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Nuevas corrientes historiograficas


Enviado por   •  4 de Marzo de 2020  •  Apuntes  •  2.322 Palabras (10 Páginas)  •  575 Visitas

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Unidad 5

Aguirre Rojas:
La Historiografía en el siglo XX: Cap. II
La historiografía contemporánea se empezó a constituir a partir de 1848.
Hay cuatro grandes momentos desde 1848 a la actualidad:
-El punto de partida de la historiografía que podemos llamar como contemporánea, se ubica en esa coyuntura de 1948 a 1870, que es la coyuntura del nacimiento y primera afirmación del marxismo. No hay dudad que sin la consideración del marxismo, difícilmente podríamos comprender lo que son los estudios históricos del siglo XX y de la actualidad, sobre todo por la gran influencia en el mundo académico, hasta hoy día. Muchas contribuciones de ese marxismo original de mediados del siglo XIX, se convirtieron hoy en día en “lugares comunes” de la mayoría de las corrientes historiográficas, exceptuando el positivismo.
De esta corriente marxista surge la idea de que se debe dar primacía a los hechos reales, se debe hacer una historia “materialista”, junto con la tesis de que la historia la hacen los grandes grupos y las clases sociales, y no los grandes caudillos.
Otra idea esbozada por este pensamiento, es que la historia debe ser un ejercicio permanente de la conciencia crítica.
-La segunda etapa va desde 1870 a 1929, que fue la constitución de una primera hegemonía historiográfica, que va a funcionar en Europa occidental como una especie de “modelo” general para el conjunto de las historiografías de la Europa y del mundo.
Con la caída de la comuna de Paris, que había dado surgimiento al marxismo, se inicia dentro de la historia europea una nueva etapa marcada por los nacionalismos y una contraofensiva contra los movimientos críticos. La nueva hegemonía historiográfica va a constituirse dentro del espacio de la cultura germana, se va a alimentar una visión de los hechos históricos exageradamente objetivista.
Esta historiografía originalmente alemana se convirtió en la forma dominante de la práctica histórica dentro de las universidades europeas y de todo el planeta. Forma dominante que llevo a equiparar a la historia con las ciencias naturales. “narrar las cosas tal como han sucedido”
Es una historiografía que se basa en un solo tipo de fuentes.
Esta historia positivista en su afán por una búsqueda muy estricta y de una imposible objetividad absoluta frente a los hechos históricos, renuncia a toda dimensión interpretativa y explicativa, caso contrario del proyecto marxista.
- una segunda hegemonía va a surgir en Francia luego de la crisis dentro de la cultura germana, y el ascenso del nazismo. Que ha servido de inspiración para todos los ámbitos historiográficos de aquella época.
“Revolución en la teoría y en la práctica de la historia”, llevada a cabo por Annales franceses, entre 1929 y 1968.
Critica al positivismo, y plantean una historia totalizante que abarque al tejido social en su conjunto.
Los historiadores Annalistas en vez de estudiar los grandes hombres o las grandes batallas, van a enfocarse en estudiar las civilizaciones, las estructuras económicas y a las clases sociales, etc.
El objeto de estudio para estos va a ser toda huella humana dejada en cualquier tiempo, y que la historia es una historia global.
La historia no puede limitarse solo a fuentes escritas, sino ampliar con fuentes alternativas (carbono 14, análisis de polen), y a su vez analizar e interpretar que nos quieren decir las fuentes tradicionales, donde la aplicación del método comparativo es fundamental.
Proponen una descomposición articulada de los distintos tiempos y duraciones históricas, criticando la historia lineal positivista.
- Por ultimo en 1968, como resultado de los grandes cambios y transformaciones, deja de existir una hegemonía historiográfica, situación que se prolonga hasta nuestros días.
Esta historiografía del siglo XX, que implica que ya no existe una sola historiografía dominante en el mundo, sino más bien una serie de polos fuertes de esa misma historiografía mundial, junto a varios polos emergentes. Se crea esta nueva y mucho más igualitaria modalidad de funcionamiento de la historiografía, a cuyo despliegue asistimos dentro de la situación actual.
Se diversifican las demandas, ya no son del tipo económico y político exclusivamente, se abarcan cuestiones como género, ecología, discriminación étnica y racial, etc.

Cap. V
La historiografía occidental hoy.

La historia es una herramienta de diagnóstico y análisis del presente
La historia se ha usado tanto para criticar el poder o como para legitimarlo, lo mismo que la memoria se ha recuperado para fines conservadores, o para apoyar la trasformación social, resulta entonces útil preguntarse sobre las lecciones de estas contradicciones y experiencias, haciendo un balance sobre cuáles son las que corresponden a su naturaleza más esencial como proyecto global realmente científico, y por lo tanto, cuáles de esos usos y funciones deben seguir utilizándose hoy, y cultivándose en el futuro por venir.
La ciencia histórica se encuentra en un proceso de redefinición radical
El contexto general dentro del cual se desarrolla hoy la realidad compleja que es la historiografía occidental, está provocada por la revolución cultural mundial de 1968.
Así todas las historiografías de vanguardia que hoy existen en el mundo occidental, van a reproducir ciertos trazos comunes. El primer trazo en común es el que refiere a la incorporación total, por múltiples vías, del presente de la historia, como objeto de estudio de esta.
Un segundo trazo es la historia como susceptible de los efectos sociales fundamentales. Asumir íntegramente la responsabilidad social de la historia. Lo que implica, la imposible “neutralidad” u “objetividad” absoluta de los resultados historiográficos. Por el contario, el historiador debe tomar posición ideológica o social.
Un tercer trazo es el de asumir con conciencia la evidente crisis y caducidad del episteme parcelado para el conocimiento de lo social.
Un cuarto trazo es el claro florecimiento y expansión en su seno de la específica rama de la historia de la historiografía. Se Proliferaron y multiplicaron de las presencias de la historia de la historiografía dentro de los estudios históricos contemporáneos que, además de haber permitido ya la elaboración de los primeros mapas generales de lo que ha sido la curva de la vida de la historiografía del siglo XX, ha promovido y apoyado también la clara autoconciencia de lo que significa ser hoy historiador.
Con el cambio de dinámicas generales del funcionamiento de la historiografía, se comienzan a crear las bases de un verdadero intercambio cultural más plural, equitativo y simétrico, en donde no solo Europa considera que pueda aportar elementos o perspectivas culturales interesantes y validas, sino donde todas las culturas del planeta son interlocutoras legitimas e igualmente capaces de contribuir a ka construcción de esa nueva cultura universal, más democrática, más rica y plurifacética.
Pese a esta descentralización de los polos de la historiografía occidental, siguen habiendo “polos fuertes”. Estos polos fuertes de la historiografía más contemporánea se han construido en conexión con las tradiciones historiográficas previas.
El primer polo fuerte es la cuarta generación de la Escuela de Annales, que a partir de 1985 configuran un nuevo proyecto analista. Estos se van a oponer a la historia de las mentalidades, y a defender la historia social de las prácticas culturales. Se van a diferenciar de la tercera generación de Annales, trabajando entonces por la renovación de la historia social, antropológica y económica, a su vez esta cuarta generación relanza el debate de una interdisciplinariedad dura, así como una vuelta a los horizontes Braudelianos (tiempos de larga duración o global).
Un segundo polo lo constituye la historiografía socialista británica, con una historia profundamente social, concentrada en revalorar y restablecer el papel de las clases populares y de los oprimidos dentro de la historia, desde posiciones de izquierda o marxistas. Después de la revolución de 1968, se ha construido desde la hipótesis radical de que la historia debe ser escrita por sus propios constructores y protagonistas principales, es decir las clases explotadas y oprimidas, ya que son ellos los que producen la riqueza social, organizando huelgas y movimientos sociales, son ellos los que hacen la “historia real”. La construcción de una historia desde abajo hacia arriba.
Un tercer polo fuerte va a ser la microhistoria italiana. Esta perspectiva será siempre crítica, progresista y atenta al sentido social y político de la propia practica del historiador. Promueven el cambio de escala como recurso de renovación historiográfica. Critican los límites macro-históricos, sin renunciar al nivel de lo general, de esta forma enriquecerlo y renovarlo.
Un cuarto polo, lo constituye el grupo del “Fernand Braudel Center”, de la universidad estatal del Nueva York, liderado por Immanuel Wallerstein. Perspectiva que ha revindicado la centralidad de construir análisis desde perspectivas globalizantes, con una clara influencia de la larga duración, ubicados siempre desde una postura radicalmente critica.
Critican entonces ese “encerramiento” de las investigaciones sobre lo social en los limitados horizontes de las fronteras nacionales.
Junto a estos polos, aparecen polos emergentes.
Por un lado la Historiografía Rusa, alimentada por las enseñanzas de Marx, pero en ruptura con el Marxismo Soviético.
Un segundo polo emergente lo constituye la renovada historia alemana, que se relanza con sus propias perspectivas filosóficas nacionales y con la herencia anterior al nazismo.
Un tercer polo esta contribuido por la historia regional latinoamericana, una historia aun joven y pujante.

Arruel:
Giro Lingüístico:
A partir de los años 70’, algunos historiadores han aspirado a construir relatos comprensibles y atractivos. Transformar el lenguaje académico, esquemático y formalista de los viejos paradigmas de la posguerra en un lenguaje verdaderamente comprensible.
La conexión entre historia y antropología dio como fruto la sustitución de la economía del centro de las narraciones históricas. La cultura paso a ser tema fundamental. El marxismo dejo de ser el modelo metodológico hegemónico.
La conexión entre la lingüística y la historia, a partir de los 70’, modifico la forma de escribir la historia. Durante esos años se produce una triple relación entre historia, lingüística y antropología cultural.
Se cuestionó la creencia tradicional de que una investigación histórica racional nos permite llegar a un conocimiento autentico del pasado.
El hombre no se sirve del lenguaje para transmitir sus pensamientos, sino lo que el hombre piensa esta condicionado por el lenguaje. Fevbre, demostró que era posible aproximarse a los razonamientos de una época mediante el análisis de su lenguaje, el cual constituye su utillaje mental.
El peligro del formalismo para el historiador actual, más preocupado por el discurso que por el procedimiento material, más preocupado por el dominio de la forma que por el contenido y la perdida de los referentes objetivos que salvaguardan el rigor científico.
El giro lingüístico ha tenido consecuencias enriquecedoras para la historiografía, como el perfeccionamiento de las técnicas del relato y la narración histórica, que han supuesto un aumento considerable en la divulgación de algunas de obras.
La nueva tendencia narrativa, en primer lugar, ha representado una alternativa eficaz ante la rigidez de los viejos paradigmas, como el marxismo, el estructuralismo, y la historia cuantitativa. En segundo lugar ha devuelto a la historia la capacidad de contar historias.


Roger Chartier:
De lo Social a lo Cultural:
¿Debemos considerar que toda historia, (Económica, social, etc.) es cultural, en la medida que todos los gestos, todas las conductas, todos los fenómenos, son el resultado de las significaciones que los individuos le dan a las cosas, a las palabras, y a las acciones?
Hay dos grandes definiciones de cultura, por un lado la de las obras y los gestos, y por otro la de las prácticas cotidianas.
La primera trata de pensar cada producción cultural a la vez en la historia del género, de la disciplina, o del campo donde se inscribe y en sus relaciones con otras creaciones estéticas o intelectuales y las prácticas que le son contemporáneas.
La segunda categoría, tiene un enfoque más antropológico, hace hincapié en las manifestaciones colectivas, como los ritos de violencia, ritos de pasajes o fiestas.
Para Chartier el mayor desafío para la historia cultural son los modelos culturales, los cuales determinan la organización entre los discursos y las prácticas que tiene una sociedad en un periodo histórico determinado. Se trata de universos simbólicos que las personas adoptan o rechazan, y por tanto ayudan a explicar las conductas y las acciones que tienen esos grupos sociales. Para Chartier la representación en esos espacios simbólicos es lo que designa a la nueva historia cultural, y de ahí la importancia de un concepto.
Las representaciones no son simples imágenes, verídicas o engañosas, de una realidad que les sería externa. Poseen una energía propia que persuade de que el mundo o el pasado es, en efecto, lo que dicen que es. En ese sentido, producen las brechas que fracturan a las sociedades y las incorporan en los individuos (p. 73).
La mirada de la historia y su interpretación, no deben olvidar la cultura de toda la humanidad y por tanto no debe haber superioridad en tal o cual apreciación porque ésta depende de lo que un historiador desea ver. Lo que importa es el marco de estudio que soporta esa interpretación y que hace visible la conexión de varias historias que han relacionado a las culturas.

G.Iggers:
La historiografía del siglo XX:
Desde la perspectiva de la década de 1990:

En las décadas de 1980 y 1990 tuvieron lugar grandes cambios en la Unión Soviética y Europa del este. Estos cambios influyeron también en el cambio de pensamiento científico. Los eventos del 89’ y 91’ desacreditaron los conceptos marxistas centrales. Se llegó no al abandono de los viejos patrones de historia social, cultural y política, sino a una ampliación de la perspectiva y los métodos de la indagación histórica.
Hay también una marcada retirada por parte de los estudios históricos respecto del pronunciado culturalismo de la década de 1980, y un mayor interés por el mundo moderno y contemporáneo, lejos ya del mundo europeo medieval y moderno temprano, que había sido el centro de buena parte de la nueva historia cultural.
Annales hacia 1994 abandono el subtítulo de “Economía, sociedad, civilización”, y lo remplazo por “Historia, ciencias sociales”. El cambio de nombre demostraba conciencia de que las condiciones sociales y políticas habían cambiado fundamentalmente en los años recientes. Luego de los grandes cambios a finales de la década del 80’, la política fue redescubierta. Se busca ahora prestar más atención a los problemas del presente, los problemas del mundo contemporáneo.
El posmodernismo ha planteado importantes preguntas metodológicas que han cuestionado radicalmente la posibilidad de un conocimiento objetivo.
No se habla de un cambio de paradigma, pero si de un pluralismo mayor.

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