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Corrientes Historiograficas Argentinas.


Enviado por   •  12 de Octubre de 2016  •  Resúmenes  •  1.855 Palabras (8 Páginas)  •  1.266 Visitas

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 Resumen Historia Argentina

Unidad 1: Marco Teórico

Corrientes Historiográficas Argentinas:

Historiografía erudita: Escuela Liberal:

La historiografía académica de nuestro país se cimentó en las obras clásicas de Bartolomé Mitre –sus biografías sobre Belgrano y San Martín-, así como en la Historia de la República Argentina de Vicente Fidel López y los ensayos de Domingo F. Sarmiento, en particular el Facundo. Estos textos fundaron una interpretación del proceso histórico que desde el estado y el sistema de instrucción pública se difundió como versión oficial.

Por sobre algunos matices, tal interpretación explica la revolución de mayo como la obra de una minoría instruida en el iluminismo y la cultura europea, que enfrentó primero al absolutismo Español y luego a las fuerzas autóctonas de la barbarie o la anarquía, las cuales demoraron durante medio siglo la implantación del orden constitucional y las condiciones necesarias para el progreso económico. Esta visión rescata principalmente a Bernardino Rivadavia como precursor de la República liberal, descalificando a  Artigas, Dorrego, Rosas y los demás caudillos federales como representantes del retraso de la plebe y las masas rurales, que se oponían a la apertura del país al mundo civilizado.

La contradicción principal que da sentido a nuestra historia, según Sarmiento, es la oposición entre civilización y barbarie, que se manifestó en la rebelión de las hordas y caudillos de la campaña contra la ilustración y las leyes de la ciudad.

Especialmente en sus últimos escritos, Sarmiento describió el dilema Sudamericano como un “conflicto de razas” atribuyendo los males de estos países y la incapacidad de sus pueblos para vivir en un sistema republicano a la mezcla de la sangre hispánica e indígena, una herencia cultural que debía ser extirpada mediante el sistema de educación pública.

Coincidentemente, Mitre concebía a la clase dirigente del país-los “directores del pueblo”- como una prolongación de la elite europea, destinada a gobernar la República y “civilizar” esta parte del mundo “Por eso la revolución, que fue dirigida por una minoría ilustrada, fue recibida por las masas como una ley que se cumplía, sin sacudimientos y sin violencia”.

Al relatar la revolución emancipadora, trazaba el siguiente cuadro de los grupos raciales:

Los indios y los negros formaban la raza servil bajo el régimen de la esclavitud, y eran elemento inerte. Los mestizos eran razas intermediarias entre los españoles, los indios y los africanos, que en algunas partes componían la gran mayoría. Los criollos, los descendientes directos de españoles, de sangre pura, pero modificados por el medio y por sus enlaces con los mestizos que se asimilaban, eran los verdaderos hijos de la tierra colonizada y constituían el nervio social.[…]

La raza criollo en la América del Sud, elástica, asimilable y asimiladora, era un vástago robusto del tronco de la raza civilizadora indico-europea a que está reservado el gobierno del mundo” (Mitre).

Este discurso, siguiendo los lineamientos de la filosofía social spenceriana, expresaba la autoimagen de una elite “blanca” opuesta a los estratos populares, cuya inferioridad se atribuía a factores raciales.

El conflicto de la guerra civil entre provincianos y porteños- o federales y unitarios- era explicado como “una enfermedad del tiempo”, encendida por los instintos selváticos de las multitudes y sus caudillos semibarbaros”, una reacción contraria a “las clases ilustradas de la sociedad” y a los principios de la revolución (Mitre en…)

Las tesis de Mitre y Sarmiento fueron cuestionadas en su tiempo desde distintos ángulos del pensamiento liberal; ante todo por Juan Bautista Alberdi, quien refuto el dilema “civilización o barbarie” (escritos póstumos), y por Adolfo Saldias, que reivindico la política de Rosas en su Historia de la Confederación Argentina. Ya en el siglo XX (1900), otros historiadores como Ricardo Rojas, David Pena, Emilio Ravignani y Julio Irazusta, sin romper totalmente con la tradición liberal y el relato justificatorio de la “organización nacional”, revisaron su versión de los conflictos sociales y del movimiento federal, abriendo el paso a otras interpretaciones.

a.2) Nueva Escuela Histórica 

La tradición historiográfica erudita que Mitre había iniciado en nuestro país no se agota con su desaparición, ni con la de los restantes cultores de la corriente liberal, si no que fue gestándose una renovación comenzando desde la profesionalización y la institucionalización de la profesión de historiador, que se configuro en la aparición de la Nueva Escuela Histórica.

 Iniciados el Siglo XX, se hacía impostergable una reescritura de la historia nacional que diese respuesta satisfactoria a las expectativas que se le otorgaba a la Historia como factor de cohesión de la nacionalidad.

Esta Nueva Escuela Histórica está marcada por los fenómenos de la institucionalización y la profesionalización del oficio de historiador. Dicha instucionalización se vincula con la expansión de diversas instituciones culturales y también de la educación superior que se vio favorecida por la Reforma de 1918. Las figuras más representativas de esta escuela fueron Ricardo Levene y Emilio Ravignani, quienes desde el plano de la gestión educativa, le dieron la impronta característica a esta etapa. Otros representantes significativos son: Diego L Molinari, Rómulo Carbia, Ricardo Caillet-Bois, y Enrique Barba, algunos de estos, discípulos de Ravignani y Levene.

La trayectoria de Ricardo Levene está vinculada en primer lugar a sus cargos docentes y de gestión dentro de la UNLP y también como director de la Junta de Historia y Numismática Argentina. Dentro de estos ámbitos van a reproducirse los criterios de profesionalización que trae consigo la escuela.

Emilio Ravignani desempeño una fecunda labor de relevamiento documental y su posterior difusión desde el Instituto de Investigaciones Historicas. Los temas que impulso dicho instituto se dieron en torno a los orígenes del federalismo y la organización institucional del país.

Otros exponentes de esta corriente son Roberto Etchepareborda y Felix Luna, en cuanto a la producción historiográfica de este último se destaca principalmente la serie de biografías sobre los líderes del radicalismo: Yrigoyen (54) Alvear (58), Ortiz (78). También escribió obras destacables sobre el Peronismo Como: El 45 (68) y Perón y su tiempo, en tres volúmenes. Su obra Soy Roca (89), es la que mayor reconocimiento le brindó a este autor.

a.3) La Renovación Historiográfica

Continua los lineamientos de la historiografía erudita viéndose afectada por la aparición de la Historia Social y la expansión de las Ciencias Sociales en Argentina y su impacto en la historia.

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