Manual De Historia Soñada
helena_6826 de Junio de 2013
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MI MANUAL DE HISTORIA SOÑADO.
“I’VE HAD A DREAM”: LA OBRA DE RUDOLFO ANAYA AL SERVICIO DE LA HISTORIOGRAFÍA DE SU TIERRA
NATHALIE BLÉSER POTELLE Universidad de Granada
Este artículo, cuyo inicio toma prestado el universo onírico propio de la producción literaria anayana, pretende mostrar las cualidades que la convierten en cantera perfecta para presentar la historia de la comunidad de Nuevo México. Efectivamente, aunque hoy se da mayor importancia a la historia de la comunidad chicana de los Estados Unidos a través de los diversos programas universitarios dedicados a los estudios ‘étnicos’, consideramos que sigue faltando un mayor reflejo de la historia de las minorías en la enseñanza de la historia norteamericana a niños y jóvenes. Para ello, varias de las obras del novo-mexicano Rudolfo Anaya parecen ofrecer el mejor abanico de opciones para una enseñanza novedosa de la historia en un mainstream que abra un poco más las puertas de acceso de sus minorías a la Historia en mayúsculas. Pretendemos demostrar qué se puede hacer con la ayuda de los textos de Anaya, un autor que honra como nadie a los grandes nombres de su tierra encantada.
La otra noche tuve un sueño: me vi en la piel de una niña de siete años, alumna de escuela de Nuevo México, muy alejada de la tierra de mis orígenes belgas. En el universo del sueño, un tal Rudy, aparentemente mi mejor amigo, estaba sentado a mi lado. Mientras atendíamos a nuestra maestra, Rudy me regaló un dibujo precioso. Se trataba de un superhéroe envuelto en una capa de color sangre y oro, a quien (creo recordar) había llamado mi primo Sonny el coyote. Sonny blandía una gran pluma negra con la que luchaba contra alguien llamado mi tío Sam el cuervo. Este Sam me impresionó: llevaba una gran capa negra, un pañuelo rojo en el cuello y una chistera azul y blanca, decorada con estrellas. Con cara de pocos amigos, perilla larga, cejas y pelo canosos, apuntaba a Sonny con el índice. Estábamos en clase de historia y le pedí a Rudy que lo comentáramos después de la lección. No quería perderme la explicación de la maestra, la señorita Alistar N. Stripes. Hablaba de la llegada de los pilgrim fathers a América. “Se les llama padres peregrinos”, dijo la señorita, “porque con
el final de su larga travesía se inicia la historia de nuestro gran y bello país”. Fue entonces cuando Rudy me dio su dibujo. En el bocadillo en blanco junto a la boca de Sam el cuervo había añadido una frase; “I want your History”, decía éste, amenazando a Sonny el coyote. Al salir de clase le pregunté a Rudy qué significado tenía todo esto, y me contestó que había escrito esas palabras en el bocadillo porque no le gustaba la clase de historia de la señorita Stripes. Allí nunca oía nada de lo que le contaba su bisabuelo acerca del pasado de su familia, una de las más antiguas del estado. Era como si los “padres de la nación”, a quienes Rudy imaginaba como clones de Sam el cuervo, escenificaran las lecciones de la maestra sólo para impedirle mencionar los relatos familiares de Rudy. Pero él amaba escuchar a su bisabuelo, y estaba seguro de que el anciano decía la verdad. Por ello había imaginado una lucha por la Historia entre superhéroes de mentirijilla. Cuando le pregunté que me explicara los nombres de sus héroes, Sam y Sonny, dijo que así le habían salido, sin que supiera muy bien el porqué. “Bueno, dijo, creo que vi la letra S donde primero había dibujado una serpiente, o más bien un sendero serpenteante”. Intrigada, quise pisar el sendero imaginario de Rudy para adentrarme en el mundo que había creado en el papel, pero la S del camino se convirtió en una serpiente que, de repente, se irguió en un rayo de sol tan potente que me despertó del sueño. Rudy mi amigo, Sonny el coyote y Sam el cuervo, todos se habían desvanecido en el atrapasueños colgado de la cama.
Este sueño es mi particular metáfora de homenaje, mi muestra de gratitud hacia Rudy Anaya por la profundidad del mensaje que deja patente a lo largo de su producción. De sobra es sabido que ésta ha sido objeto de numerosos análisis basados en diversas pistas de reflexión, pero para este ensayo he querido centrarme únicamente en el aspecto histórico. Al reseñar dicha producción, algunos críticos sentenciaron que en las obras policíacas anayanas, había “too much History and not enough Mystery”. Puestos a buscar rimas impactantes, recuerdo haber pensado, al oír semejante veredicto, que “thinking about life’s Mystery, without digging into History, is doomed to Misery”. Es más, las obras anayanas son a mi juicio mucho más “misteriosas” que otras. Efectivamente, el verdadero objeto de búsqueda del detective anayano es remontar hacia los orígenes de la vida y la identidad de su comunidad, y veo en ello una aventura aún más palpitante que la simple resolución de un crimen de corte clásico, de todas formas presente en el formato anayano. El interés por la Historia no es pues mero entretenimiento nostálgico sino la clave para la supervivencia, tanto cultural como física. Como decía don Eliseo, el sabio vecino de mi superhéroe Sonny: “Lose the language, the threads of history, and the traditions, and the ways of your ancestors will disappear from the earth of la Nueva México” (SW:188; énfasis añadido). 1
1. A partir de este momento abreviaré los títulos de las novelas de Anaya con las siguientes iniciales: BMU (Bless me Ultima), ZS (Zia Summer), RGF (Rio Grande Fall) y SW (Shaman Winter).
A mi juicio las páginas anayanas constituyen “threads of history”, hilos que tejen un gran entramado sobre el estado novo-mexicano para cubrirlo con una rica colcha histórica. Tomo prestada esta metáfora del propio autor, quien comparó ya Alburquerque con un abigarrado patchwork:
The city was an intricately patterned blanket, each color representing different heritages, traditions, languages, folkways, and each struggling to remain distinct, full of pride, history, honor, and family roots. (ZS:211-212)
Ahí aparece la gran preocupación de cada miembro de la comunidad: luchar (“struggling”) por preservar su orgullo, su honor, sus raíces y en definitiva, su historia. El tono bélico que ilustra tal actitud no es fruto del azar. Muchas veces, a lo largo de las páginas anayanas, aparece la idea de una lucha necesaria para poseer el privilegio de relatar su versión de los hechos:
History belongs to the conquerors. (SW:46).
History also belongs to those who control it. (SW:48)
We don’t honor our heroes, Sonny thought. Chicano heroes have been erased from the white man’s history. Forgotten. (ZS:299)
Veo la tarea de Rudolfo Anaya como un acto de resistencia contra el olvido sistemático de los grandes hitos y figuras de su comunidad, una reivindicación cultural que ha optado por “blandir las armas del enemigo”, para retomar una metáfora de Rey Chow (1993:22). La sutileza de la estrategia bélico-literaria reside en la elección de dichas armas; en vez de restablecer la balanza histórica a tiros o sablazos, el escritor pretende resistir a un posible “plumazo” con esta precisa arma. Aunque la pluma no es mortífera ni comparable con un artefacto de destrucción masiva, sí es lo bastante punzante como para poder cavarse un hueco en el monolito de la historiografía estadounidense, añadiendo, por qué no, a Oñate y de Vargas en un Mount Rushmore convertido en el espejo de El Morro novo-mexicano que por fin vería reflejada la cara de quien esculpió en su pared rocosa la frase-testigo de su “paso por ahí”. Con dicha pluma-estilete no se busca, ni mucho menos, matar al oponente, sino curarlo de una ceguera aguda y enseñarle que no está solo en el albero. Pues el objetivo final de la contienda es lograr que el mainstream abandone su visión única del relato histórico para albergar múltiples puntos de vista, entre los cuales se encuentra la visión chicana. Anaya incluso va más allá en la elección de las armas, al preconizar el uso de la pluma virtual escondida en los circuitos informáticos:
Ah Sonny thought, history glorifies those who write it. We need to arm ourselves with computers and write our history, our punto de vista. Why not curanderas armed with computers? (SW:280)
Vemos que para el autor la tradición no parece reñida con el progreso. De hecho, uno de los personajes de Shaman Winter reúne en su propia persona dos aparentes extremos temporales que conviven armoniosamente. Se trata de Cyber,
un joven navajo experto en informática y realidad virtual. Es una muestra de la ecuación frecuente entre primeras naciones y últimas tecnologías. Cyber libra su particular batalla contra un nuevo tipo de “plumazo”: la destrucción de ficheros informáticos que, llevada a sus últimas consecuencias, puede significar la destrucción de un individuo:
Virtual criminals were real criminals, and Cyber was beginning to run into them. Now there were missing persons, and cyberspace was beginning to look like any other dictatorship in the world. The dictatorship of cyberspace was coming. The disappeared. Deleted files. Cyber’s missing dad. Others. (SW:273)
Este pasaje evoca la vigencia de un lema impactante: hay que renovarse o morir... Adaptarse a los tiempos, aunque el tiempo sea casi siempre una repetición cíclica. Por lo menos éste es un punto de vista personal que libro aquí para aportar un dato nuevo en la interpretación del sueño descrito al principio. Veo dos razones
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