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Periodo Post Independencia Hasta 1909 En Venezuela


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2011  •  1.493 Palabras (6 Páginas)  •  1.700 Visitas

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ANALISIS EN MIS VACACIONES

Mis vacaciones se resumen en una sola tarea que ya se ha hecho cotidiana para mí, en estos últimos 4 años de mi vida, pararme a las 4 am ejercitarme, para favorecer mi salud y salir después a trabajar muy duro para poder sobrevivir y más en este último año, donde el dinero ganado por fuerza de trabajo es cada vez más escaso y menos rendidor por el altísimo costo de la vida.

Para no amargarme, durante todo este tiempo solo hice una introspectiva de porque ya nada me extraña llegando finalmente a una conclusión, para ello solo me pregunté ¿qué significa ser venezolano o vivir en Venezuela?....... Desde mi perspectiva y experiencia.

Hasta hace muy poco, la forma popular más conocida para describir Venezuela a un extranjero era diciendo: Misses, petróleo y béisbol. No en ese orden necesariamente. Una frase que causaba normalmente risas y aquel sentimiento común que expresa que el venezolano es un bromista, un echador de broma irremediable; pero también que poco nos detenemos a pensar en cómo somos realmente. Aún así, al examinar eso que se llama venezolanidad, una de las primeras características que aparece es el humor.

Arrechísimo o balurdo, el segundo pilar de nuestra identidad nacional es el habla, del cual también nos ufanamos. Somos un vacilón, nos decimos, aunque hablemos muy mal el español, y aunque "nos fueran dicho eso antes", es una creencia muy extendida que nuestra forma de expresarnos es una marca registrada con algún tipo de superioridad. Por eso, la gente del centro imita con sorna el hablar de los gochos o los llaneros, del colombiano o el argentino, y no falta quien sepa hacer una buena parodia malandra. El volumen de nuestra risa, el movimiento de nuestros manos o el “no tener acento” tienen un no-sé-qué, eterna razón de nuestro accionar nacional.

En Venezuela, la gente se ríe y se alegra –mientras continúan las cadenas de emails y mensajitos de textos- al comentar una y otra vez lo divertido que es nuestro hablar, reflejo imbatible de nuestra propia idiosincrasia, que mezcla la explosividad caribeña, el ingenio de la juventud y el mestizaje cultural en que todo pasa por el filo: gallegos, homosexuales, suegras, gochos, negros, árabes y borrachos. Sin el sufrimiento del racismo o el crimen del odio, y dejando patente ese clasismo que todo el mundo admitía pero nadie tocaba. La cachifa y el mono contra la sifrinita plástica y el viejo verde con burda de billete, pero sin estallido, hasta ahora que se nos fue el Petróleo, Misses y Béisbol, por el Patria, Socialismo o Muerte.

“A los venezolanos nos gusta la política”, dice una de las nuevas campañas del Gobierno. Yo no creo eso, pero si es más cierto que la clase política en Venezuela lo ha definido todo por estos lares. La Generación del 28, las dictaduras de los generales gochos –Gómez y Pérez Jiménez-, el Pacto de Punto Fijo, los comunistas que se hicieron adecos, la guerrilla que no aceptó a El Ché y fue reprimida por la guanábana política y ahora, la bravura y el resentimiento que nos trajo un presidente “revolucionario”, que está causando la misma molestia que lo trajo al poder.

El criollo Venezolano lo puedo clasificar en 4 grupos:

1) Los echados palante,

2) Los conservadores,

3) Los viva la pepa y

4) Los desilusionados.

Esto dependiendo del grado de responsabilidad que asumen sobre su destino, sus hábitos al leer la prensa y algunos valores compartidos. En ese orden van desde los más independientes y exitosos hasta los que culpan de todo a la suerte, esperando la solución de sus problemas por parte del gobierno, pasando por el bonchón que siempre celebra si gana Brasil y quiere hacer "lo que le dé la gana", hasta los que desean que se mantengan nuestras tradiciones, prefiriendo no arriesgarse demasiado con cambios políticos, sociales o económicos.

Sin embargo, se puede subdividir también a los nuestros entre los que se lamentan por un país que parece que no termina de arrancar, de salir del subdesarrollo y de convertirse en una nación donde la mitad de la gente no quiera irse a pesar de estar en una situación muchísimo mejor que naciones como Bolivia y Ecuador, que si enfrentan este problema-, y aquellos que defienden irasciblemente las bellezas

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