Movimiento Obrero

Movimiento Obrero

El movimiento obrero, es un movimiento social, que nace a partir de la Revolución Industrial al generarse a raíz de esta un nuevo orden social, el proletariado, ya que para entonces se consideraba como grupo social hegemónico a la burguesía, mientras que al mismo tiempo se iba expandiendo los sectores medios, es decir, el incremento de los profesionales así como las pequeñas industrias, comerciantes y funcionarios públicos.

Historia del Movimiento Obrero

Para mediados del siglo XVIII y principios del siglo XIX, la burguesía era la clase triunfante, dueña del poder político y económico, gracias a ella se lleva a cabo la compra de maquinarias y la construcción de fábricas para dar inicio a la Revolución Industrial; en Gran Bretaña como primer lugar, y el resto de Europa seguidamente, siendo estos los primeros en sufrir el mayor cambio en estructuras socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la humanidad.

Es entonces donde la economía basada en el trabajo manual, es sustituida por la industria y la manufactura. Aumentando la cantidad de productos y disminuyendo el tiempo en el que estos se realizan, sin embargo, para la operación de las maquinas era necesario igualmente de la mano de los trabajadores, pero estos trabajadores eran considerados por los dueños de los medios como otra máquina más siendo explotados y pagados por sueldos míseros.

Con el paso del tiempo, los trabajadores comenzaron a tomar conciencia de los abusos por parte de los burgueses, y fue así como fueron apareciendo movimientos de protesta contra esta situación, aparecen las primeras asociaciones de obreros o sindicatos, las primeras huelgas, la quema de máquinas consideradas responsables de la falta de trabajo.

Ante todas estas situaciones, la burguesía como clase dominante y dueña del poder actúa de forma violenta persigue, encarcela o ejecuta a los responsables; la ley estaba de su parte.

Las duras condiciones de vida del proletario a consecuencia de la explotación reinante eran lamentables, trabajaban hasta 18 horas seguidas. Las mujeres y niños también trabajaban de la misma manera que los hombres, pero cobraban la mitad. No existían vacaciones ni atenciones médicas. Tampoco tenían una vivienda digna, vivían arrimados y en malas condiciones higiénicas.

Evidentemente, la táctica del empresario se basaba en pagar estos sueldos miserables que permitían una forma encubierta de esclavitud. La mano de obra era abundantísima, pero al ser más superior la oferta de mano de obra que la demanda esto hacía que los salarios fueran más bajos. Algunas mujeres no tenían más salidas que la prostitución, y los hombres no tenían más salida que el alcohol para olvidar su dura existencia.

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