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Los sumerios Ensayo.


Enviado por   •  23 de Febrero de 2016  •  Resúmenes  •  14.131 Palabras (57 Páginas)  •  391 Visitas

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Los sumerios

Hace unos nueve mil años, comenzó a producirse un gran cambio en la humanidad. Hasta entonces, y durante muchos miles de años, los hombres recolectaban frutos o cazaban animales para alimentarse.

Más tarde, por un proceso gradual, los hombres aprendieron a almacenar alimentos para usarlos en el futuro. En vez de cazar animales y matarlos en el lugar, mantenían algunos vivos y los cuidaban. Los dejaban crecer y multiplicarse, solamente mataban unos pocos de vez en cuando. De este modo, no sólo tenían carne, sino también leche o lana o huevos. Hasta podían hacer trabajar a algunos para ellos. En vez de recolectar los alimentos vegetales, aprendieron a plantarlos y cuidarlos, para asegurarse de que dispondrían de ellos cuando los necesitaran.

De cazadores y recolectores de alimentos, los grupos humanos se convirtieron en pastores y agricultores. Los que se dedicaron a la crianza de animales se hallaron con que debían estar en movimiento constantemente.

Debían trabajar en cooperación muchas personas y permanecer en el mismo lugar durante toda la estación del crecimiento, pues tenían que estar junto a las plantas inmóviles.

Los agricultores se agruparon y construyeron viviendas permanentes cerca de sus campos. Las viviendas se apiñaron, pues los agricultores debían estar cerca unos de otros para defenderse contra los animales salvajes y las incursiones delos nómadas. Así surgieron los poblados.

El cultivo de las plantas, o «agricultura», permitió que una franja de tierra sustentase más personas que las que podía sustentar cuando los hombres eran recolectores de alimentos, cazadores o hasta pastores. La cantidad de alimentos que podía acumularse no sólo bastaba para alimentar a los agricultores, sino que permitía el almacenamiento para el invierno.

Alcanzaba para alimentar a personas que no eran agricultores.

Los poblados se convirtieron en ciudades, y la sociedad alcanzó una complejidad tal en esas ciudades que podemos hablar de «civilización».

LOS RIOS DADEORES DE VIDA

Al oeste y al sur de Jarmo había buenos terrenos, profundos y llanos, excelentes para la siembra; se trata de una región realmente fértil.

Esa ancha franja de buenas tierras se curvaba hacia el Norte y el Oeste desde lo que ahora llamamos el golfo Pérsico y Llegaba hasta el Mediterráneo.

Bordeaba el desierto de Arabia (demasiado seco, arenoso y rocoso para la agricultura), que estaba al sur, y formaba una inmensa media luna de 1.500 kilómetros de largo. Habitualmente se la llama «la Media Luna Fértil».

. La tierra comprendida entre los ríos era llamada «Entre-los-Ríos», pero en lengua griega, claro está, de modo que Entre-los-Ríos era Mesopotamia.

la Mesopotamia cubre una superficie de aproximadamente 300.000 kilómetros cuadrados y tiene, mas o menos, el tamaño y la forma de Italia, o el tamaño (pero no la forma) del Estado de Arizona.

Mesopotamia abarca el arco superior y la parte oriental dela Media Luna Fértil. La parte occidental, no incluida en Mesopotamia, en tiempos posteriores fue comúnmente llamada Siria, y comprendía la antigua tierra de Canaán.

Jarmo está a sólo unos 200 kilómetros al este del río Tigris, de modo que podemos considerar que se halla en el borde nordeste de Mesopotamia. Podemos suponer que las técnicas de la agricultura se difundieron al oeste hacia el 5000 a.C. y que se comenzó a practicar en los tramos superiores de los dos ríos y sus tributarios. Fue tomada no sólo de Jarmo, sino también de otros lugares situados a lo largo de las estribaciones montañosas, al este y al norte. Se cultivaron especies mejoradas de cereales y se domesticaron vacas y ovejas.

Como Jarmo, sus edificios eran de barro apisonado, cosa muy natural, pues en la mayor parte de Mesopotamia no había rocas ni buenas maderas, mientras que el lodo era abundante.

Pero, con el tiempo, las ciudades llegaron a la ruina total y sólo quedaron los montículos (llamados « Tell» en árabe).

A medida que avanzó la cultura mesopotámica, mejoraron las técnicas para domeñar las aguas de los ríos. Si se usaban los ríos en su forma natural, sólo podían sembrarse los campos de las márgenes. Esto limitaba mucho la cantidad de tierra útil. Además, la cantidad de nieve que se acumulaba en las montañas septentrionales variaba de un año a otro, y por tanto variaba también el ritmo de la fusión. Siempre había inundaciones a comienzos del verano, y si estas inundaciones eran mayores que lo habitual, había demasiada agua, mientras que en otras épocas podía haber demasiado poca.

Se les ocurrió a los hombres que la solución consistía encavar una compleja red de fosos o acequias a ambos lados del río. Esto permitiría extraer agua del río y, mediante una elaborada red de canales, llevarla a todos los campos. Se podía cavar acequias hasta distancias de muchos kilómetros de las márgenes del río, de modo que los campos de tierra adentro tuviesen los mismos beneficios que si estuvieran junto a las orillas. Más aún, los bordes de los canales y los mismos ríos podían ser elevados para formar diques que las aguas no pudiesen sobrepasar en la época de las inundaciones, excepto en los lugares deseados.

De este modo, podía confiarse en que, en general, nunca habría demasiada agua ni demasiado poca. Por supuesto, si el nivel del agua era excepcionalmente bajo, los canales serían ineficaces, excepto muy cerca del río. Y si las inundaciones eran demasiado grandes, los diques serían sobre pasados o destruidos. En verdad, esto ocurrió en algunas ocasiones, pero raramente.

La provisión de agua era más regular en los tramos inferiores del río Éufrates, que presentaba menos variaciones en el nivel del agua de una estación a otra y de año a año que el turbulento Tigris. El complejo sistema de «agricultura de irrigación» comenzó en el Éufrates superior por el 5000 a.C., se extendió aguas abajo y por el 4000 a.C., hacia el fin del período de Halaf, llegó a ese conveniente sector del Éufrates inferior.

Se suponía que lo que agradaba a los hombres también agradaba a los dioses, de modo que el método más importante para propiciarse a los dioses era brindarles alimento. Estos no comían como los hombres, pero el humo del alimento quemado ascendía al cielo, donde se imaginaba que vivían los dioses; por ende, se sacrificaban animales y se los quemaba como ofrenda.

Un error cometido con un hombre podía significar una muerte o una sangrienta pelea; pero un error cometido con un dios podía acarrear el hambre o una inundación que devastase toda una región.

Así,

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