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Los primeros menonitas en Мéxico


Enviado por   •  19 de Mayo de 2013  •  Tutoriales  •  2.160 Palabras (9 Páginas)  •  430 Visitas

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LOS PRIMEROS MENONITAS EN MÉXICO

A finales de 1922 llegaron a San Antonio de los Arenales, al norte de la ciudad de Chihuahua, 36 carros de ferrocarril de los que descendieron los primeros menonitas que se instalaron en nuestro país. Venían en grupos, cargando su equipaje personal, ropa de cama, enseres domésticos, muebles y materiales de construcción. Traían también sus recios caballos belgas, vacas holstein, guajolotes, gallinas, costales de semilla, herramientas y maquinaria agrícola. Subieron por la sierra, en carretas, otros 60 km hasta llegar a su destino, Santa Clara, en el corazón de Chihuahua, donde se distribuyeron en una cuadrícula de lotes, delimitaron sus villas, trazaron sus calles, construyeron sus casas y se prepararon para arar la tierra.

No eran peregrinos; tampoco eran inmigrantes. Ellos vinieron a la segura. Se trasladaron familias completas con sus pertenencias, costumbres, aspiraciones y privilegios. Sus dirigentes organizaron todo de antemano: localizaron, inspeccionaron y adquirieron grandes extensiones de tierra cultivable. Obtuvieron del gobierno de Obregón concesiones excepcionales. No podría obligárseles a prestar servicio militar, ni juramento. Se les otorgaba el más amplio derecho de practicar su religión, controlar la educación de sus hijos y disponer el régimen económico que desearan con respecto a sus bienes.

Más que una etnia, los menonitas son correligionarios de una iglesia surgida en el seno de la Reforma radical que tuvo lugar en Europa durante el siglo XVI. Creen en el bautismo como confirmación de su fe, no para borrar un pecado original. Para ellos el bautismo significa adquirir una responsabilidad colectiva como miembros de una gran comunidad humana donde no caben distinciones de sexos, razas o clases sociales. Consideran a la Iglesia como atemporal y creen que debe permanecer por encima de cualquier estado temporal. Sus lealtades están prioritariamente depositadas en ella y en la comunidad religiosa; no pueden concebirse como parte de una nación específica. En su concepto la iglesia trasciende la cultura local y la nación, y abarca a la humanidad y la naturaleza toda.

La Reforma radical fue una vigorosa convulsión que constituyó una ruptura con las instituciones teológicas existentes y en la que perdieran la vida cientos de reformistas radicales o anabaptistas. Para fines del siglo XVI la mayoría de ellos había sucumbido en su lucha o se había disuelto como resultado de la severa represión de que fueron objeto. Eran grupos pacifistas surgidos en Suiza que fueron expandiéndose por el resto de Europa, encontrando numerosos adeptos de todas las clases sociales en los Países Bajos.

Los anabaptistas fueron llamados menonitas por primera ver en 1545, en un decreto condenatorio, término que acabó por generalizarse e imponerse a través de los años. Aunque los fundadores del movimiento anabaptista habían sido Melchor Hoffman y Obbe Phillips (ambos holandeses) fue a través de Menno Simons, párroco católico (1496-1561), como sobrevivió, se expandió y se consolidó el movimiento. De las diversas ramas que se formaron, sólo los menonitas y los hutteristas sobrevivieron como grupos confesionales con cohesión interna. Su negativa a la violencia, su pacífica huida de la represión y la búsqueda de coherencia entre su doctrina y su forma de vida, son factores que han llevado a sus descendientes a migrar de un lugar a otro a lo largo de cinco siglos.

LOS ANTEPASADOS DE LOS MENONITAS

Los antepasados de los menonitas mexicanos eran originalmente holandeses que huyeron de la represión y se establecieron en la ciudad alemana de Dantzig en el siglo XVI. Ahí se consolidaron como grupo relativamente homogéneo y adquirieron la lengua que aún conservan, elplattdeustscho bajo alemán. A fines del siglo XVIII fueron invitados a establecerse en Rusia donde afianzaron su patrón actual de asentamiento, que consiste en colonias formadas por varias villas, cuyas casas se alinean dando el frente a una sola calle, y dejan a espaldas de su vivienda una larga y estrecha fracción para la granja y el cultivo. En pocos años los campos menonitas florecieron y se expandieron hacia otras regiones y sectores de producción. Sin embargo, cuando sobrevino la guerra ruso-turca el gobierno ruso retiró la exención del servicio militar a los menonitas, lo que ocasionó que los grupos más ortodoxos buscaran otras tierras donde conservar sus tradiciones y mantener juntas a sus familias.

Miles de ellos se establecieron en Estados Unidos y Canadá, donde el gobierno les ofreció facilidades para colonizar tierras baldías de las provincias de Manitoba y Saskatchewan. Pero apenas dos generaciones después, los menonitas volvieron a sentir amenazada su cohesión interna pues, entre otras cosas, se les conminó a prestar servicio durante la Primera Guerra Mundial, aunque fuese en actividades no militares.

Una vez más, los más conservadores, reacios a asimilarse a las condiciones de vida que les ofrecía Canadá, vendieron sus tierras para comprar otras más baratas en México. Sin embargo, cuando llegaron no ocuparon todas las tierras adquiridas en Chihuahua, sino que se establecieron en los llanos bajos con agua de pozos o arroyos, evitando las montañas y las tierras boscosas. Allí fundaron las grandes colonias de Manitoba y Swift Current, y se mantuvieron aislados de los habitantes del lugar. Cada villa contaba con su escuela, su iglesia y pastizales para el ganado.

Los menonitas llegaron con sus esperanzas puestas en una vida mejor, pero no fue tan fácil como esperaban, pues tuvieron que enfrentar varios problemas: parte de las tierras vendidas estaban invadidas por campesinos, situación que no pudieron resolver con los antiguos propietarios ni con el gobierno local, por lo que tuvieron que acudir al presidente Calles; sufrieron enfermedades, pérdida de cultivos, ausencia de un mercado tanto para la venta de sus productos como para la compra de insumos, y el acoso de asaltantes y cuatreros. Contra sus principios religiosos tuvieron que pedir la protección del gobierno.

Durante la gran crisis de los años treinta, algunos se vieron obligados a trabajar como asalariados para los menonitas más favorecidos o para los mormones de Casas Grandes, Chihuahua, y ante la imposibilidad de hacer frente a sus compromisos de pago tuvieron que regresar parte de las tierras adquiridas. Muchos de ellos se vieron obligados a diversificar sus fuentes de ingreso y fortalecieron los corrales para la cría y el cuidado de ganado lechero.

Quién no ha comido el famoso queso menonita que podemos comprar ahora en cualquier parte de México. Incluso se piensa que ellos lo introdujeron al país. Sin embargo no fue así. Un trabajador menonita de Chihuahua aprendió la técnica con su patrón,

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