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Enviado por   •  8 de Septiembre de 2014  •  1.977 Palabras (8 Páginas)  •  214 Visitas

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recurrido a la ingeniería para resolver problemas sociales y mejorar las condiciones de vida de la población. La participación de esta no sólo se ha llevado a cabo en el campo de las invenciones y edificaciones, sino también en la toma de decisiones políticas y económicas.

Las ideas sustentadas en la razón, que permearon el ambiente cultural y científico de la sociedad europea en el siglo XVIII, se popularizaron rápidamente en Nueva España. La ingeniería, en particular, sufrió cambios severos, dejó de ser una actividad artesanal para convertirse en una disciplina científica. De esta manera, la formación científica del ingeniero se convirtió en un requisito indispensable en cualquier región del mundo que aspiraba a alcanzar el progreso tan difundido por las ideas de la Ilustración.

En 1792, por primera vez en la historia de la educación en México, se fundó una institución cuya enseñanza era totalmente científica, el Real Seminario de Minería. Lejos de la tradición escolástica se impartieron oficialmente los cursos de matemáticas, física, química y mineralogía a los primeros ingenieros que sustentaban el título de peritos Facultativos de Minas, ya que el término Ingeniero no se empezó a usar en esta institución hasta 1843.

Es importante destacar que fueron dos criollos ilustrados-representantes del gremio más poderoso de la Colonia, el Minero-,los que propusieron en 1774 al Rey Carlos III la creación de un Colegio Metálico, con la intención de aumentar la producción de los metales preciosos. Para ello, consideraron indispensable contar con especialistas que resolvieran los problemas de las minas, no con una visión empírica, sino con bases científicas.

El Colegio de Minería, además de distinguirse por ser la primera casa de las ciencias en México, como le llamó el médico José Joaquín Izquierdo, destacó por ser la cuna de importantes instituciones científicas como el Instituto de Geofísica, el Instituto de Matemáticas, la Facultad de Ciencias, el Instituto de Geología, el Instituto de Química, el Instituto de Ingeniería, y la Facultad de Ingeniería, por mencionar algunas dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Algunos años después de lograr nuestra Nación su independencia, el Colegio de Minería se integró al Estado, y a su lado compartió una trayectoria tortuosa de cambios, inestabilidades, limitaciones y carencias, entre otros avatares. A pesar de ello, los ingenieros aceptaron con gran responsabilidad su compromiso con el país: ayudar en la organización, administración y desarrollo de una nación empobrecida y dividida por las cruentas guerras. Su participación fue más allá de la mera aplicación de la ingeniería, ya que incluyó también las esferas política, cultural, económica e incluso la científica. Por ejemplo, en el siglo XIX, los ingenieros ocuparon cargos como Ministros de Fomento, Colonización, Industria y Comercio; Guerra y Marina; Relaciones y Gobernación por mencionar algunos de los más destacados. Fundaron instituciones como el observatorio Astronómico Nacional, el Instituto de Geografía y Estadística, que en 1851 se convertiría en Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística; la Comisión Geográfico Exploradora, el Instituto Geológico Nacional, la Comisión Científica Mexicana y la Comisión Geodésica Mexicana, entre otras. Las necesidades del Estado obligaron al Colegio a ampliar sus especialidades de ingeniero de minas, ensayador, beneficiador de metales y apartador de oro y plata a las de agrimensor, geógrafo y, aunque por poco tiempo, a la de naturalista. Los egresados participaron en importantes obras públicas como la exploración geológica de diversas regiones, la elaboración de planos topográficos y el reconocimiento estadístico de diversas zonas del país, el establecimiento de un Colegio Militar, el reconocimiento de minas, estudios geológicos y del desagüe del Valle de México, análisis de proyectos de ferrocarriles, etc. Poco a poco se hacía evidente la necesidad de contar con la carrera de ingeniero civil, misma que quiso introducir el emperador Maximiliano de Habsburgo en el Colegio cuando lo intentó transformar en Escuela Politécnica.

Un proyecto modernizador

Con el triunfo de los liberales en 1867 el país inició una nueva etapa como país independiente. Los cambios propuestos por el nuevo régimen, la estabilidad política y el periodo de paz logrados por varias décadas condujeron a una reorganización del país que favoreció a la ingeniería mexicana.

Benito Juárez introdujo la carrera de ingeniero civil en 1867, al mismo tiempo que transformó el Colegio de Minería en la Escuela Especial de Ingenieros. Esta carrera, al igual que la de ingeniero mecánico, y las reformas llevadas a cabo en los planes de estudio de los demás profesores, formaron parte de la estrategia educativa del presidente para realizar su proyecto de modernización, especialmente en los aspectos ferroviario e industrial.

Parte de la continuidad del proyecto modernizador condujo al fortalecimiento de la Escuela de Ingenieros. En 1883 el presidente Manuel González la transformó en Escuela Nacional de Ingenieros, nombre que conservaría hasta mediados del siglo XX. Creó la carrera de telegrafista, y fortaleció el plan de estudios de la profesión de ingeniero civil, al actualizar los programas de las materias existentes e introducir otras nuevas. El nombre de la carrera cambió a Ingeniero de Caminos, Puertos y Canales, mismo que conservó hasta 1897. En este año, el presidente Porfirio Díaz promulgó la Ley de Enseñanza Profesional de la Escuela de Ingenieros, mediante la cual regresó a la denominación de ingeniero civil, misma que se utiliza hasta nuestros días.

Conforme ha transcurrido el tiempo, el plan de estudios de la carrera de ingeniero civil se ha tenido que actualizar en función de los avances científicos y tecnológicos y de las necesidades del país.

El Colegio de Ingenieros Civiles de México

El término ingeniero era utilizado en la Europa del Renacimiento para denotar a la persona que se dedicaba a fabricar armas, construir fortificaciones e inventar artefactos de uso militar. Los que se dedicaban a la construcción de obras públicas eran llamados alarife, arquitecto, constructor, perito, jefe y maestro de obras. Desde de la segunda mitad del siglo XVIII algunas personas que realizaban obras ajenas a la milicia se empezaron a autodenominar "ingeniero civil". Y, al igual

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