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Miguel Aleman

maurocruzmundo22 de Abril de 2015

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Miguel Alemán Valdés

1900-1983

Hijo de Miguel Alemán González -general revolucionario que se suicidó antes de ser aprehendido por rebelarse contra la reelección de Obregón- y de Tomasa Valdés. Nació en Sayula, Veracruz, el 29 de septiembre de 1900. Cursó sus estudios de primaria y secundaria en Acayucan, Coatzacoalcos y Orizaba. Posteriormente estudió el bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria, en la ciudad de México, en donde fundó y participó en el periódico Eureka entre 1920 y 1925 junto con Antonio Ortíz Mena y Héctor Pérez Martínez. El 29 de junio de 1928, se recibió como licenciado en Derecho en la Escuela Nacional de Jurisprudencia con la tesis “Las enfermedades y riegos profesionales”, resultado de una investigación que realizó en las minas de Real del Monte, en Pachuca, Hidalgo.

En 1928 se desempeñó como abogado auxiliar de la Secretaría de Agricultura y Fomento, donde más tarde ocupó la jefatura del Departamento Forestal, periodo en el que también ejerció su profesión, especializándose en casos de compensaciones para empleados mineros y ferrocarrileros. Paralelamente participó en una empresa dedicada a los fraccionamientos de las ex haciendas que dieron origen a las colonias Polanco y Anzures de la ciudad de México.

En 1929 se afilió al Partido Nacional Revolucionario PNR. En 1930 fue miembro de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. En 1932 fue diputado suplente por Coatzacoalcos, Veracruz. En 1933 participó en la campaña presidencial de Lázaro Cárdenas en Veracruz. En 1934 fue magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.

Fue senador de la República entre 1934 y 1936. Tras el asesinato del gobernador electo Manlio Fabio Altamirano, fue gobernador de Veracruz de 1936 a 1939. Desde este cargo emprendió la modernización de la administración pública estatal y fomentó el desarrollo económico de la entidad; asimismo, logró la pacificación religiosa en el estado al permitir la reapertura de las iglesias. En 1938 presidió el bloque de gobernadores que brindó apoyo a Lázaro Cárdenas con motivo de la expropiación petrolera.

Entre 1939 y 1940 se desempeñó como director nacional de la campaña presidencial del general Manuel Ávila Camacho, en cuyo gobierno fungió como secretario de Gobernación hasta 1945, cuando después de la muerte de Maximino Ávila Camacho, hermano del presidente y poderoso aspirante a la presidencia, fue nominado precandidato presidencial por la Confederación de Trabajadores de México CTM, y sucesivamente por organizaciones similares como los sindicatos de burócratas y la Confederación Nacional de Organizaciones Populares CNOP. Los otros aspirantes Javier Rojo Gómez y Miguel Henríquez Guzmán, retiraron sus precandidaturas. El Partido de la Revolución Mexicana PRM, nombró a Alemán su candidato a la presidencia de la República para el periodo 1946-1952 y en enero de 1946, se convirtió en el primer candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional PRI, partido en el que se transformó el anterior PRM.

Al rendir protesta como candidato presidencial, Alemán expresó: “El Partido Revolucionario Institucional no debe ser uno más de imposición, sino un órgano con procedimientos de tal naturaleza, que realice una auténtica función cívica y democrática; así, la Revolución continuará cumpliendo su deber para con el pueblo de México. Nuestro empeño mayor será pugnar en los comicios por un triunfo democrático, sin coacciones, sin engaños ni violencias; respetando el veredicto del pueblo aunque éste nos sea adverso”. Delineó su programa de gobierno: aumentar la producción agrícola para afianzar la economía del país, y al mismo tiempo llevar a cabo su industrialización para elevar así el nivel social, cultural y económico del pueblo; moralización y responsabilidad. Continuó: “El buen éxito de un partido dependerá de la acción que desarrollen sus miembros…trabajando sólo para el progreso de la patria y la satisfacción de las necesidades del pueblo y no para el enriquecimiento ni para la formación de oligarquías…El ejemplo lo darán los funcionarios”.

Por su parte, Ezequiel Padilla Peñaloza, secretario de Relaciones Exteriores del gobierno de Ávila Camacho, renunció a su cargo y también al PRM para aceptar la candidatura presidencial del Partido de Renovación Político-Social el 3 de agosto de 1945. Por su larga trayectoria como senador y secretario de Educación Pública, era un personaje mejor conocido que alemán y al que se atribuían tendencias democráticas; pero la cercanía mostrada con los Estados Unidos cuando dirigió la diplomacia mexicana, no era del agrado de algunos grupos revolucionarios y sí fue aprovechada eficazmente para etiquetarlo como el “candidato del imperialismo”. De todos modos, el 25 de noviembre de 1946, Padilla aceptó su candidatura por el Partido Demócrata Mexicano PDM y expresó: “Estamos, pues, frente a un partido que carece de doctrina, que carece de fe en los principios, que ha hecho de la imposición una bandera desplegada a los cuatro vientos; que proclama impúdicamente la burla del sufragio. Es triste pensar que frente estas situaciones ignominiosas haya hombres de autoridad moral, que tienen deberes históricos frente a su Patria, y que ahora se hacen cómplices y aconsejan conformarse con esta ignominia, porque según ellos ¡nada se puede hacer! Esta doctrina sería la sentencia para México a la perpetua servidumbre”. Padilla realizó una exitosa campaña y se erigió como el más fuerte candidato contendiente contra Alemán.

También participaron en la campaña presidencial el general Agustín Castro por el Partido Nacional Constitucionalista PNC y Enrique Calderón candidato del Partido Nacional Reivindicador Popular Revolucionario PNRPR. Luís Cabrera, nominado por el Partido Acción Nacional, PAN, renunció, y ese partido ya no registró candidato.

Durante la campaña, el principio alemanista de que la política debía quedar supeditada a la técnica se expresó en las “mesas redondas” de naturaleza técnica, como un nuevo método de elaborar el programa de gobierno, en las que sólo participaron los sectores directamente relacionados con los diferentes niveles de la producción, con exclusión de representantes políticos y sindicales. En las 21 mesas que se realizaron, se identificaron los lastres para el crecimiento económico y se propusieron los apoyos gubernamentales para que prosperara la iniciativa privada, base del desarrollo. Lo primero era crecer y después llegaría el momento de distribuir. Desarrollo y equidad eran dos objetivos imposibles de conseguir simultáneamente. El crecimiento dependía de la industrialización, cuyo primer objetivo sería la transformación de los productos primarios que venían exportándose por productos manufacturados destinados tanto al mercado interno y como a la exportación. Además, había que fortalecer las industrias básicas pesadas para sustentar la industrialización. Las empresas necesarias para el desarrollo pero no atractivas para la iniciativa privada, serían encomendadas al Estado, el que además protegería a la industria nacional de la competencia ruinosa o desleal del extranjero, pero sin establecer monopolios.

Las elecciones se realizaron el 7 de julio de 1946 con los siguientes resultados: Alemán 1,786,901 votos (77.90%); Ezequiel Padilla 443,357 votos (19.33%); y los candidatos Enrique Calderón y Agustín Castro, el 1.48% y el 1.27% de la votación respectivamente. El 12 de agosto siguiente, los pandillistas realizaron una nutrida manifestación en el zócalo de la capital de la República, en la que el ex candidato fue muy ovacionado. “Dio una prueba de civismo”.

Al tomar el poder Alemán, el ámbito internacional estaba marcado por la competencia entre Estados Unidos y la Unión soviética que desencadenó la “guerra fría”, el “macartismo”, la guerra de Corea y una vigorosa propaganda anticomunista dirigida inclusive a la niñez. En el ámbito nacional, ya no había gavillas, asonadas, cuartelazos ni jefes “máximos”. Electo por una gran mayoría y miembro de una generación que ya no participó en el conflicto armado, fue el primer presidente constitucional civil de la Revolución Mexicana, el “cachorro de la Revolución”, como lo llamó Vicente Lombardo Toledano, de lo cual no tardó en arrepentirse. Fue también el primer presidente que formó un gabinete con personas de clase media y alta, civiles de extracción universitaria, salvo en las Secretarías de la Defensa y Marina que siguieron ocupando militares.

En su discurso de toma de posesión señaló la necesidad de aumentar la producción agrícola mediante las obras de riego, por lo que anunció la creación de la secretaria de Recursos Hidráulicos; hizo un llamado para impulsar la industrialización, para la cual era necesario aumentar la eficiencia de la industria petrolera y de los ferrocarriles, cuyo “manejo debe sujetarse a un criterio más comercial que político”; así también convocó a “la comprensión entre industriales y obreros”; también ofreció “abaratar las subsistencias” populares y reorganizar la administración pública federal, al respecto adelantó la creación de la secretaría de Bienes Nacionales e Inspección Administrativa.

De inmediato tuvo que enfrentar la fiebre aftosa que se extendía desde los estados de Veracruz y Puebla. Creó la Comisión Nacional de Lucha contra la Fiebre Aftosa para controlarla y erradicarla, pero se cerró la frontera norteamericana al ganado mexicano, miles de cabezas fueron sacrificadas por el rifle sanitario y las pérdidas fueron millonarias.

Al inicio de su gestión reprimió

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