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Monjes, Clerigos, Mercaderes y Caballeros.


Enviado por   •  1 de Junio de 2016  •  Apuntes  •  2.279 Palabras (10 Páginas)  •  289 Visitas

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Trabajo Practico N°3

Actividad de Integración  2:

Sistematicen cada una de las formas educativas trabajadas en la unidad 2 para cada sujeto social a través de un cuadro de doble entrada o de la forma en que considere cada grupo, más adecuada.

Clero regular (monjes):

Antes del siglo XI, y principalmente en el siglo XII, las escuelas más importantes son las monásticas, anexas a un monasterio, a un claustro o una abadía. La razón de ser del claustro es el servicio de Dios y no el progreso intelectual. Establecidos como refugios espirituales, los monasterios se convirtieron, en los primeros siglos de la edad media, en refugios intelectuales y en centros de cultura. La escuela monástica, sin embargo, estará siempre dividida entre la tendencia ascética y la tendencia cultural.

La escuela monástica difería generalmente de la escuela episcopal, y la mentalidad de los monjes no era la misma que la de los clérigos. Los monjes, en efecto, habían escapado a los placeres  del mundo y vivían en forma silenciosa. ¿Por qué iniciarlos en las artes (perversas) de la elocuencia  y la persuasión? Les bastaba con conocer bien el latín, lengua de la escritura y dejar que su espíritu caminara libremente, tanto en la  meditación como en la oración, por los vocablos de la lengua sagrada. Como su existencia entera estaba consagrada al canto coral en las ceremonias ininterrumpidas, la experiencia musical y la ciencia de las relaciones armónicas obraba en su comportamiento mental con más fuerza que en el medio catedralicio. Para ellos entonces, ni retorica (conjunto de reglas o principios que se refieren al arte de hablar o escribir de forma elegante y con corrección con el fin del deleitar, conmover o persuadir) ni dialéctica (teoría y técnica retórica de dialogar y discutir para descubrir la verdad mediante la exposición y confrontación de razonamientos y argumentos contrarios entre sí). Esta particular orientación de los estudios repercutió inmediatamente en su manera de expresarse, es decir, en sus libros y, por consiguiente, en la mayoría de los textos reunidos.

El estudio como vía de perfección, cuanto más logre cada uno de ellos progresar en el conocimiento del Creador, más constatará que ese conocimiento lo ha agrandado y mejorado. Los monjes conocen a través de la Revelación, a través de signos.

Como el saber se inscribe en las vías de la ética y no tiene sentido más que si es instrumento de salvación, el estudio no puede ser otra cosa que un ejercicio espiritual, uno de los que prepara para penetrar en el Reino.

Tomamos algunas reglas de San Benito, obra en la cual el autor representa el ideal del monje perfecto y la narración de la biografía de San Benito es como un programa de vida que presenta a los lectores de su época.

Regla de San Benito, Capitulo 48: El trabajo manual de cada día “Ora et labora”.

1: La ociosidad es enemigo del alma. Por eso los hermanos deben preocuparse en cierto tiempo en el trabajo manual y a ciertas horas en la lectura espiritual.

14: En los días de Cuaresma, desde la mañana hasta el final de la hora tercera, ocúpense en sus lecturas, y luego trabajen en lo que se les mande, hasta la hora decima.

15: En estos días de Cuaresma, reciban todos unos libros de la biblioteca que deberán leer ordenada e íntegramente. 16: Estos libros se han de distribuir al principio de Cuaresma.

17: Ante todo designarse uno o dos ancianos, para que recorran el monasterio durante las horas en que los hermanos se dedican a la lectura.

22: El domingo dedíquense a la lectura, salvo los que están ocupados en los distintos oficios. 23: A aquel que sea negligente o perezoso que no quiera o no pueda meditar o leer, encárguesele un trabajo, para que no esté ocioso.

24: A los hermanos enfermos o débiles encárgueseles un trabajo o una labor tal que, ni estén ociosos, ni se sientan agobiados por el peso del trabajo o se vean obligados a abandonarlos.

Clero secular (clérigos):

Todo está inspirado por la creencia en una Verdad revelada, y por lo tanto absoluta, inmutable, que se sitúa al margen y por encima de la realidad humana contingente. Lo importante es alcanzar esta Verdad por la vida interior, por caminos puramente espirituales. En su principio, la educación no es una preparación para la vida terrenal, se desinteresara de la realidad de las cosas y de los hombres, y no tendrá por qué buscar una Verdad conocida por anticipado. Por lo tanto, la educación será dogmática y magistral. El rechazo de la realidad comporta el desprecio del cuerpo y de la cultura física. El ideal se realiza por el ascetismo y la mortificación. No se contentan con descuidar el cuerpo y todo lo que con él se relaciona, sino que lo niegan, lo desprecian se rechaza doctrinalmente la necesidad. Se despreciara también la naturaleza en general y las ciencias de la naturaleza. La naturaleza es considerada como un himno a la gloria de Dios, sin el menor esfuerzo de análisis y comprensión. Las condiciones económicas y sociales no tienen ninguna importancia, y se condena todo esfuerzo que tienda a mejorarlas. El estado no cuenta, la misma noción de ciudadano queda excluida. El hombre es una criatura de Dios, un cristiano y nada más. Se rechaza todo lo que es goce de la vida bajo todas sus formas y en todas sus manifestaciones que respondan a energías naturales espontaneas. Todos los placeres vanos, tanto del espíritu como del cuerpo, no pueden conducir más que al pecado, es decir, a apartar del objetivo supremo. Esta moral rigurosa del ascetismo y de la renuncia condenara a las letras y las artes al igual que toda la sensibilidad vinculada a las necesidades y a las exigencias de la naturaleza terrenal.

La cultura general que reivindica la Edad Media va a reducirse a un formalismo extremo que excluye  toda posibilidad de poner  en entredicho la Verdad filosófica. Cultivar el cuerpo y practicar la experiencia sensible es tender hacia el pecado. El hombre ha de elevarse por encima de las tentaciones y de las distracciones que le ofrece el mundo material y mantener su mirada vuelta hacia la salvación eterna que le reserva el otro mundo.

Este es  el motivo por el cual las tendencias que se manifestaban desde los inicios del mundo cristiano se afirmarán y se fijaran aquí de un modo definitivo. De los grupos de disciplinas que constituyen las artes liberales, el Quadrivium agrupa los conocimientos relativos de las cosas, las leyes de las realidades exteriores, leyes del espacio (Geometría), leyes de los números (Aritmética), leyes de los astros (Astronomía) y leyes de los sonidos (Música). Su elaboración y su interpretación se sitúan en la línea general de un concepto esencialmente abstracto y formal del universo. El Trívium constituirá la base de la enseñanza practicada en las escuelas catedrales o monacales; el Trivium, es decir, el conjunto de disciplinas que tienen por objeto enseñar al espíritu el espíritu mismo, las leyes a las que obedece el espíritu al pensar y al expresar su pensamiento, las artes ceremoniales o lógica, las formas generales del razonamientos y del lenguaje, abstracción hecha de su aplicación a las cosas y por lo tanto, a su contenido.

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