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Los pueblos aborígenes de Argentina


Enviado por   •  29 de Mayo de 2022  •  Ensayos  •  6.794 Palabras (28 Páginas)  •  89 Visitas

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Los pueblos aborígenes de Argentina

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Pilagá:

Los indígenas pilagá viven actualmente en forma sedentaria en varias localidades ubicadas en el centro de la provincia de Formosa (Argentina). Son integrantes de la familia lingüística guaycurú, que estuvo ampliamente expandida en el Gran Chaco en los siglos XVI y XVII. Tradicionalmente, sus principales fuentes de recursos eran la pesca, la caza, la recolección y una agricultura rudimentaria. La producción estacional y la distribución irregular de los recursos alimenticios estaban ligadas al seminomadismo que practicaban. En la actualidad viven en pequeñas comunidades, con un territorio delimitado, y su modo de vida difiere notablemente del que tenían en tiempos etnográficos. La tradicional religiosidad pilagá basada en un complejo mundo regido por entidades espirituales e interpretado para la comunidad por los chamanes, fue reemplazada a mediados del siglo XX por un movimiento religioso evangélico que incluía prácticas de corte chamánico. Los hombres, con motivo de los bailes rituales se vestían con plumas de suri (ñandú o avestruz americano). Entre los Pilagá se realizaban perforaciones en las orejas en las que se pasaban palitos de madera.

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Mbyá Guaraníes:

Viven en pequeñas comunidades de cinco familias lideradas por un pai. En Argentina se calcula que su población es de 8 mil personas. Son una rama del pueblo guaraní occidental que habita en Paraguay, sur de Brasil y la provincia de Misiones en Argentina. Una pequeña comunidad emigro y se estableció también en Uruguay. Junto a los Avá Chiripás y a los Paí Tavyterás, los Mbyá pertenecen al grupo genérico guaraní de los Cainguas, Ka´ynguas o Monteses. Su cultivo principal es el maíz, la mandioca, la batata, habas, porotos, lentejas y zapallos. Su habitad es la selva y la intensiva deforestación los esta llevando a la desaparición. Entre los mbya, el liderazgo espiritual es ejercido por el Tamoi (abuelo, genérico) y sus auxiliares (yvyraija), pudiendo ser ejercido también por mujeres Kunhã Karai. Actualmente, cada comunidad tiene un jefe político, el cacique, al cual están subordinados los líderes jóvenes, quien intermedia entre la comunidad indígena y el Estado así como con los demás sectores de la sociedad civil. Los mbya (e los ñandeva) construyen y mantienen una casa para la práctica de las oraciones y de los rituales colectivos, opy guaçu, localizada cerca de la casa del tamoi o, inclusive, como apéndice de la misma. Las prácticas religiosas de los mbya son frecuentes y se extienden por muchas horas. Orientadas por el líder espiritual, las “oraciones” –realizadas a través de cantos, bailes y discursos- también se dirigen a las necesidades más cotidianas, como la recolección, la ausencia o el exceso de lluvia, los problemas familiares, los acontecimientos importantes, los imprevistos, entre otras.

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Mocoví:

Este grupo de aproximadamente quince mil indios, habitan en territorio de la República Argentina, mayoritariamente al suroeste de la provincias de Chaco en Colonia Pastoril (zona de Villa Ángela), San Bernardo, La Tigra y Las tolderías (Charata) y en el centro y norte de la provincia de Santa Fe. La unidad social básica de organización es la familia extensa en la que varios grupos con parentesco consanguíneo se mantienen unidos para apoyarse en las actividades de sobrevivencia como el cuidado y crianza de los niños, la caza y la recolección. Varias familias extensas formaban una aldea la cual estaba a cargo de un jefe al que todos respetaban. Esta persona no tenía más privilegios que los demás incluso podía tener mucho menos que otros miembros ya que si alguien le pedía, no se negaba a dárselo. El matrimonio se daba mediante el intercambio de mujeres entre aldeas debido a que no estaba permitido la unión de dos personas hasta el sexto grado de consanguinidad, resultando así más duraderas las alianzas. Para ello, el hombre debía pagar a la familia por su esposa. En los casos de que alguien cometiera un crimen en la comunidad, el castigo era dado por la misma familia ofendida; el jefe intervenía solamente cuando ambas partes lo solicitaban y trataba de ser lo más justo posible para mantener el respeto tomando en cuenta también, los sabios consejos de otros ancianos, mujeres u hombres. La lengua del pueblo Mocoví es la “moqoit la’qaatqa”, que forma parte de la familia lingüística guaycurú, la cual se mantiene más en el sur de la provincia del Chaco  siendo hablada hoy en día por los adultos y ancianos, mientras que en la zona de la provincia de Santa Fe, el idioma original ha ido decayendo gradualmente debido a que hubo un rompimiento en la transmisión de este saber cultural en las generaciones más jóvenes que utilizan en mayor grado el idioma español. Los antiguos mocovíes realizaban actividades básicas de subsistencia y vivían de lo que la naturaleza les proveía. Así, los hombres cazaban pecaríes utilizando perros y armas rudimentarias como el arco y la flecha, la lanza y la macana, un mazo de madera, recolectaban el fruto de algarrobo que crecía abundantemente en la zona, recogían grandes cantidades de langostas y pescaban en los ríos cercanos, principalmente el Bermejo. Las mujeres por su parte, se encargaban del trabajo en el hogar y de elaborar piezas artesanales con barro, de est manera, se especializaron en la alfarería, empleando el procedimiento del rodete en espiral, fabricando piezas semiredondas de cuerpo ancho y cuello angosto, con dos asas pequeñas para pasar el hilo con el que lo sostenían. Actualmente, los mocovíes son trabajadores asalariados que se desempeñan como cosecheros de algodón y caña de azúcar, desmalezadoras, hacheros u otro en aserraderos y municipalidades. Igual que sus antepasados, continúan en la fabricación de piezas de barro cocidas, cestas y tejidos en  lana, raíz de cardo y caraguatá. También cazan iguanas, serpientes y aves para vender su piel. Los mocovíes creen en la existencia de un ser supremo “el abuelo”, que vivía en el cielo, en la constelación de las cabritas, cuya aparición festejaban anualmente, sin embargo no le rendían culto o adoración exclusiva. Creen que todos los elementos de la naturaleza son seres o cosas que poseen un alma o espíritu que le da la capacidad de actuar sobre ellos para su beneficio o maleficio. En este sentido, los antepasados del Moqoit festejaban la aparición de la constelación de las Pléyades en el horizonte y de la luna nueva para pedir el buen tiempo, lluvias, buenas cosechas, entre otras. El intermediario entre los hombres y los seres espirituales que gobernaban las fuerzas naturales era el hechicero o chamán, un hombre importante dentro de la tribu con la capacidad para comunicarse con ambos mundos y por ende, poseer poderes para causar y curar enfermarles, predecir el futuro, atraer lluvias y más. Al morir un integrante de la aldea, se le enterraba cerca mediante un ritual en el que se le ofrecían alimentos y obsequios; luego de cierto tiempo se desenterraban sus huesos y los llevaban lejos hasta el cementerio de los ancestros. También, se acostumbraba a eliminar el nombre del muerto de su vocabulario, es decir, no se podía pronunciar más nunca. En señal de duelo, las viudas solían cortar un dedo de la mano o pie. Actualmente, los indígenas conservan la fe en el chamán bueno que cura las enfermedades mediante rezos y remedios naturales pero también les temen a los hechiceros malvados que pueden causarle daño e incluso la muerte. También es notable la influencia que ha ejercido el cristianismo en la comunidad Mocoví, principalmente la iglesia católica y la evangélica, por lo que hay un alto porcentaje de individuos que practican estas religiones. Las sociedades prehispánicas vivían generalmente de la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres. Los animales que capturaban lo comían fritos en su propia grasa, asados sobre las brasas o hervidos en forma de consomé  o los secaban al sol y luego molían y cocían. De igual forma utilizaban las hierbas comestibles del campo, huevos, langostas y frutos como el algarrobo. Preparaban bebidas fermentadas como el típico “latagá” con agua y harina de vainas de algarrobo endulzada con miel silvestre. Los aborígenes antiguos solían ir desnudos, sin embargo, en ocasiones se cubrían con mantas que elaboraban con cuero, bien fuera con una sola pieza o uniendo varios cueros pequeños previamente ablandados y pintados con una tinta roja derivaba de cortezas hervidas en orín. En los hombres, estas mantas eran largas y colgaban de uno de sus hombros mientras que las mujeres usaban solo un delantal que colgaba de su cintura por la parte delantera. Se perforaban los lóbulos de las orejas y exhibían en ellos diversos adornos. Tanto los hombres como las mujeres, se adornaban con collares y zarcillos de conchas o de madera. En la actualidad, los mocovíes adoptaron con gran facilidad la indumentaria de los blancos y cuando tienen dinero van a los pueblos a comprar ropa, zapatos, sombreros y accesorios. La vivienda moqoit tradicional consistía en una enramada en forma de cono sobre la cual colocaban paja dejando sólo un espacio abierto para la entrada. Con el paso del tiempo, comenzaron a utilizar el caballete como soporte principal para asentar la paja. La altura de la vivienda no superaba los 1.80 metros. Para dormir utilizaban los cueros secos sobre el suelo.

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