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Napoleón y la Administración Pública Moderna.

jesap007Reseña16 de Noviembre de 2015

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La  lectura señala que la Francia moderna fue creada por la centralización, contribuyendo a la igualación humana y a la prosperidad social.

Como el titulo lo adelanta, el autor nos sitúa en el contexto del fin de la Revolución Francesa, donde se vive una especie de caos con la muerte de la “autoridad real” y el supuesto triunfo de los ideales de la República; en donde las guerras y levantamientos ocurridos entre 1791 y 1799 propiciaban inestabilidad, bandolerismo y corrupción, y el Directorio apenas podía controlar estas situaciones debido a su mala organización y la carencia de conocimientos acerca de los recursos nacionales. Todos estos acontecimientos impulsaron el golpe de Estado Napoleónico en 1799.

Napoleón impulsó una reforma que rectificó la dirección inicial y dio un perfil definitivo a la construcción territorial ideada por la Revolución Francesa.

LA ADMINISTRACION CENTRAL

Con la ascensión de Napoleón al poder vinieron una serie de cambios en la estructura del gobierno y consolidó la centralización, dándole una estructura de hierro con las figuras de los prefectos y subprefectos.

A Napoleón le asistía el Gran Consejo, integrado por altos dignatarios del Estado, algo que entiendo podría ser similar al gabinete  presidencial actual, y claro como en toda monarquía tuvieron su lugar las “grandes dignidades”, en este caso seis, las cuales eran el gran elector, el archicanciller del imperio, el archicaciller del Estado, el architesorero, el condestable y el gran almirante.

Bonnin explica que los ministros, quienes actuaban en nombre del emperador fueron el primer nexo del conjunto de la administración y los primeros agentes administrativos.

El emperador decretó que él dirigiría y supervisaría todo lo relacionado a los asuntos públicos por medio del Consejo del Príncipe y reguló que los ministros estuvieran a cargo de la ejecución de todas las leyes y condujeran la gestión de los asuntos públicos. En este sentido es notable como toda la estructura administrativa del Imperio de Napoleón guardaba un orden jerárquico, partiendo del emperador como máxima figura de autoridad y descendiendo por los ministros del interior, los prefectos, los subprefectos, las municipalidades y los diversos consejos territoriales, de igual manera estipula las relaciones administrativas civiles como los nacimientos, matrimonios, divorcios etc.

Bonnin destaca el lugar del funcionario público como una parte fundamental de la vida administrativa que le da movimiento a todo el aparato gubernamental.

LOS PREFECTOS

Napoleón instituyó la autonomía jurídica de la administración pública; por medio de la cual hizo posible el funcionamiento del sistema de separación de poderes con la creación del Consejo de Estado, se dio cuenta que en la antigua monarquía absolutista los poderes que se le otorgaban a los intendentes eran demasiado amplios, lo que causaba que se convirtieran en “reyezuelos”, así que  decidió instaurar la figura del prefecto romano  como modelo de funcionario.

Este nuevo funcionario debía cumplir con ciertas características para ser más que un mero operador pues se buscaba que gobernara efectivamente en nombre de Napoleón, con el deber de ejecutar la voluntad del primer cónsul pero también con la capacidad de poder tomar decisiones de acuerdo a la situación pero siempre buscando el beneficio de la nación, algo que hoy en día se ve reflejado en la administración pública o por lo menos así debería ser, aunque hay muchos funcionarios públicos que con solo tener un poco de autoridad se vuelven tiranos y se piensan más importantes que sus superiores.

La división territorial fue simple y efectiva, los departamentos, los distritos y los municipios, se pusieron a cargo de un prefecto, un subprefecto y un alcalde respectivamente.

La pieza clave de la administración territorial fue la figura del prefecto quien estaba asistido por el secretario general de la prefectura, el cual no era en si un sucesor directo del prefecto sino un apoyo en los temas concernientes al departamento a su cargo.

Los cargos prefectorales fueron abiertos para toda la población francesa pero se buscó que siempre fueran personas instruidas, capaces e integras, sin importar su clase social ni su ideología de pensamiento. Para prevenir la corrupción Napoleón hizo hincapié en que “el honor de servir al gobierno debía ser su premio”, pero les dio un sueldo bastante decoroso para que pudieran vivir a la altura de los más ricos habitantes del departamento, cubriéndolos así de las tentaciones locales; esta idea también permanece hasta nuestros días, pues esa es la justificación del gobierno para los elevados sueldos de magistrados y de la alta burocracia, en teoría debería de funcionar, pero lamentablemente en la práctica vemos como a pesar de sus salarios que rayan en lo ridículo comparados con los de la mayoría población, son corruptibles y su ambición y deseo de mayor riqueza los hacen ser víctimas de ese cáncer llamado corrupción.

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