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moranfer27 de Enero de 2013

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El derecho del trabajo en el Antiguo Egipto

Félix Alonso Royano 02 de Abril de 2008

Última actualización el 11 de Abril de 2008

El concepto moderno del derecho señala que toda obligación dispone de su correspondiente protección por el inherente derecho. Pero igualmente podemos contemplarlo en el Antiguo Egipto. Ciertamente a lo largo de los diversos imperios en que dividimos su historia vemos que subsisten figuras jurídicas que mantienen sus principios sin apenas cambiar su esencia.

El trabajo obligatorio fue la primera manifestación del trabajo como concepto jurídico, dado que el Horus necesitaba realizar importantes obras, tales como la mansión real y su tumba. El súbdito estaba obligado a cumplir los deseos del señor. Pero, a su vez, esa obligación de la prestación de trabajo conllevaba también el derecho de alimentos al trabajador. Se ha hablado mucho de las ingentes cantidades de esclavos que las obras faraónicas necesitaban, sobre todo en las teorías marxistas del esclavismo. Pero independientemente de la pretendida realidad de tal hecho (que sin duda existió, aunque no en las exageradas proporciones que nos quieren hacer ver dichas teorías), lo cierto es que junto a la primaria prestación del trabajo se daba la primaria prestación de alimento. Esto que visto así, parece sencillo, significaba la utilización de una logística muy bien desarrollada ya que de otro modo no se hubiese podido mantener la evolución de un pueblo. Se necesitaba una bien diseñada preparación censal y catastral, lugares apropiados para la habitabilidad de los trabajadores, los auxilios imprescindibles prestados por las mujeres, condimentación de alimentos, preparación de vestidos, cordelajes, etc., diseño y hechura de poblados, aljibes, silos, etc. Todo esto conlleva una administración que, en muchas ocasiones, no nos percatamos de ello y no contemplamos.

De modo que la prestación del trabajo conlleva, y también conllevó allí, la obligación del mismo y su consecuente derecho a la alimentación, vestido y habitabilidad. Si estos tres conceptos: alimentación, vestido y habitabilidad corresponden a nuestro moderno concepto del salario tenemos que decir que sí.

En primer lugar el concepto de salario es multivario: Para la economía política de nuestros días es el precio por el que se vende la fuerza del trabajo, incluyéndose en el salario la remuneración del factor trabajo cuando éste se proporciona por un sujeto dependiente a una empresa, mediante un escrito tácito, verbal ó escrito. Dicho salario[1] es, desde tiempos inmemoriales en especie (y en parte se sigue manteniendo hoy en nuestros actuales códigos, a través de sectores agrícolas, servicios de asistencia social, a través de comedores, asistencia social, guarderías, servicio doméstico, etc.) y dividiéndose después en “especie” y metálico” (cuando se inventa el monetal).

Volviendo a nuestro asunto en el Egipto antiguo existió la prestación del trabajo y su contraprestación a través de la obligación por parte de la administración faraónica de un “salario” ó “emolumento” en especie[2], como no podía ser menos, para la realización del trabajo, porque independientemente de la existencia de trabajadores “forzosos”; es decir esclavos procedentes de guerras, había también trabajadores libres que prestaban su trabajo “a cambio de un salario en especie” para su mantenimiento y el de su familia.

Conocemos por algunos papiros[3] algo sobre los servicios de mano de obra y algunas listas nominativas del Imperio Medio[4], así como algunos grupos profesionales[5] como los canteros, los obreros de la construcción (albañiles, constructores de ladrillos, peones, etc), escultores, pintores, vidrieros ó los operarios navales.

En una carta[6] se dice: “El nomarca ha enviado a vuestro servidor a la fundación para censar a los obreros”.

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