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La persistencia del Antiguo Régimen

chelelo93Ensayo3 de Febrero de 2016

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1. Introducción.

El libro La persistencia del Antiguo Régimen: Europa hasta la Gran Guerra de Arno Joseph Mayer

nos permite ver un nuevo ángulo de visión sobre la desaparición del Antiguo Régimen.

Sabemos que el Antiguo Régimen es un término que fue acuñado y empleado por primera vez por

los revolucionarios franceses para hacer referencia al sistema de gobierno anterior a la Revolución

Francesa, 1789. Aunque la expresión se circunscribió a las instituciones políticas y jurídicas

francesas, actualmente se emplea en un sentido más amplio y se aplica a otros estados.

Aunque muchos historiadores consideren que el Antiguo Régimen desapareció a finales del siglo

XVIII y comienzos del siglo XIX, Mayer nos indica, tal y como sugiere el título del libro, que el

Antiguo Régimen pervivió hasta la Gran Guerra.

En los siguientes párrafos me limitare a analizar porque Mayer nos quiere dar esa visión y en que se

sustenta para hacernos creer que el Antiguo Régimen pervivió hasta la Gran Guerra.

2. Desarrollo.

Para demostrarnos que el Antiguo Régimen aún persistía, en Europa, hasta la Gran Guerra el autor,

Arno Joseph Mayer, analizó las seis potencias implicadas en la Gran Guerra (Alemania, Francia,

Rusia, Inglaterra, el Imperio Austro-húngaro e Italia) y así dar más peso a su planteamiento sobre el

fin del Antiguo Régimen.

Cuando Mayer analiza la sociedad se puede observar que hace una analización marxista porque se

centra más en las clases altas y no tanto en las clases bajas. Esto quizá sea debido a que él se

autodefine como “marxista disidente de izquierdas”.

En el primer capítulo del libro, el cual trata de economía, podemos ver como la tierra seguía siendo

la principal fuente de riqueza hasta 1914, con esto contradice la visión que dan muchos académicos,

pues para ellos Europa ya era una sociedad industrial. Para corroborar su idea, nos ofrece muchos

datos en los cuales nos demuestra que la riqueza seguía basándose en la tierra. Con los datos que

nos da el autor podemos ver que en todos los países, salvo Gran Bretaña, la propiedad de la tierra

seguía siendo la principal fuente de ingresos.

El sector principal de la mayor parte de la economía europea, hasta 1914, seguía siendo la

agricultura, seguida por la manufactura. El capitalismo industrial y financiero tuvo una importancia

secundaria, estaba todavía por debajo hasta del sector terciario.

En cuanto al sector de bienes de capital, Mayer, nos los presenta como algo que pertenecía más al

futuro que al presente.

En el primer capítulo Mayer ataca con fuerza el capitalismo y el sector industrial. Esto es debido,

como sabemos, a que el Antiguo Régimen se caracteriza por una transición del feudalismo al

capitalismo. Y podemos ver cómo el autor no nos da una visión de una Europa capitalista que era

industrial y urbana, sino una Europa que, hasta 1914, seguía siendo preindustrial y preburguesa, es

decir, rural y agraria. El capitalismo nos lo presenta cómo un capitalismo que aún se hallaba en su

primera fase de crecimiento.

A medida que leemos el primer capítulo podemos ver cómo achaca a los historiadores por centrarse

más en estudiar los progresos que las resistencias que frenaron la caída del Antiguo Régimen.

En el segundo capítulo, el cual trata de las clases dirigentes, vemos que hasta 1914 las noblezas

terratenientes, militares y de toga, entremezclada de toda Europa, seguían siendo las que

predominaban en las clases dirigentes. Salvo en Francia e Inglaterra, también mantenían su

supremacía en la sociedad política. La posición de la nobleza era mayormente sólida y temible,

precisamente por su inmenso capital económico.

En cambio con los grandes burgueses en ascensión y con aspiraciones, Mayer, nos los muestra que

tenían poco más que su capital económico con que desafiar a la nobleza, un grupo que tenía un

poder amplio, coherente y formidable. Los burgueses para él se hallaban en desventaja en todos los

aspectos importantes como los sociales, culturales o políticos.

Es cierto que las noblezas del antiguo régimen fueron, poco a poco, cediendo y perdiendo terreno

económico ante el nuevo capitalismo, pero estás siguieron manteniendo su hegemonía social y

cultural. Se puede intuir que las noblezas sobrevivieron hasta el siglo XX debido principalmente a

su peso económico, que seguía siendo enorme, aunque fuera disminuyendo lentamente.

También nos demuestra que en países como Inglaterra, hasta 1914, la vieja élite era la que ocupaba

la mayor parte de los puestos permanentes más altos de la burocracia estatal e imperial. Y lo mismo

pasaba con el resto de las potencias, implicadas en la Gran Guerra, en el cual las élites tradicionales

seguían manteniendo su supremacía. Aunque en Francia la nobleza nunca recuperó sus anclajes

políticos, está logró perpetuarse y reproducirse. Para compensar su caída la aristocracia francesa

adquirió comportamientos artificiosos y se hizo más orgullosa que ninguna otra nobleza.

El principal argumento del autor para demostrar que la nobleza no desapareció hasta 1914, es

enseñarnos que para que la propia nobleza no desapareciera, está permitió que entraran burgueses,

que en su mayor parte eran burgueses que abandonaron sus ideales. La nobleza entonces poco a

poco iba invitando a los burgueses a entran en sus círculos, y estos burgueses en su mayoría querían

ser como ellos ya que unas de sus ambibiones era entrar en la nobleza. Así los nuevos ricos iban

ascendiendo hacia los puesto de nobleza cada vez más elevada.

En el segundo capítulo se puede ver con claridad que Mayer, al contrario que muchos historiadores,

no cree que los burgueses fueran la clase dirigente, sino que siguió siendo la nobleza. Aunque el

antiguo régimen se caracterizaba por ser una sociedad estamental con una nobleza que tenía un gran

poder, esta caracterización se modificó muy poco hasta 1914 y el gran colaborador de la nobleza fue

la burguesía, pues una gran mayoría de burgueses se convirtieron en nobles y no dejaron que el

viejo orden desapareciera.

En el tercer capítulo, el cual trata de la sociedad política y las clases gobernantes, nos muestra que

Europa hasta 1914 era todavía monárquica.

Mayer nos explica que la nobleza utilizaba sus posibilidades políticas para frenar su decadencia

económica. El rey, el zar y el emperador seguían teniendo un gran poder en la política, y con aquel

poder reavivaba sentimientos que exaltaban el antiguo orden como una renovación de su

legitimidad. Salvo en Francia, la familia real y los notables de la nobleza dominaban su presencia en

el calendario de las festividades de la nación.

Para explicar el poder político que tenía la nobleza, Mayer, nos cuenta que su influencia en el poder

político se debíó gracias a sus recursos y poderes en tierras. Las inmensas tierras que tenían los

nobles y los monarcas daban una especie de aura que eran fuentes de honores.

En las potencias europeas el monarca seguía teniendo un poder muy paredico al del Antiguo

Régimen. En Alemania, Austria-Hungría y Rusia los monarcas estaban dotados para designar y

cesar ministros, promulgar ordenanzas, convocar, suspender y disolver los órganos electivos, etc.

En Inglaterra el rey tenía influencia en la selección de los primeros ministros y miembros del

Gabinete. En Italia el Estado se había convertido en el organismo central de la defensa aristocrática,

las cámaras altas se convirtieron en baluartes del elemento feudal. En Francia, en un momento, el

Senado era elegido por el rey. El parlamento de Austria estaba formada por príncipes de la familia

imperial, arzobispos y otros altos prelados, cabezas de familias terratenientes grandes y nobles. La

cámara alta del Parlamento húngaro era una asamblea de 300 magnates nobles que ocupaban

escaños hereditarios junto a los designarios más elevados de las iglesias católicas, protestantes y

ortodoxa. En Rusia el zar designaba cerca de la mitad de los consejeros entre los altos funcionarios

y los mandos militares.

Con esto se puede observar como, en todos los países, los sistemas electorales daban un peso

desproporcionado en las cámaras populares. El sufragio universal de los varones para la cámara se

fue abriendo camino gradualmente, en algunos países como Hungría la clase gobernante se opuso al

...

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