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Macroeconomia


Enviado por   •  24 de Febrero de 2014  •  2.933 Palabras (12 Páginas)  •  197 Visitas

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CAPITULO I. INTRODUCCION A LA MACROECONOMIA

La Gran Depresión de la década de los 30’s, como observa E. JAMES, “ suscito una crisis de conciencia entre todos los economistas “, de la misma manera que las perturbaciones de la acción económica, propias de los periodos de Guerra y posguerra, desafiaron a los estudiosos de la economía para que encontraran los caminos de la estabilización.

En medio de las inflaciones y las depresiones, los economistas - mucho más que los estudiosos de otras ramas del conocimiento social - fueron movilizados por los grandes estadistas contemporáneos, que reclamaban soluciones para los angustiantes problemas de su época. En 1936, J. M. KEYNES, notable economista Ingles a quien debe atribuirse la formulación teórica del moderno análisis macroeconómico, señaló que el mundo estaba excepcionalmente ansioso de un diagnostico mejor fundamentado y se encontraba listo para aceptarlo y deseoso de experimentarlo, agregando que las ideas de los economistas, ciertas o erradas, tienen mas importancia de lo que generalmente se piensa. En realidad, el mundo esta casi exclusivamente gobernado por ellas.

La Gran Depresión y las guerras mundiales aproximaron las reflexiones teóricas de los economistas a las soluciones prácticas de los estadistas. La Revolución Industrial del siglo XVIII y las cuestiones político-doctrinarias y socio-económicas del siglo XIX ya habían provocado esa aproximación. Sin embargo, el carácter, las causas y los efectos de las ultimas guerras, y de la crisis de los años 30’s fueron de mayor envergadura y exigieron una intervención más rápida.

La Depresión de los 30’s redujo a la mitad el producto nacional de las economías avanzadas: Estados Unidos, que producían mas de 103 mil millones de dólares en 1929, lograron apenas 55 mil millones de dólares en 1933, cuando quedo sin empleo cerca de un cuarto de su fuerza de trabajo. Por otro lado, las guerras mundiales también vinieron a comprometer la actividad económica normal. En 1945, en pleno auge de desarrollo militar cerca del 55% de la capacidad industrial del mundo estaba dedicada a la producción de armamentos.

Pero no fueron solamente las guerras mundiales y La Gran Depresión las causas fundamentales del creciente interés por la economía. Además de estas hay una tercera causa de alta significación, que se hizo notar sobre todo en la posguerra: la preocupación básica del siglo XXI en torno a la idea del desarrollo económico compartido. De hecho tan luego como termino la Guerra fría, todo el mundo se vio envuelto en un fenómeno de dimensiones inesperadas: el gran despertar de los pueblos subdesarrollados.

Ese despertar, posiblemente motivado por la facilidad de las comunicaciones internacionales que hicieron ver los contrastes entre el atraso y las riquezas, vendrían a transformarse en una de las más notables características de los últimos años de las década de los años 80’s y 90’s. El anhelo obstinado de desarrollo económico, de más de las dos terceras partes de la población de la tierra, vino a ser la característica fundamental de la economía moderna. Actualmente, mas de tres mil millones de habitantes del mundo subdesarrollado, que todavía no han conseguido reunir las condiciones necesarias para su arranque económico, están empeñados en una movilización sin precedentes en pos de un gigantesco objetivo: la construcción de una nueva civilización que posibilite la universalización de las condiciones del bienestar a través de la aceleración de su progreso material.

Aun cuando algunos de los males que comúnmente vienen con la pobreza no son consecuencia necesaria de ésta, en una forma general la perdición del pobre es la pobreza y el estudio de las causas de la pobreza es el estudio de las causas de la degradación de una gran parte del género humano.”

Estas palabras de MARSHALL son de una actualidad innegable. Hoy en día - mucho más que en cualquier otra época histórica - las sociedades parecen inclinadas a realizar sus anheladas condiciones de bienestar- aun renunciando a las cosas materiales y aferrándose mas bien a los valores de otro orden.

No se niega que los valores espirituales deban ser, mas que nunca, cultivados. Ellos son parte importante de una vida integral. Pero eso no significa que los pueblos subdesarrollados se satisfarán solamente con ellos. Es una utopía pretender el buen entendimiento entre todos los pueblos, y la superación de los problemas ideológicos y religiosos de la actualidad, si subsisten las grandes desigualdades que todavía hoy diferencian profundamente el patrón de vida y el bienestar de las naciones. Las naciones económicamente subdesarrolladas reúnen a mas de 4 mil millones de habitantes. Las desarrolladas cerca de un tercio de ese numero. Aproximadamente el 70% de la población mundial actual aspira a disfrutar de las condiciones de bienestar en que viven los demás. Transformar esa aspiración en realidad es el gigantesco objetivo de nuestro tiempo.

En ese contexto, el estudio de la economía se destaca entre los de mayor importancia, ya que es en el campo de las ciencias económicas donde se descubrirán los instrumentos para poder alcanzar el gran objetivo de nuestra época. Con realismo y objetividad, los economistas podrán contribuir a esto mejor que cualquier investigador de otra área del conocimiento humano. Es por eso mismo

– como muy bien recordó N. HOLANDA – por lo que “en los países subdesarrollados, el estudio de las ciencias económicas, antes de ser una simple preocupación académica, tiene por objetivo principal el desarrollo de instrumentos de análisis que faciliten la identificación de los problemas básicos de la comunidad y hagan posible el uso más racional de los escasos recursos disponibles, con miras a acelerar el proceso de desarrollo “.

El crecimiento económico moderno, cuyos orígenes se remontan a las primeras décadas del siglo XIX, no se realizó uniformemente entre los países. La diversidad de niveles del Producto Nacional Bruto per capita está en la actualidad, bastante acentuada entre las naciones desarrolladas y las que se consideran subdesarrolladas.

Dentro de la propia Europa hay países menos desarrollados y en América Latina o en Asia encontramos unas pocas islas de prosperidad en medio del generalizado estado de pobreza que las caracteriza. Pero esa desigualad no puede atribuirse a un factor aislado. Sus causas son múltiples e implican cuestiones de geografía y clima, raza y costumbres, religión y métodos de comercio, calidad de la fuerza de trabajo y formación histórica

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