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Narrativa de posguerra: novela existencial, social y experimental


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2023  •  Ensayos  •  4.675 Palabras (19 Páginas)  •  30 Visitas

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  NARRATIVA DE POSGUERRA: NOVELA EXISTENCIAL, SOCIAL Y EXPERIMENTAL.

(Introducción). Contexto histórico y literario.

Cuando en 1936 estalla la guerra civil, conviven en España cuatro grupos generacionales: el del 98, el novecentismo, el del 27 y el formado por aquellos escritores a los que la guerra sorprendió sin que hubieran tenido tiempo de madurar literariamente.

 Sin embargo, los años de guerra son casi estériles para nuestra literatura. No se publica o representa casi nada que merezca pasar a la posteridad: la situación bélica no deja espacio para otra cosa que no sea una escritura circunstancial, de escaso valor literario y con una fuerte carga ideológica. Los vencedores cultivan una novela “heroica”, de apoyo al régimen. Junto a ellos, también aparecen novelas de carácter tradicional, que imitan el Realismo del siglo XIX.

Tras la guerra, en lo cultural, se ha producido una irreparable ruptura con las corrientes anteriores: algunos escritores han muerto (Valle Inclán, Unamuno, Antonio Machado), muchos se han exiliado (Ramón J. Sender, Max Aub, Francisco Ayala), otros guardan silencio, debido a la censura.

Se ha hablado de una “generación escindida”. Doblemente escindida: por una parte, entre el “exilio” y el “interior”; por otra, en el mismo interior del país, entre los escritores comprometidos con el nuevo régimen franquista y los disidentes.

Tras el conflicto, se abre una nueva etapa, larga y compleja, en la que cabe destacar varios momentos con sus corrientes dominantes. La crítica ha señalado cuatro etapas sucesivas (aquí trataremos las tres primeras):

 - Años 40. La posguerra. Predomina el realismo existencial.

- Años 50: Década dominada por el realismo social (también denominado realismo crítico, neorrealismo o    socialrealismo).

- Años 60 y comienzos de los 70: Se impone una literatura de carácter renovador y experimental.

 - De 1975 en adelante: la literatura actual (carácter comercial y diversificación de tendencias).

(Desarrollo)

Novela existencial de los años 40.

En estos años van a destacar, tres hechos de gran importancia que apuntan ya al renacer de la novela española:

- La aparición en 1942 de La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, que inicia la corriente tremendista que consiste en el desquiciamiento de la realidad en un sentido violento, sistemática presentación de hechos desagradables e incluso repulsivos.

- La publicación de las primeras obras de Miguel Delibes y Torrente Ballester, que serán dos novelistas de largo recorrido, que formarán parte de las distintas etapas novelísticas de la segunda mitad de siglo.

- La publicación de la obra ganadora del primer Premio Nadal, Nada (1945), de Carmen Laforet, novela de tono existencialista que trata la realidad de un modo amargo y directo. La obra refleja una realidad asfixiante, en la que se impone la sensación de fracaso. No hay en ella crítica ni política ni social, sino más bien un tono desesperanzado.

Estas novelas de corte existencialista reflejan la amargura de la vida cotidiana, desde un punto de vista existencial, no social. Tratan temas como la lucha del individuo con su destino o con las circunstancias que rodean su vida: la cercana Guerra Civil, la vida gris y sombría del momento, la subsistencia, la frustración o la soledad. Desde el punto de vista formal son novelas también realistas que intentan un camino de renovación y aunque se mantienen en la tradición de las técnicas narrativas, utilizan principalmente la primera persona narrativa.

Novela social de los años 50.

En los años 50 el panorama cambia sensiblemente. Hay una tímida liberalización y la censura se relaja. El régimen franquista intenta una mínima apertura –en 1955 España ingresa en la ONU- buscando un cierto reconocimiento internacional. El país comienza a recibir ayudas exteriores. Al mismo tiempo comienzan a organizarse los movimientos de oposición, estudiantiles y obreros, los sindicatos y los partidos clandestinos.

En el terreno literario también se advierte un cambio: el realismo existencial desemboca, desde 1950, en el realismo social.

Los poetas, novelistas y dramaturgos del realismo social salen de su angustia interior y contemplan lo que ocurre a su alrededor. Quieren denunciar la penosa situación del país. Es la suya una “literatura de urgencia”, comprometida, que saca a la luz las miserias, las injusticias, la falta de libertad, la dureza de la vida del campo, las persecuciones, el miedo, la precaria situación de las clases obreras, etc. con el propósito de transformar la sociedad.

El realismo social dominará la novela en los años 50 y comienzos de los 60: se inicia en 1951 con La colmena, de Camilo J. Cela. La novela, cargada de pesimismo, refleja la vida del Madrid de 1942, con sus miserias económicas y morales a través de un “protagonista” que es colectivo.

Sánchez Ferlosio es otro de los autores más representativos de esta etapa con su obra El Jarama. Novela cumbre de la tendencia objetivista del realismo social donde el autor reproduce de manera impecable el lenguaje coloquial de los personajes y no actúa como el narrador omnisciente que juzga y puntualiza sus palabras, sino como la “cámara” que se limita a mostrar.

Novela experimental de los años 60.

La literatura del realismo social aspiraba a ser útil y popular. Pero sus autores pronto vieron que era imposible cambiar el mundo con obras de difusión minoritaria. El desengaño y el cansancio conducirán a la búsqueda de nuevos caminos. El realismo social dominante en los años 50, agotado, deja paso a partir de 1960 a una nueva literatura basada en la renovación formal y en la experimentación.

Desde comienzos de los años sesenta se va produciendo un rechazo creciente hacia la literatura social de los cincuenta contra la que se dirigen varias acusaciones: la inutilidad de su concepción del arte como instrumento de cambio social, su visión manipulada de la realidad, el excesivo peso ideológico y la pobreza técnica y artística.

A mediados de la década, la tendencia del realismo social está definitivamente agotada y, simultáneamente, comienza un interesante proceso de renovación literaria. El punto de partida de esta etapa de renovación es 1962, año en que se publicó la novela Tiempo de silencio de Luis Martín Santos, que demostró con ella que era posible escribir una novela crítica y a la vez técnicamente innovadora.

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