Leyendas Y Quimica

Ticicli

No se sabe con exactitud desde cuando el ser humano empezó a utilizar las plantas para combatir los males que le aquejaban. El hombre primitivo adquirió experiencia en la selección de los materiales en su entorno, y así poco a poco descubrió que algunas plantas le aliviaban ciertos malestares.

Los saberes alcanzados a través de la experiencia se transmitía de padres a hijos. Estos saberes con el paso del tiempo fueron conformando un cúmulo de conocimientos de enorme importancia en el bagaje cultural de todas las civilizaciones.

En América los antiguos pobladores acumularon grandes cantidades de conocimiento sobre propiedades medicinales de una extensa variedad de plantas que se usaban para propósitos curativos. Cuando los españoles llegaron a nuestro país a finales del siglo XV ya se utilizaban infinidad de plantas, de estos algunos de productos de origen animal y unos cuantos minerales para combatir enfermedades y problemas con el estado de la salud de los habitantes de la Nueva España.

A pesar de todas las culturas que se desarrollaban en el territorio mexicano la mayor parte de la información que se posee sobre la práctica médica pertenece a los aztecas, esto puede que se deba a que la cultura náhuatl dominaba en el altiplano del Anáhuac. Sin embargo se cree que en otras culturas también se empleaban procedimientos terapéuticos.

El ticitli es el médico azteca estudiaba durante varios años las propiedades de las plantas así como los métodos para diagnosticar y tratar las enfermedades antes de ejercer su profesión. Este tenía gran conocimiento de una extensa variedad de plantas, esto no solo llamo la atención de los conquistadores españoles, cuya efectividad tuvieron oportunidad de constatar, esto también creó un gran impacto en los médicos europeos, que poco a poco, incorporaron las plantas medicinales de la nueva España en su práctica.

Estos también se enfocaron en investigar y estudiar las supuestas propiedades curativas de esas plantas que utilizaban los naturales de la Nueva España. Con el paso del tiempo se conjuntaron una rama de ciencias naturales a la que denominaron herbolaria.

Sydeham químico ingles que, en 1836, logro aislar el acido salicílico de la corteza de ciertos sauces que utilizaban los indígenas de Sudamérica para combatir la fiebre.

Desde el siglo XIX, la herbolaria azteca constituye un punto de referencia importante en el desarrollo de los medicamentos.

En la actualidad la visión azteca de la enfermedad ha desaparecido y que la medicina moderna desplazo la antigua terapéutica de los ticitli. Sin embargo esta historia revela que aun prevalecen muchas creencias y se emplean procedimientos indígenas para diagnosticar y curar muchos procedimientos relacionados con la salud.

Para los aztecas la enfermedad y la práctica médica tenían un sentido religioso, mágico y científico.

Los aztecas consideraban que en muchas ocasiones los problemas de salud eran la consecuencia directa de actos de magia perversos; creían que a través de la “magia negra” era posible inducir “cuerpos extraños” al organismo de una persona para causarle daño.

Para los mexicas una causa frecuente de los procedimientos eran los eligatl cocoliztle o “aires de enfermedad”, que eran influencias nefastas e invisibles que vagaban alrededor de los humanos, sobre todo por la noche. Otras divinidades como tlazolteotl y sus compañeras, que precedían el amor carnal, también podrían enviar enfermedades.

Cuando un azteca enfermaba era preciso, antes que cualquier cosa, determinar la causa del mal. Para ello se consultaba al ticitli.

El ticitli era ante todo un hechicero, pero un hechicero bueno que además de reprobar los actos malignos de los brujos también poseía los procedimientos para contrarrestar el daño causado. Por ello el diagnostico no se basaba en la valoración de los síntomas sino en la adivinación y magia.

Cuando la enfermedad era consecuencia de la magia negra el ticitli empleaba procedimientos terapéuticos mágicos que implicaban soplar sobre el enfermo, para alejar a los espíritus perversos; invocaciones, incineración de hierbas, desangrado de animales, masajes e imposición de manos sobre el enfermo para extraer los cuerpos nocivos, como piedras, gusanos, tierra, o papel, que se supone habían penetrado en el organismo del paciente.

Para curar el catarro y la gripa de los niños, el ticitli frotaba las cavidades nasales de los enfermos con un dedo mojado en jugo de tomatl (tomate). Para desinflamar la garganta, aplicaba localmente (toques) de miel de abeja mezclada con jugo de maguey; acto seguido frotaba el cuello con illu (hule) caliente para combatir la ronquera.

Pero los enfermos no siempre iban con el ticitli pues había especialistas o curanderos que atendían exclusivamente cierto tipo de padecimientos.

Cuando una mujer iba a dar a luz, la partera conducía a la futura madre al temazcal. Ahí, primero la

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