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Lugar Escondido


Enviado por   •  29 de Mayo de 2015  •  3.527 Palabras (15 Páginas)  •  329 Visitas

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Atractivos Naturales

Publicado: 11 octubre, 2013 en Flora y Fauna

Etiquetas:Atractivos Culturales, Las Tetas, Payucan, Playa, Seybaplaya

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BALNEARIO DE PAYUCÁN

Es una joya de aguas transparentes de baja profundidad con suelo arenoso y pedregoso, oleaje suave y aguas limpias.

Para los habitantes de Seybaplaya y para los visitantes, Payucán es en la temporada vacacional de Semana Santa el principal sitio de recreación. Cada año el número de visitantes aumenta considerablemente, es por eso que el balneario cuenta con servicios como: estacionamiento, sanitarios, área comercial, canchas, etc.

La playa tiene una extensión aproximada de 1.5 Km de costa y blanca arena. A poco menos de un Kilómetro del balneario se encuentra la cueva del Morro, motivo de innumerables leyendas de espectros y piratas.

Durante la Semana Santa, particularmente Jueves Santo, al anochecer Payucán cobra vida. Innumerables familias seybanas y visitantes se preparan para disfrutar de la tradicional “Lunada”, sentados en la arena y al calor de una fogata se platican anécdotas, leyendas, algunos cantan, etc. La noche es animada con equipos de sonido y la velada se prolonga hasta el amanecer.

Se puede llegar por la carretera federal 180 tomando el desvío a la entrada de la ciudad.

LAS TETAS

Uno de los recursos turísticos más importantes que posee Seybaplaya, es una red de corrientes de agua subterránea que atraviesa exactamente por debajo de un conjunto de formaciones rocosas. Su nombre se debe a que en una de estas formaciones sobresalen 2 piedras en forma de busto y en época de lluvias el agua fluye a través de ellas.

Las tetas son frecuentemente visitadas por estudiantes y aunque no cuenta con infraestructura, es un sitio apto para pasar un agradable día de campo.

Este atractivo se encuentra ubicado aproximadamente a un Kilómetro de la ciudad tomando la carretera No 180 en dirección Champotón.

glesias y su Historia

Publicado: 11 octubre, 2013 en Cronicas, Historia, Personajes

Etiquetas:Cronica, Historia, Iglesias, Religión, Santos, Templos, virgen

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IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN

Don Francisco Pacheco Segovia, natural de Seybaplaya, aseguraba que la actual iglesia (del siglo XVII con torre adicionada probable-mente en el XIX) no era la misma que la que existió en la antigüedad. Aquella, edificada en el mismo sitio que la de hoy, había sido de paja lo que permitía que los indígenas, contrarios a la religión católica, le prendieran fuego con mucha frecuencia.

Las versiones sobre el incendio de templos nos han llegado tanto por la tradición oral como por los testimonios escritos que nos han dejado los misioneros en su labor evangélica por la península. Ambos afirman que la “quema” de templos sí existió. Paradójicamente, quienes mayor interés tenían en que las iglesias de paja se quemaran eran los propios españoles avecindados en las poblaciones. Puesto que los templos se usaban también, por orden de la Corona Española, para educar a los indios esto resultaba contrario a los intereses más mezquinos de los conquistadores quienes preferían mantenerlos en la ignorancia que sostenía su esclavitud. Los misioneros habían denunciado este hecho múltiples veces ante el Rey de España quien dictó resoluciones a favor de los indios e impuso incluso sanciones a los culpables.

Para erradicar esta abominable costumbre de la guerra de templos, que ya se había hecho ley, fue que se acordó la edificación de un nuevo templo, totalmente de mampostería, tomando como modelo otros que ya se conocían en los lugares aledaños.

Los primeros templos que se construyeron en la península para el servicio religioso fueron conocidos como “capillas abiertas”. Eran una especie de ermitas al aire libre que incluían un pequeño altar donde estaba la cruz, el tabernáculo, la custodia, una pila bautismal y otros útiles elementales para la celebración de la ceremonia religiosa. El sacerdote oficiante debía hacerla siempre en el umbral de la puerta para quedar visible al conglomerado de feligreses. A la capilla descrita se adosaba un amplio galerón de madera y palmas de huano, al estilo de las enramadas que se usan en algunos pueblos para sus bailes o fiestas populares, y estaba adecuado al número de habitantes del lugar. Estas arquitecturas primitivas fueron las que evolucionaron con el avance de la evangelización hacia formas más sofisticadas, bien sea por la necesidad que urgía levantar muros laterales para techarlas con bóvedas sencillas, o por un proceso mejor calculado que las sustituía por edificaciones más suntuosas.

LA IGLESIA Y SU ARQUITECTURA

El año de 1540, fecha aún discutible, después de vencer la valiente resistencia que le opusieron los naturales de Champotón, Sihoplaya y Sihochac en su marcha hacia Campeche, Montejo el Mozo habría de fundar esa ciudad acompañado de veinticinco soldados y un puñado de indios que había levantado en Tabasco. Unos cinco o seis años más adelante, hacia 1546, llegaron los primeros misioneros a estas tierras con lo cual comenzó la tarea evangelizadora y se daría impulso a la construcción de los templos. No se conoce una fecha exacta del inicio de la catedral de Campeche, pero sí se sabe que se terminó en 1705, sin sus respectivas torres. Una de ellas, la del lado del mar, fue erigida para colocar las campanas hasta el año de 1760; la del lado de tierra se terminó en 1850.

La actual iglesia de Seybaplaya probablemente corresponda a la misma época que la Catedral de Campeche, esto es, al Siglo XVIII, y como la primera, también haya sufrido adiciones posteriores, como lo ha documentado Antonio Benavides en su libro Geografía Política de Campeche en el Siglo XVI. El templo está orientado de oriente a poniente, como la mayoría de ellos. Consta de una planta rectangular con una hermosa bóveda corrida y un medio cañón de ocho tramos. La estructura descansa sobre catorce pilares, siete a cada lado rematados por arcos los cuales se integran a los muros laterales de norte y sur. Exactamente entre los tramos 7°. Y 8°., vistos del coro hacia el altar mayor, por encima de las cornisas se observan dos lunetos cuyo fin es regular la entrada de luz y con ello la temperatura del lugar. A esta misma altura esta el presbiterio cuya plataforma está elevada del piso

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