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Maquiavelo


Enviado por   •  26 de Septiembre de 2014  •  2.809 Palabras (12 Páginas)  •  234 Visitas

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Introducción

El poder ha seducido a los hombres desde los tiempos más remotos. Su concepción y su practica ha sido

heterogénea a través de la historia de la civilización.

Pero nadie en muchos siglos se había aproximado a develar la naturaleza del poder en forma tan realista y

desnuda como Nicolás Maquiavelo.

El propósito de este trabajo es analizar El Príncipe considerado como texto fundador de la ciencia política,

aunque hoy en día esta disciplina se ha desarrollado mucho mas allá de aquellas recomendaciones.

La idea que suele haber de Maquiavelo y su libro leído, es la del cinismo como actitud indispensable en las

tares del gobierno..

desarrollo

Si en la antigüedad Constantinopla logró convertirse en una de las ciudades más importantes por su actividad

cultural y comercial, Florencia logró un lugar excepcional por ese mismo aspecto durante los siglos XV y

XVI. Esta ciudad se encontró envuelta en la difusión de las nuevas ideas de la revolución renacentista.

Se puede afirmar que esa urbe se constituyó en el epicentro del nuevo sistema político y cultural. Maquiavelo

estuvo ligado desde muy joven a la administración política de esa ciudad y participó como arquitecto de la

política exterior de la república. El vínculo más decisivo de Maquiavelo con su lugar de origen fue su

indeclinable y permanente decisión de defender la libertad republicana. Bajo ese deseo logró modelar su obra

y ligar su vida al destino político de Florencia, aportando de manera sólida sus conocimientos de gran valor

histórico.

Su tiempo histórico es real y corresponde al proceso de transito de la Europa medieval a los tiempos

modernos, sobre cuyas bases surgió posteriormente el modelo capitalista de organización de la economía. La

libertad mental conquistada por el hombre del Renacimiento y que lo apartaba de dogmas para enfrentar de

manera más creadora la realidad material, representa el nuevo espíritu con el que la burguesía ascendente

organizó las relaciones sociales en la Europa de los siglos XIV, XV, XVI.

La liberación de la individualidad en el Renacimiento contrasto con el estancamiento de la eco

Bajo el impulso de ese nuevo espíritu, Maquiavelo logró intuir que los valores y la moral tradicional

cimentados por la iglesia católica no se ajustaban al mundo cambiante e inestable que surgía en Europa

renacentista. La edad media había creado en Europa un sinnúmero de principados feudales fraccionados y

dispersos. Todos ellos operaban como factores adversos a la necesidad de centralización del poder requerido

por las nuevas clases sociales en su camino de expansión comercial. La amplia experiencia acumulada por

Maquiavelo en las cortes europeas como representante de la cancillería florentina, su contacto con príncipes y

su observación de las decisiones gubernamentales, le ofrecieron una visión excepcional sobre el carácter de

los hombres de Estado y los alcances de sus actos políticos.

Con el tiempo Maquiavelo colocó este juicio en el autentico corazón de su análisis sobre el caudillaje político

en El Príncipe.

En El Príncipe se complementan de forma extraordinaria el creador literario, el investigador histórico y el

analista político. Con esas ventajas, esta obra pudo situarse entre la más bellas construcciones de la prosa

italiana del siglo XV y de la literatura universal. El hombre que se sumerge en los hechos y que vive

intensamente los acontecimientos políticos de su época, no riñe con el observador que luego los mide y los

confronta con su visión del Estado y de la naturaleza humana.

El poder considerado como uno de los ámbitos de realización del espíritu humano, y el fenómeno político

visto como la expresión suprema de la existencia histórica que involucra todos los aspectos de la vida, es la

concepción que subyace en las disertaciones de El Príncipe.

El Renacimiento había dado inicio a la secularización del mundo y las cuestiones religiosas quedaban

restringidas al ámbito de la conciencia individual. La ciencia renacentista había despojado al hombre de su

armadura teológica y le había devuelto la voluntad de organizar su existencia sin temores o esperanzas de

compensación espiritual; en una vida ultraterrena.

El Estado también empezaba a concebirse como un poder secular no ofrecido a los individuos por derecho

divino sino por intereses económicos, de clases o ambiciones personales. Fue esa gran mentalidad la que

perneó la obra de Maquiavelo y de la que derivó su concepción del poder y de la política. Maquiavelo no es

ajeno a la moral.

Y supo intuir antes que sus propios contemporáneos que era imposible organizar un Estado en medio del

derrumbe social de Italia. Las opiniones posteriores sobre su obra, en lo concerniente a su política de

maximizar los medios frente a los fines en el ejercicio del poder, ignoran que el escritor florentino fue un

ardiente partidario de la libertad. Y lo demostró con sus escritos defendiendo las instituciones republicanas

que fueron destruidas con la invasión de Francia y España a Italia; lo mismo que contra la corrupción, a la que

consideraba una amenaza contra la libertad, virtud sin la cual ningún pueblo puede construir su grandeza.

Sencillamente es una reflexión en la que se reconoce que de las mismas circunstancias que enfrenta El

Príncipe, él debe extraer las premisas necesarias para desenvolverse en un mundo cambiante. El éxito de un

soberano radica en tomarle el pulso a las situaciones, valorarlas y armonizar su conducta con la dinámica

inherente a ellas. Son las necesidades las que impondrán una respuesta. Y con ello Maquiavelo demuestra que

los hombres se miden con el mundo y actúan sobre él. Premisa infalible que había olvidado la Edad Media.

Ello significa que la ambición de Maquiavelo de ver una Italia unida, expuesta de forma precisa en los

consejos que en 26 capítulos sugieren al magnífico Lorenzo de Médicis, no constituyen un esp

común".

La moral para el diplomático florentino radica en los fines y la ley constituye el núcleo organizador de la vida

social.

Para Maquiavelo está claro que ha diferencia de los países europeos, en Italia no había sido posible construir

el Estado−nación. El soberano que fuese a enfrentar esta reto histórico, necesitaría de una suma de poder que

lo convirtiera en un monarca absoluto.

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