Mujeres Impresionistas

MUJERES IMPRESIONISTAS:

Fue en el S. XIX que incrementa el número de mujeres interesadas por el arte y se afirma en la sociedad de la idea de la mujer artista.

También surgen las vanguardias artísticas, movimientos de ruptura que exponen en salones paralelos a los oficiales como el Salón des Refuses.

Las mujeres más destacadas en este movimiento fueron: Berthe Morisot, Eva Gonzalez, Mary Cassatt y Marie Bracquemond.

Berthe Morisot

A los veinte años entra como aprendiza en el taller del famoso paisajista de la Escuela de Barbizon, Camille Corot, adquiriendo con rapidez la técnica impresionista de la pintura al aire libre, realizando pequeños cuadros y esbozos para grandes obras que finalizaba en su estudio.

En 1864 participa con dos paisajes en el Salón de Paris, donde exhibirá hasta 1874, año de la primera exposición impresionista en el estudio de Félix Nadar en el Boulevar des Capucines, con la obra La cuna, recibiendo feroces críticas del crítico Louis Leroy.

Sobre su obra, al igual que la de las grandes damas del Impresionismo como Marie Bracquemond o Mary Cassat, se ha visto relegada a la categoría de pintura femenina por su temática de vida cotidiana. Sin embargo, Berthe Morisot, como el resto de pintores impresionistas, pintaba la inmediatez, lo que vivía en su vida habitual. Como dama de la alta burguesía, el mundo masculino le estaba vetado, así que lo que observaba y por tanto, pintaba, eran escenas domésticas, de mujeres y niños, etc., el equivalente femenino de las bailarinas de Degas y los jardines de Monet. Son famosas sus escenas familiares de interior con su madre, su hermana o su hija como protagonistas.

Su técnica, basada en grandes pinceladas rápidas y planas, aplicadas libremente en todas direcciones, propia del Impresionismo, dio a sus obras unas calidades traslúcidas, irisadas y refulgentes.

Eva Gonzalez

A los dieciséis años, inició sus estudios de pintura en el estudio de Charles Joshua Chaplin, un pintor plenamente inscrito en el academicismo más estricto. Sin embargo, poco después, Eva Gonzalès pasa al estudio de Edouard Manet, quien la inicia en los planteamientos preimpresionistas en los que la joven pintora se sentirá mucho más cómoda.

La influencia de Manet, para quien Eva Gonzalès también posará como modelo en alguno de sus cuadros, es evidente en las obras de Eva Gonzalès sobre todo por la forma de entender la aplicación del color sobre el lienzo, sus paisajes y sus escenas intimistas.

La irrupción del Impresionismo coincidirá con la madurez pictórica de Eva Gonzalès quien, pese a ser menos conocida que otras pintoras de su generación y entorno (como Mary Cassatt o Berthe Morisot) es una autora de indudable

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