Primer Imperio Mexicano
lensi012 de Febrero de 2012
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El Primer Imperio Mexicano
Nació como resultado de la Guerra de Independencia de México. México fue la única nación independizada de España que adoptó un régimen monárquico después de su independencia. El período histórico del Primer Imperio mexicano comprende de la firma de los Tratados de Córdoba en 1821 hasta la proclamación de la República federal en 1823. En 1863 se estableció un Segundo Imperio Mexicano.
El territorio del Imperio Mexicano correspondió al antiguo virreinato de Nueva España con excepción de las capitanías generales de Cuba, Santo Domingo y Filipinas. Las provincias de la Capitanía General de Guatemala se anexaron después al Imperio mexicano. El único monarca de este Estado fue Agustín de Iturbide, con el nombre de Agustín I de México.
A principios de 1823 Antonio López de Santa Anna lanzó un proyecto republicano al que se unen antiguos combatientes insurgentes y borbonistas, ante tal situación Iturbide abdicó.
El Segundo Imperio Mexicano
es el nombre del estado gobernado por Maximiliano de Habsburgo como Emperador de México, formado a partir de la segunda intervención francesa en México entre 1863 y 1867.
El Segundo Imperio Mexicano contó con el apoyo del partido conservador, y una pequeña parte de la población burguesa de tradición católica, aunque tuvo la férrea oposición de los liberales, el gobierno auténtico de Juárez y de la masonería en México.
Durante su gobierno Maximiliano trató de desarrollar económica y socialmente a los territorios mexicanos bajo su custodia, aplicando los conocimientos aprendidos en estudios europeos y de familia, los Habsburgo, una de las casas monárquicas más antiguas de Europa, de tradición abiertamente católica.
Solo que la política de Maximiliano resultó ser más liberal que lo que sus partidarios conservadores pudieron tolerar.
Tan fue así, que en parte la estrategia de Napoleón III, el 3 de julio de 1862 había dirigido al mariscal Forey instrucciones secretas que requerían evitar el dominio conservador del régimen, instaurando en cambio un gobierno moderado en el que estuvieran representadas todas las tendencias. Y también el talante liberal de Maximiliano, que ya había manifestado al gobernar Lombardía en los años 1858 y 1859. Un hecho que puso de manifiesto esa tendencia incompatible con los conservadores locales fue la negativa de Maximiliano a suprimir la tolerancia de cultos y a devolver los bienes nacionalizados de la iglesia, cuando el nuncio papal le requirió ambas decisiones. Gran parte de los conservadores mexicanos, decepcionados, retiraron su apoyo a Maximiliano, e inversamente, hubo liberales moderados que se aproximaron al nuevo régimen, mientras que los liberales republicanos no por ello dejaron de persistir en la lucha por recuperar al país de un gobierno monárquico.
Los liberales buscaron por todos los medios la derrota del imperio. Encabezados por Benito Juárez, permanecían firmes en la defensa de la República secular. Juárez gozaba del apoyo de los Estados Unidos, a quienes no convenía la presencia en América de un régimen apoyado por las monarquías europeas (una posición inspirada en la Doctrina Monroe), e hicieron cuanto pudieron por evitar que los conservadores mexicanos tuvieran éxito.
Al final, los cambios políticos a nivel internacional repercutieron en el Imperio Mexicano. Estados Unidos, que durante la mayor parte de esta época estaba enfrascado en su propia guerra civil entre los estados del norte y los del sur, había conseguido finalmente la paz, y estaba listo para apoyar al gobierno republicano de Juárez.
Napoleón III, por su parte, se enfrentaba a serias amenazas en Europa y requería que sus tropas regresaran al país galo. Con el apoyo económico de los estadounidenses a la facción republicana, y sin el apoyo francés ni conservador en
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