Mapa Del Humanismo Contemporaneo
angellitto14 de Diciembre de 2011
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5. MAPA DEL HUMANISMO CONTEMPORANEO (I)
Los humanismos..
Humanismo marxista actual.
El marxismo ortodoxo.
El marxismo estructuralista.
Humanismo marxista.
Humanismo existencialista.
Sartre o el existencialismo ateo..
El ser.
El ser humano.
Doctrina de Sartre sobre el amor.
Albert Camus, o el Dios lejano.
El dolor humano.
LOS HUMANISMOS
Con unas palabras, que al mismo tiempo sirven para definirlo, se puede decir que el "humanismo tiende esencialmente a hacer al hombre más verdaderamente humano y a manifestar su grandeza original haciéndole participar en todo cuanto puede enriquecerse en la naturaleza y en la historia(J. Maritain, Un humanismo integral).
Se puede calificar de humanismo cualquier corriente de pensamiento que centre su interés en el hombre, en entenderlo y ensalzarle las diferentes maneras de entenderlo dan lugar a distintas propuestas para ensalzarle, de modo que no hay un humanismo, sino muchos y con notables diferencias.
Tal como se ha visto al tratar de algunos grandes pensadores del siglo pasado, que han influido especialmente en el nuestro. Así, en el mapa del humanismo contemporáneo aparecen cinco grandes territorios, con diferencias regionales, más o menos notables en su interior. Son los territorios del humanismo marxista; del existencialista; del que se puede denominar humanismo científico; de unos humanismos de inspiración cristiana; y, por fin, del estructuralismo, un humanismo que ha dado en presentarse explícitamente como antihumanista al pregonar la abolición del hombre en favor de la mera red de relaciones en que está inmerso.
Pero antes de comenzar a tratar de cada uno de estos humanismos, hay que hacer notar la carga anticristiano que se esconde en algunos de ellos. Como decía Pablo VI:
"El humanismo laico y profano ha aparecido, finalmente, en toda su terrible estatura (...). La religión del Dios que se ha hecho hombre se ha encontrado con la religión -porque tal es- del hombre que se hace Dios"
(Discurso de clausura del Concilio Vaticano II, 7-XII-65).
Por otra parte, hay que advertir también que el cristianismo no es sólo ni principalmente un humanismo, y menos un humanismo concreto. Pero aporta las bases más verdaderas y profundas para garantizar la dignidad de la persona humana. Así lo expresaba el Concilio Vaticano II en la importante constitución Gaudium et spes, al mismo tiempo que describía la actual situación de desconcierto:
"Muchas son las opiniones que el hombre se ha dado y se da sobre sí mismo. Diversas e incluso contradictorias. Exaltándose a sí mismo como regla absoluta o hundiéndose hasta la desesperación. La duda y la ansiedad se siguen en consecuencia. La Iglesia siente profundamente estas dificultades, y aleccionada por la Revelación divina, puede darles la respuesta que perfile la verdadera situación del hombre, dé explicación a sus enfermedades y permita conocer simultáneamente y con acierto la dignidad y la vocación propias del hombre"
(n. 12).
El mismo documento concluye, en otro lugar, con una expresión lapidaria:
"En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado"
(n. 22).
Es esta, frase que realmente centra la cuestión.
HUMANISMO MARXISTA ACTUAL
Es un hecho incuestionable que entre los que hoy se llaman marxistas hay muy diversas tendencias.
Por eso el Papa Pablo VI salía al paso sobre la pregunta que se podrían hacer algunos cristianos:
" ...si una evolución histórica del marxismo no utilizaría ciertos acercamientos concretos. Notan, en efecto, un cierto estallido del marxismo, que hasta ahora se presentaba como una Ideología unitaria, explicativa de la totalidad del hombre y del mundo en su proceso de desarrollo y, por tanto, atea"
(Octogesima adveníens, n. 32).
A su vez daba claramente la respuesta:
"Si a través del marxismo, tal como es concretamente vivido, pueden distinguirse estos diversos aspectos (los ha descrito antes con detalle) y los interrogantes que ellos plantean a los cristianos para la reflexión y para la acción, sería ilusorio y peligroso el llegar a olvidar el lazo íntimo que los une radicalmente, al aceptar los elementos del análisis marxista sin reconocer sus relaciones con la ideología, al entrar en la práctica de la lucha de clases y de su interpretación marxista, dejando de percibir el tipo de sociedad totalitaria y violenta a la que conduce este proceso"
(Ibíd.. n. 34; cfr. Libertatis nuntius, VII y VIII).
El marxismo ortodoxo
Es el oficialmente vigente en la Unión Soviética y, más o menos, en los demás países dominados por partidos marxista-leninistas.
En él se pueden hacer dos distinciones, que los Fundamentos de Filosofía (-Osnovy"), oficiales en la URSS, subrayan especialmente:
-El llamado materialismo dialéctico (Diamat).
-El materialismo histórico (Histmat).
Si el Histmat fue el pensamiento inicial de Marx, la visión materialista de la historia requería una base filosófica más general que fue elaborada, fundamentalmente, por Engels y Lenin. Éste es el materialismo dialéctico.
Esta doctrina de los clásicos del marxismo:
-No se pone nunca en duda.
-Se utiliza en las discusiones como prueba definitiva y decisiva.
-Se debe citar siempre (al menos así fue durante bastantes años).
Es evidente que, fuera de los países aludidos, en los últimos tiempos es difícil encontrar intelectuales que se acojan a esta disciplina. Si ya desde muy pronto en la historia del marxismo surgieron revisionismos, en los últimos veinte años se han marcado mucho más las distancias a la vez que el propio marxismo ha perdido atractivo intelectual.
El marxismo estructuralista
Louis Althusser tiende a subrayar y mantener la filosofía y la ciencia como un materialismo histórico.
Althusser critica duramente a los marxistas revisionistas de corte humanista a los que califica de reacción ideológica, quizá la crítica más dura que se puede hacer a un marxista:
"Esta tendencia ideológica ha buscado sus garantías teóricas en las obras de juventud de Marx, que contienen, en efecto, todos los argumentos de una filosofía del hombre, de su alienación y de su liberación"
(Pour Marx).
Según Althusser, las interpretaciones humanistas de Marx son muestras de mala conciencia, pues de acuerdo con el método estructural, no se puede admitir más que un Marx (véase más adelante: Humanismo estructuralista) .
Para Althusser, el marxismo es un sistema conceptual autónomo que piensa por sí mismo y sobre sí mismo.
Humanismo marxista
El representante más caracterizado del grupo marxista que ha puesto su interés en estudiar y fomentar las relaciones entre marxismo y cristianismo es Roger Garaudy (n. 1913). De padres ateos, se convirtió al protestantismo en 1927. En 1933 entró en el Partido Comunista de Francia y en 1945 fue nombrado mimbro del Comité Central. En 1965, 1966 y 1967 asistió a congresos para el diálogo entre cristianos y marxistas, y hasta 1968 asumió, como ningún otro de los revisionistas actuales, una posición marxista dogmática, incluso estalinista.
En febrero de 1970, el que hasta dos años antes había sido su principal ideólogo, fue expulsado del Partido Comunista de Francia, a causa de su revisionismo aplicado a todos los campos y, especialmente, a su afán de establecer un diálogo con los cristianos. Fue acusado de renunciar a la lucha contra el imperialismo, de atacar a la Unión Soviética y de reducir el marxismo-leninismo a una metodología de la iniciativa histórica. Posteriormente, Garaudy se ha acercado al islam.
El revisionismo de Garaudy, como el de otros marxistas humanistas, considera que el marxismo ha de evolucionar a base de:
-Desarrollar una teoría de la subjetividad.
-Desarrollar una teoría de la superación dialéctica (lo que significa, en un sentido peculiar suyo, una teoría de la trascendencia).
-Descubrir la individualidad y la libertad, lo que llevaría a una antropología o teoría de la personalidad bajo la influencia del existencialismo.
-Recibir temas de la antropología cristiana y existencialista.
Garaudy atribuye al cristianismo el mérito de haber ayudado al marxismo (su marxismo) a comprender que el hombre nuevo no nacerá necesariamente de las bases económicas creadas por el socialismo.
Pero las ideas de Garaudy están muy lejos de la doctrina cristiana auténtica. Su concepto de trascendencia, por ejemplo, es completamente ajeno al del cristianismo, donde sirve para explicar lo sobrenatural. Dirá. Garaudy:
"La única trascendencia que conocen los ateos es el futuro, que no significa nada más allá de este mundo. La trascendencia consiste sólo en proyectar la insatisfacción ante una situación y en el deseo de superarla: no es un atributo de Dios, sino del hombre".
Otra posible confusión se da al tratar de la esperanza, pues sostiene la necesidad de completar mutuamente la esperanza cristiana con la marxista. Pero, además, la esperanza marxista, según él, no ha de completarse con la que procede de una fe que se compromete para el futuro, es decir,
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