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Los tres periodos romanos


Enviado por   •  17 de Octubre de 2019  •  Síntesis  •  4.394 Palabras (18 Páginas)  •  257 Visitas

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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CAMPECHE[pic 1][pic 2]

FACULTAD DE DERECHO

“DR. ALBERTO TRUEBA URBINA”

1° Semestre Grupo “D”

TRABAJO EN CUMPLIMIENTO EN LA MATERIA DE:

“DERECHO ROMANO”

LOS TRES PERIODOS ROMANOS

Por. ALPUCHE BONILLA AARÓN ALEJANDRO.

DOCENTE. DRA. MIRLENE GUADALUPE AGUAYO GONZALEZ.

San Francisco de Campeche, Campeche a 17 de septiembre de 2019.

Introducción.

Si nos adentramos en la extensa historia de la Civilización Romana, se distinguen tres períodos perfectamente determinados, estos son: la Monarquia , la República y el Imperio. Y como es obvio, cada uno cuenta con un, concepto diferente sobre el derecho y sobre su vida social. A lo largo del presente trabajo, trataremos de abordar las instituciones jurídicas y del como influyeron en la sociedad romana de la época, desglosando cada institución romana, y su rol en la monarquía, en la república y en el Imperio con el fin, de conocerlas, para que nuestro estudio sobre Roma y su derecho, sea de mejor comprensión.

MONARQUIA.

Hablar de Roma, es hablar de la esencia de la historia universal, son muy pocas las civilizaciones que siquiera se acercaron al esplendor de los romanos. Nunca antes, ni ahora, se ha visto tal grado de avance y desarrollo en todas las actividades que, como región, país o unión, somos capaces de llevar a cabo. En cada etapa de la historia, encontramos a esta colosal civilización, que se mantuvo en pie durante casi dos milenios, y que, en la actualidad aun encontramos sus vestigios muy latentes en el corazón de cada ciudad contemporánea. Por lo que, es necesario conocer a fondo la gran y rica historia del pueblo romano, para comprender el funcionamiento de la mayoría de las sociedades actuales y tener conciencia que el tipo de regulación social de Roma, son las bases de nuestra regulación actual.

La leyenda dice que Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas, hijo de Venus y de Anquises, habría fundado la ciudad de Alba Longa sobre la orilla derecha del río Tíber. Sobre esta ciudad latina reinaron muchos de sus descendientes hasta llegar a Numitor y a su hermano Amulio. Éste destronó a Numitor y mato a sus hijos, para que no pudiese tener descendencia que le disputase el trono, excepto a, Rea Silvia, a quien obligo a ser sacerdotisa de la diosa Vesta para que permaneciese virgen.

El dios de la guerra, Marte, tenía otros planes diferentes a los de Amulio, engendró en Rea Silvia a los mellizos Rómulo y Remo. Cuando éstos nacieron y para salvarlos fueron arrojados al Tíber dentro de una canasta que encalló en la zona de las siete colinas situada cerca de la desembocadura del Tíber, en el mar.

Una loba, llamada Luperca, se acercó a beber agua, se encontró a los hermanos, les recogió y amamantó en su guarida del Monte Palatino hasta que, finalmente, les encontró y rescató un pastor cuya mujer los crio. Ya adultos, los mellizos repusieron a Numitor en el trono de Alba Longa y fundaron, como colonia de ésta, una ciudad en la ribera derecha del Tíber, en el lugar donde habían sido amamantados por la loba, para ser sus Reyes.

Son muchas las versiones de la historia, pero todas coinciden en que Rómulo mató a Remo. Cerca de la desembocadura del río Tíber había siete colinas: los montes Aventino, Celio, Capitolio, Esquilino, Palatino, Quirinal y Viminal. Rómulo y Remo discutieron sobre el lugar en el que fundar la ciudad y decidieron consultar el vuelo de las aves, a la manera etrusca. Rómulo vio doce buitres volando sobre el Palatino y Remo sólo divisó seis en otra de las colinas. Entonces Rómulo, para delimitar la nueva ciudad, trazó un recuadro con un arado en lo alto del monte Palatino y juró que mataría a quien osase traspasarlo. Remo le desobedeció y cruzó con desprecio la línea, por lo que su hermano le mató y quedó como el único y primer Rey de Roma. Este hecho habría ocurrido en el año 754 a. C.

Se cree que Roma, fue fundada por la reunión de tres tribus, estas son: ramnes, nombre que deriva de Rómulo; ticienses, por Tito Tacio, y luceres, de los cuales se ignora el origen

Rómulo dividió el pueblo en tres tribus y treinta curias; estableció la distinción social entre patricios y plebeyos; creó un Senado de cien patricios y comenzó la expansión por conquista.

En el origen de la Civilización Romana, igual que en la de cualquier civilización, no hay registro de normas jurídicas escritas. Las costumbres, en todo caso, regulaban la conducta de la sociedad, de hecho, las fuentes formales en este periodo se reducen a ello, a la costumbre, por ello, no se puede hablar de un derecho escrito, ya que lo anterior se encargaba de la regularización de las relaciones jurídicas en las actividades de las personas.

Roma, en sus inicios, se encontraba constituida por tres tribus; la primera tribu formada por los latinos, ubicados en el centro; la segunda, que eran los etruscos, al norte; y la tercera, los sabinos, en el sur. Esta población ofrecía un total de treinta curias, diez curias por tribu, compuestas por un número determinado de gens. Mientras que el poder del Estado estaba en los hombros de los patricios, que también se encargaban de defender la ciudad de los diversos peligros, hasta la reforma serviana, donde los plebeyos consiguieron voz en los asuntos del estado.

Para mejor comprensión, hay que analizar la composición de cada institución.

  • La Gens podría definirse como un grupo familiar extenso que desciende de un antepasado mítico en común, que le otorgaba el nombre a la determinada gens, con esto me refiero, al nomen gentilitium. Las gens, eran regidas por un líder, que generalmente lo adquiría el hombre con mayor edad del grupo, al cual se le denominaba el pater, este gobierna la familia tanto en el orden político-social como en el religioso.

Formaban un cuerpo aristocrático y cada una, tenía un culto en especial, el cual se debía transmitir de generación en generación, y los varones se encargaban de transmitirlo.

  • Las familias formaban la gens, pero son un organismo más reducido, pero de naturaleza semejante. Podemos decir que lo que distingue a las gens y familia, no es su función sino su extensión. En Roma, la familia no es únicamente los que comparten un lazo de sangre, pues la familia comprende además de los padres e hijos, a los nietos nacidos en la familia, a los adoptados, a los prisioneros, a los hijos de éstos, a los clientes, a los animales, etc. Todas estas personas se encuentran sometidas a la autoridad de un jefe (pater -familia).

El pater familia tenía autoridad absoluta sobre todo el grupo de personas que constituyen la familia. El pater familia es el único sui-juris, o sea, el único que no está sometido a la potestad de otro, mientras que los demás dependen de él, hasta la muerte.

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