Porfiriato
danielaff20 de Noviembre de 2012
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PRESIDENTE PORFIRIO DÍAZ
El general Díaz después de haber vencido definitivamente a los lerdistas y a los iglesistas volvió a encargarse del poder ejecutivo provisionalmente (febrero 1877), dedicándose a reorganizar la administración pública y expidiendo la convocatoria para elegir los supremos poderes.
El congreso declaró presidente constitucional de la república a Don Porfirio Díaz, quien tomo posesión el 5 de mayo de 1877 por el periodo que terminaría el 30 de noviembre de1880.
El gobierno de Estados Unidos niega a Porfirio Díaz como presidente; la falta de este reconocimiento significaba, mas que nada, una amenaza inmediata y directa al gobierno de Díaz, ya que el norteamericano podía fomentar movimientos rebeldes en su contra vendiendo armas y parque a los partidarios del depuesto presidente Lerdo, refugiados ahora en Texas.
En 1878 se formó la constitución, en el sentido proclamado por el plan de Tuxtepec, en el cual se prohibía la elección del presidente y de los gobernadores de los estados.
Casi todos los lerdistas se habían sometido al nuevo régimen; pero en 1878 el general Mariano Escobedo se levantó en armas en la frontera norte proclamando el restablecimiento de Lerdo de Tejada, pero este movimiento fracasó al igual que otros de la misma índole.
En 1879, se sublevó en el puerto de Alvarado el buque de guerra “libertad” y como este hecho estuviese ramificado en Veracruz el gobernador Mier y Terán aprendió al doctor Albert y otras personas que juzgó complicadas en el movimiento.
El gobierno de Díaz consideró este como otro posible movimiento lerdista y dio al gobernador de Veracruz la terrible orden de matarlos sin formación de causa como lo ejecutó el general Mier y Terán causando profundo disgusto en el país.
Díaz reorganizó el ejercito lo fraccionó en pequeñas fuerzas que fueron a cubrir guarniciones en diversos lugares del país. Con su colaborador Justo Benítez, Díaz había logrado establecer un gobierno centralista bajo la apariencia de un régimen federal para lo cual removió a la mayor parte de los gobernadores y promulgo “La Ley Orgánica” del artículo 116 de la constitución para evitar los problemas locales de los estados.
El general Díaz tuvo la satisfacción de reanudar las relaciones diplomáticas con Francia (noviembre de 1880).
Díaz puso todas sus energías en arrancarle al congreso una autorización para contratar la construcción de nuevas vías férreas, y logró su propósito apenas un mes antes de dejar la presidencia en noviembre de 1880.
La construcción de las líneas del Ferrocarril Nacional con Nuevo Laredo. Semejante impulso se continuó en los gobiernos sucesivos del propio Díaz, de manera que al concluir el Porfiriato, México pasó de tener en 1877 un solo ferrocarril de 460 Km., a toda una red ferrocarrilera de 19 000; se hicieron obras portuarias considerables en Veracruz, Tampico y Salina Cruz, se creó una serie de bancos que hizo posible un ensanchamiento de la agricultura, la minería, el comercio y la industria.
Para terminar el periodo presidencial en 1880 se inicia activamente la lucha electoral, formándose diversos grupos políticos que postulaban al general Manuel González, al Lic. Justo Benítez, y al general García de la Cadena entre otros candidatos.
Cuando se efectuaron las elecciones, Benito fue derrotado por González, que representaba el partido militar y que iba a gobernar bajo la influencia y la autoridad personal del general Díaz.
El primero de diciembre de 1880 tomó posesión de la presidencia el general Manuel González.
La misión del presidente González consistió en reafirmar el régimen de la dictadura, iniciado desde el primer periodo del gobierno del general Díaz, subordinando los poderes de los estados, los municipios y las cámaras al poder central.
Durante su administración, 3 cosas llamaron la atención:
a) La cuestión de Guatemala, que reclamaba el estado de Chiapas y el territorio de Soconusco.
b) La depreciación de la moneda de níquel, cuya circulación fue rechazada por el pueblo.
c) La discusión de la deuda inglesa, que fue desaprobada por el congreso.
El gobierno intentó introducir en el ejército algunas reformas de organización con el objeto de hacer de él uno de los apoyos más firmes del estado.
Don Manuel González reorganizó el colegio militar, fundó la escuela médico militar, dispuso el establecimiento de colonias militares en la Baja California y expidió la primera ordenanza militar del ejército mexicano; además instaló una fábrica de armas, dotó a los soldados con armamento moderno y fijó en 26 mil hombres los efectivos del ejército.
Durante el periodo del general González se reformó la constitución de 1857, retirando al presidente de la suprema corte de justicia la facultad de sustituir al presidente de la república, y declarando que en las faltas temporales o absolutas de este entraría a ejercer sus funciones el presidente del senado, o el de la comisión permanente en los casos del receso del senado.
SEGUNDO PERIODO PRESIDENCIAL
Al concluir su periodo, Manuel González entregó el gobierno a Porfirio Díaz, declarado presidente constitucional el primero de diciembre de 1884 al 30 de noviembre de 1888.
El nuevo régimen porfirista se inició con la política de conciliación; Díaz en sus rebeliones contra Juárez y Lerdo, recobraron sus grados y empleos.
Díaz llamó a colaborar con él a los hombres de la nueva generación liberal con pretensiones científicas y humos aristocráticos.
Díaz equilibró fuerzas, concediendo dádivas y privilegios a unos y a otros apoyándose en ambos. Pronto los viejos porfiristas fueron desapareciendo para dejar el lugar a nuevos porfiristas científicos; los generales Jerónimo Treviño, Francisco Naranjo y Manuel González se retiraron de la vida privada para gozar de sus riquezas, al tiempo que otros se fueron gastando en la política o fueros asesinados como García de la Cadena y Ramón Corona.
TERCER PERIODO PRESIDENCIAL
Próximo al terminar el segundo periodo presidencial del general Díaz, el circulo porfirista continuara el presidente en el poder al efecto volvió a reformar la constitución de 1857 en el sentido de permitir por una sola vez la reelección presidencial.
De este modo se destruyo el principio de no reelección que sirvió de bandera al propio general Díaz al acaudillar la rebelión de Tuxtepec.
Así fue como al terminar su segundo periodo constitucional resulto reelegido, habiendo rendido la protesta de ley el 1 de diciembre de 1888 a 1892, así continuo interrumpidamente en el poder hasta que fue derrocado por la revolución en 1911.
Durante el largo periodo del gobierno de Díaz el país llego a disfrutar de paz que se le ha llamado la paz de la esclavitud, por que esta se logro con la represión violenta de cualquier intento rebelde, no faltaron disturbios y brotes constantes de rebeldía del pueblo bajo, del indio y del campesino despojado de sus tierras, que protestaban contra el despotismo de los terratenientes por la dictadura porfirista.
Principalmente el norte del país vivió constante agitación, porque fue en donde se formaron los más grandes latifundios y, por lo tanto, el número de los desposeídos era mayor, así como los yaquis de Sonoro y los habitantes de Chihuahua. En el norte de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, hubo levantamientos que el régimen considero vandálicos.
CUARTO PERIODO PRESIDENCIAL
Para permitir la reelección definida del general Díaz, la constitución política fue modificada nuevamente, anulando el principio de “No Reelección”, defendido por el mismo general Díaz en el plan de Tuxtepec. En consecuencia el 1 de diciembre de 1892 inicio su 4 periodo presidencial, que debía terminar en 1896.
Este periodo se inicio bajo una crisis económica producida por la pérdida de cosechas, por la depreciación de la plata en el mercado mundial y por el alto tipo de cambios sobre el extranjero; por esto se duplicó la deuda exterior al tener que ser pagada con los nuevos tipos de cambio.
El gobierno logró dominar aquella crisis gracias a arreglo que hizo de la hacienda pública Don José Ives Limantour y aquel malestar se convirtió en fuente de progreso pues el nivel de cambio estimulo la inversión de capitales extranjeros para el establecimiento de industrias nuevas en el país y el ensanchamiento de la agricultura.
QUINTO PERIODO PRESIDENCIAL
El 1 de diciembre de 1896 se consumó la 4ta. Reelección de Díaz, quien inicio su quinto periodo presidencial (1896-1900) conservando el mismo gabinete.
Hacia esta época los científicos habían adquirido predominio en el gobierno de Díaz. José Ives Limantour se convirtió en el elemento más influyente del régimen después de la persona del dictador.
Lo más importante de este periodo fue: La conversión de la deuda pública mexicana, pagadera en oro, sustituyendo por otra que vino que representó mayor cantidad nominal, aunque devengando interés inferior al 6% para la conversión de esta deuda, Limantour contrató un nuevo empréstito que importó 113.5 millones de pesos.
Díaz trato de introducir en el ejercito reformas de organización técnica que lo elevaran a la categoría de los más adelantados del mundo; hizo desaparecer los ejércitos de los estados y robusteció el ejército federal, y los elementos sobrantes integraron la guardias rurales que desempeñaron el papel de policía rural, encargada de reprimir a los bandoleros.
SEXTO PERIODO PRESIDENCIAL
Al terminar su quinto periodo,
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