Psicologia De Las Masas
Enviado por jezyuri • 1 de Agosto de 2014 • 5.870 Palabras (24 Páginas) • 197 Visitas
SENTIMIENTOS Y MORALIDAD DE LAS MASAS
Tras haber señalado de un modo muy general las principales características de las masas,
vamos a estudiarlas ahora en detalle.
Varios de sus rasgos especiales, como la impulsividad, irritabilidad, incapacidad de
razonar, ausencia de juicio y de espíritu crítico, exageración de los sentimientos, etc.,
pueden observarse también en seres pertenecientes a formas inferiores de evolución, como
son el salvaje y el niño. Se trata de una analogía que no señalo más que de pasada. Su
demostración excedería el marco de esta obra. Por otra parte, sería inútil para las personas
que están al corriente de la psicología de los primitivos y apenas convencería a quienes la
ignoran.
Voy a abordar ahora, sucesivamente, las diversas características fáciles de observar en la
mayoría de las masas.
1. Impulsividad, movilidad e irritabilidad de las masas
Ya hemos dicho al estudiar las características fundamentales de la masa que ésta es
conducida casi exclusivamente por el inconsciente. Sus actos están mucho más influidos
por la médula espinal que por el cerebro. Las acciones realizadas pueden ser perfectas en
cuanto a su ejecución, pero al no estar dirigidas por el cerebro, el individuo actúa según los
azares de la excitación. La masa, juguete de todos los estímulos exteriores, refleja las
incesantes variaciones de los mismos. Es, por tanto, esclava de los impulsos recibidos. El
individuo aislado puede hallarse sometido a las mismas excitaciones que el hombre-masa;
pero cuando su razón le muestra los inconvenientes de someterse a las mismas, no cede.
Desde el punto de vista fisiológico, puede definirse este fenómeno diciendo que el
individuo aislado posee la aptitud de dominar sus reflejos, mientras no ocurre así en la
masa.
Los diversos impulsos a los cuales obedecen las masas podrán ser, según las excitaciones,
generosos o crueles, heroicos o pusilánimes, pero siempre serán tan imperiosos que el
propio instinto de conservación se borrará ante ellos.
Las masas son extremadamente móviles por ser diversos los excitantes susceptibles de
sugestionarlas y por obedecer ellas siempre a los mismos. En un instante pasan desde la
ferocidad más sanguinaria a la generosidad o el heroísmo más absolutos. La masa se
convierte con facilidad en verdugo, pero no menos fácilmente en mártir. De su seno han
surgido los torrentes de sangre exigidos para el triunfo de toda creencia. No hay que
remontarse a las edades heroicas para ver de lo que son capaces las masas. Jamás escatiman ULTIMO REDUCTO http://www.ultimoreducto.com/
su vida en un motín, y no hace muchos años un general, convertido súbitamente en popular,
habría encontrado fácilmente cien mil hombres dispuestos a hacerse matar por su causa.
En las masas no se da, pues, nada premeditado. Pueden recorrer sucesivamente la gama de
los más contradictorios sentimientos, bajo la influencia de momentáneas excitaciones. Se
asemejan a las hojas que el huracán eleva, dispersa en todas las direcciones, para luego
dejar caer. El estudio de algunas masas revolucionarias nos proporcionará diversos
ejemplos de la variabilidad de sus sentimientos.
Esta movilidad de las masas las hace muy difíciles de gobernar, sobre todo cuando ha caído
en sus manos parte de los poderes públicos. Si las necesidades de la vida cotidiana no
constituyesen una especie de regulador invisible de los acontecimientos, las democracias no
podrían subsistir en absoluto. Pero las masas, que apetecen las cosas con frenesí, no las
desean durante mucho tiempo. Son tan incapaces de voluntad persistente, como de
pensamiento.
La masa no sólo es impulsiva y móvil. Al igual que el salvaje, no admite obstáculos entre
su deseo y la realización de éste, y ello tanto menos, puesto que el número le proporciona
un sentimiento de poder irresistible. Para el individuo integrado en una masa desaparece la
noción de imposibilidad. El hombre aislado se da cuenta de que por sí solo no puede
incendiar un palacio, saquear unos almacenes; no surge así en él la tentación de hacerlo.
Pero cuando forma parte de una masa, toma conciencia del poder que le confiere el número
y cederá inmediatamente a la primera sugerencia de muerte y pillaje. El obstáculo
inesperado será destrozado con frenesí. Si el organismo humano permitiese la perpetuidad
del furor, podría decirse que éste sería el estado normal de la masa contrariada.
En la irritabilidad de las masas, en su impulsividad y su movilidad, así como en todos los
sentimientos populares que estudiaremos, siempre intervienen las características
fundamentales de la raza. Constituyen el suelo invariable en el que germinan nuestros
sentimientos. Indudablemente, las masas son
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