Las Verdaderas Bases De La Educación
DaaavidChavez12 de Mayo de 2014
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REPORTE DE LECTURA
LAS VERDADERAS BASES DE LA EDUCACIÓN
Onésime Edouard Séguin
La mayor parte de los niños son reprendidos por su débil deseo de conocer las cosas que pueden encontrar en sí mismos tan pronto como aprendan las 26 proposiciones contenidas en los 12 artículos del símbolo. “Son pocos los niños encaramados sobre las rodillas de sus buenas madres y que se convierten en poetas, pintores, sabios, en una palabra, verdaderos intérpretes de la madre Naturaleza, cada uno en su lenguaje particular.”
La barbarie ha destruido muchos monumentos, donde brilla la originalidad humana, mientras que la educación pública a medida que se extiende sus enseñanzas, siega sin piedad todo lo que restaba de individualidad, de personalidad en el genio de nuestra nación. Se debe estimular a asentar la educación sobre otras bases.
Como se presenta el problema de la educación (para los niños anormales en particular)
Para los niños ordinarios, es simple en su solución. Para los idiotas, el problema no es solamente múltiple como el sujeto que se propone, sino también complicado con un segundo problema de incógnita, cuyo término impalpable deja siempre una gran incertidumbre sobre los resultados definitivos del empleo del método.
Una vez elegidos el terreno y las armas con ventaja, es necesario o que marche derecho a su fin con una obstinación que pueda romper esa especie de encantamiento en que parece envolverse el idiota: atacando sucesivamente, o todos a la vez.
La educación debe abrazar: 1. La actividad, 2. La inteligencia, 3. La voluntad, que corresponden a los tres aspectos del ser humano, el sentimiento, el espíritu, la moralidad. La actividad es el sentimiento traducido en acto; la inteligencia es la función del espíritu, la voluntad es la espontaneidad moralizada. La educación de la actividad debe preceder a la de la inteligencia y la educación de la inteligencia debe preceder a la de la voluntad: porque el hombre siente antes de saber y sabe mucho tiempo antes de tener conciencia de la moralidad de sus actos y de sus ideas.
La educación de la actividad abraza dos aspectos correlativos de la existencia: la motilidad y la sensibilidad. La motilidad se divide en un gran número de actos, de funciones, de hábitos, de gestos que constituyen la entrada en relación del individuo con los fenómenos que le rodean, mientras que la sensibilidad aporta a su sensorio la noción de los agentes exteriores que le han modificado.
La educación no será para nosotros un callejón sin salida, será el comienzo de algo. Y este algo a que tendemos es dar al niño que tomamos anormal, inhábil, ininteligente, idiota, hábitos normales, aptitudes para el trabajo, ya se manual o intelectual; es dar al idiota la mayor semejanza posible con el niño bien dotado y fructuosamente. Conseguir hacer de los idiotas hombres capaces de valerse a sí mismos, de ser más útiles aunque sea en las profesiones más humildes, en los empleos más modestos y sencillos; darles capacidad para realizar un trabajo cuyo valor compense su alimentación y vestido, tal es el fin supremo de su educación.
De las nociones y de las ideas
Esta distinción establecida entre las nociones y las ideas no se asemeja en nada al análisis de las facultades intelectuales propiamente dichas. En suma, las ideas no se imponen y se puede provocar el pensamiento en su semejante, pero no se le evoca sino en su límite de comprensión. Las nociones es bien evidente que pueden imponerse a casi todo el mundo y casi siempre.
Las nociones se adquieren por medio de los sentidos, las ideas se adquieren por la inducción y la deducción, operaciones puramente intelectuales. Estas dos proposiciones de la educación de todos los niños, deben comenzarse por el estudio de las nociones que abarcan todos los fenómenos perceptibles por los sentidos.
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