálogo y la negociación, aplicándose por extensión la palabra diplomacia para todo asunto particular que se resuelve de esa manera. Así se dice: Juan es muy diplomático, cuando no agrede con sus comentarios, trata bien a sus interlocutores, con respeto y prudencia, llegando a acuerdo y transacciones.
La diplomacia es una de las artes más antiguas del mundo. Existen pruebas de que en la antigua India, China y Egipto se practicaba rudimentariamente y que tales actividades diplomáticas fueron refinadas e institucionalizadas en las antiguas Grecia y Roma, donde los enviados se convirtieron en negociadores dejando de ser simples mensajeros. Posteriormente, en la Edad Media el empleo sistemático de enviados declinó. La diplomacia moderna surge en las ciudades-estado del Renacimiento italiano, particularmente en la República de Venecia y los Estados de Milán y Toscana.
En los siglos XIV y XV Venecia era un centro comercial cuya prosperidad dependía de la información que obtuvieran acerca de los mercados externos y de la estimación de riesgos de sus empresas en el exterior. De esta forma que Venecia desarrolló el primer servicio diplomático profesional y sistemático conocido en el mundo moderno y a partir de allí los Estados empezaron a remplazar a sus enviados transitorios por misiones permanentes al exterior. Más tarde se establecieron servicios centralizados encargados de las relaciones externas de un país como Cancillerías, Ministerios de Relaciones Exteriores u Oficinas de Asuntos Extranjeros.
En el siglo XVII apareció en Europa un código complejo acerca de los procedimientos diplomáticos y el protocolo. Finalmente, en 1961, en la Conferencia de Viena sobre intercambio de inmunidades diplomáticas, se firmó un vasto acuerdo sobre todos los aspectos que tienen que ver con la actividad diplomática.
Muchas veces la diplomacia se entiende como la habilidad para guardar las opiniones o simplemente hacer lo que otra gente quiere. Sin embargo, esto no significa que no debas expresar tu opinión cuando sea necesario o que te hagas escuchar. Usar diplomacia significa evaluar bien una situación antes de hablar o actuar para poder tomar la mejor decisión sin mostrar agresividad. Si bien la diplomacia puede ser difícil de poner en práctica en ciertas ocasiones, especialmente en aquella en las cuales hay mucho que perder o conciernen a un ser amado, existen ciertos consejos básicos que puedes seguir para hacer la tarea de ser diplomático mucho más sencilla en nuestro día a día.
Para esto se necesitan agentes diplomáticos. Estos se definen en un término genérico con el que se designa a toda persona que tiene la misión de representar a un Estado ante otro o ante un organismo internacional.
Según Sir Ernest Satow, “agente diplomático” es una expresión general que se aplica a aquellas personas que se ocupan de las relaciones políticas de los Estados que representan, por medio del Ministro de Negocios Extranjeros ante el que están acreditados.
Prdier – Fodéré los llama “ministros públicos” y los define como agentes exteriores que los Jefes de Estado envían para representarlos de una manera permanente cerca de otros Jefes de Estado, se denomina así, igualmente, a las personas que los Jefes de Estado envían en misión especial, por ejemplo, para negociar en un congreso o en una conferencia.
Aunque los agentes diplomáticos tiene mucha relación con las relaciones exteriores en ningún momento debemos confundir los términos ya que en si son completamente diferentes. Para evitar ese problema a continuación presento las funciones diplomáticas de los agentes.
Las funciones diplomáticas se dividen en normales y excepcionales. Las funciones normales aparecen en el convenio de Viena en artículo 3.1, que dice "Las funciones de una misión diplomática consisten en representar al estado enviante ante el estado receptor, en proteger en el estado receptor los intereses del estado acreditante y sus ciudadanos, negociar con el gobierno del estado receptor; informarse por todos los medios ilícitos de las condiciones y evolución de los acontecimientos que ocurren en estado de recepción, enviando informes al respecto al estado en mediante, promover relaciones amistosas y desarrollar relaciones económicas, culturales y científicas entre ambos Estados.
La representación, para representar al estado acredite ante el jefe de la misión está dotado de la autoridad suficiente para hablar en su nombre. Actualmente jefe de la emisión asegura las comunicaciones entre su gobierno y el gobierno ante el que está acreditado; es decir, es un intermediario en la comunicación entre ambos Estados. Esta representación hace que el jefe de la misión represente al estado en las actividades jurídicas (tratados, ante la justicia, etcétera). Esta representación de tipo jurídica no necesita autorización ni fórmula específica de habilitación.
Ante la justicia el jefe de la misión puede actuar a dos niveles, es decir, como demandante y como defensor. Como demandante lo puede hacer cuando el estado huésped vulnere un derecho del estado enviante; para esto se presume que sus poderes son plenos. Como defensor se plantea el problema de saber si los poderes de que se le dotan son suficientes. En líneas generales el jefe de la misión debe actuar siguiendo las instrucciones de su gobierno (ministerio de asuntos exteriores). Puede ocurrir que en algún momento el diplomático comprometa a su estado, más en términos políticos, excediéndose de las instrucciones que recibió. En este caso estado enviante tiene dos caminos: desautorizar al enviado o convalidar tácitamente la actuación del mismo.
Otro problema que surge es el de la recepción de instrucciones contrarias al derecho internacional público. Según un tribunal austriaco, en base al tribunal de Nüremberg, las instrucciones contrarias al derecho internacional público no deben ser cumplidas por los funcionarios diplomáticos.
La negociación trata de conciliar o buscar transacciones, de preparar tratados, de concluir arreglos políticos, etcétera. Estas actividades llevadas a cabo por los embajadores tienen la ventaja de que pueden ser conducidas al abrigo de cualquier publicidad. El convenio de Viena de 1969 de derecho de los tratados prevé los actos que un embajador puede llevar a cabo en la negociación de tratados sin presentar poderes específicos. En virtud de sus funciones, el jefe de la misión diplomática es competente para la adopción del texto del tratado entre el estado enviante y el estado receptor; y para fases más allá de la adopción (autentificación, firma, etc) el embajador precisa de unos poderes específicos.
La protección diplomática. La información: la misión debe informarse de todos los acontecimientos que puedan afectar al estado enviante y, asimismo, informar sobre los acontecimientos al estado acreditante. Los acontecimientos que pueden afectar son aquellos que sean negativos bien para las relaciones entre los Estados, bien para los nacionales del estado enviante que residen en estado estado receptor. El artículo 3 del convenio de Viena de 1961 señala que la información recogida en el estado receptor debe obtenerse por medios ilícitos (de la noción de "medios ilícitos" vendrá dada por estado de recepción) lo que excluye el espionaje o el uso de la fuerza.
Otro asunto que variará de país en país es la consideración de "secreto" de cierta información, con lo cual la discrecionalidad para juzgar los "medios ilícitos" es muy amplia.
La información no consiste sólo en recaudar datos y enviarlos al país de origen. También tiene un segundo plano, es decir, se puede entender también como establecimiento de repercusiones de los hechos sucedidos en estado acreditante en cuanto al estado receptor. Esta es una proyección de imagen del estado enviante; en este sentido los diplomáticos son el apoyo en las visitas de personalidades de su país de origen al estado receptor y viceversa.
Los diplomáticos también pueden ejercer un derecho de representación ante los medios de comunicación que ellos consideren que deforman la realidad de su país.
La protección diplomática: Se puede contemplar de dos maneras, protección general de intereses de los nacionales (el status general de la colonia en estado huésped), el cual abarca las condiciones generales de las visitas turísticas y de negocios y en relación con los nacionales que tienen un problema individual particularizado frente al país en el que están alojados.
Esta protección puede ser entendida en un sentido amplio (protección ante un problema en un país) o en un sentido estricto (problema nacional/tercer estado). Esta última se puede llevar a cabo directamente de ministerio de asuntos exteriores al ministerio de asuntos exteriores.
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